Investigadores del Instituto de Investigaciones en Electrónica, Control y Procesamiento de Señales (LEICI), CONICET y de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), continúan trabajando en un aparato que mide las señales eléctricas del cuerpo y las transforma en contenidos multimedia de variado tipo.
Se trata del artefacto conocido como WIMUMO (sigla en inglés para Plataforma de Adquisición Multi Modal Inalámbrica), el cual se parece a un walkman y transmite las señales obtenidas a través de Wi-Fi para convertirlas a otros formatos. La primera versión fue desarrollada en 2018 pero en estos cinco años lograron mejorar sus funciones y extender sus aplicaciones.
El artefacto captura las señales eléctricas que se generan y propagan a través del cuerpo, y que pueden ser involuntarias, como los latidos del corazón, o voluntarias, como muchos de los movimientos de los músculos, que son producto de un impulso nervioso enviado por el cerebro ante la intención de mover, por ejemplo, un dedo. "Nuestro grupo trabaja con los circuitos de medición de esas ondas llamadas "biopotenciales", que se utilizan en ciertas pruebas médicas: electrocardiograma, electroencefalograma y electromiograma, con la idea de desarrollar métodos cada vez más precisos y menos invasivos, y que a la vez permitan convertir esas señales a otros lenguajes", relata Federico Guerrero, investigador del CONICET en el LEICI.
La docente investigadora de la Facultad de Artes de la UNLP Alejandra Ceriani contactó al grupo de científicos para sumarlos a un proyecto que combina el arte con elementos de otros campos disciplinarios. Luego de mucho trabajo, salió la primera versión del WIMUMO. Aunque era básico, el equipo inalámbrico fue adquiriendo mayor complejidad: los electrodos se fueron tornando cada vez más precisos para medir las señales sin interferencia, y de utilizar sistema bluetooth pasó a tener un transmisor inalámbrico de Wi-Fi que pudiera usarse en un espacio grande como un escenario. Luego, fue el mismo uso el que obligó a retornar nuevamente a algo más sencillo.
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Los científicos trabajan en La Plata en el desarrollo del WIMUMO.
A continuación, tuvieron que proporcionarle seguridad eléctrica de acuerdo con las normas vigentes y, a fuerza de prueba y error, llegaron a un diseño robusto consistente en una caja de plástico cerrada con una batería interna, sin elementos metálicos expuestos. En 2019, el aparato creció en popularidad en el ámbito artístico. En el 2020 obtuvieron el 1º premio en FUSIÓN, concurso de arte, ciencia y tecnología organizado por la Universidad Tecnológica Nacional de Buenos Aires (UTN.BA), entre otras instituciones. Esta experiencia fue la puerta de entrada a otro terreno hasta entonces impensado: la educación.
El equipo de LEICI sumó el dispositivo a las clases de una escuela primaria de CABA. "WIMUMO se incorporó como un nuevo insumo para programar entretenimientos que se pudieran controlar con los músculos, y resultó verdaderamente motivante, porque por ejemplo les permitía diseñar juegos en el que, al contraer un músculo, el personaje subía o bajaba, o hacer sonar una música al ritmo de los latidos del corazón", señala Guerrero.
Actualmente, el aparato funciona con una banda elástica que sostiene los electrodos sobre la piel y, luego de unos segundos tras la colocación, enciende una luz y comienza a detectar señales. Los creadores trabajan en una nueva versión completamente adaptada al ámbito educativo y la manipulación por parte de niños y niñas. "La verdad es que se generó una demanda que intentamos satisfacer; la creatividad la tienen las y los usuarios, y nosotros vamos probando adaptarlo a lo que nos piden y de acuerdo con normas regulatorias. Nuestra idea es que sea de uso sencillo, similar a un mouse o joystick, sin elementos riesgosos, casi como un juguete", añade Madou.
El grupo de investigación al completo.jpg
De cara al futuro, el aparato podría tener nuevos campos de aplicación, como por ejemplo el de la salud. "En el arte todo es prueba, exploración, y no hay errores. Si algo no funciona, se sigue otro camino. En la educación, el nivel de compromiso es mayor porque el desafío es ayudar al proceso educativo facilitando los procedimientos: si los aparatos no funcionan, los chicos y chicas se frustran y les cuesta avanzar. Y en la salud, el tema se torna ya mucho más delicado porque no hay margen para descuidos", dijo Guerrero. EL WIMUMO podría integrarse como una herramienta de la rehabilitación en dos técnicas puntuales: el biofeedback o biorretroalimentación y los denominados juegos serios.
Lo primero hace referencia a un método que permite al paciente identificar procesos o movimientos del cuerpo para saber si efectivamente se están utilizando los músculos adecuados y con el nivel de esfuerzo necesario, mientras que lo segundo consiste en actividades lúdicas diseñadas con fines terapéuticos, pero pensando en hacer los ejercicios de rehabilitación más estimulantes y no tan repetitivos y rutinarios, entre otras ventajas. "Si bien existen distintos aparatos integrados a estas modalidades, se trata de instrumentos especializados o específicos de ciertas patologías, pero ninguno es como el nuestro. La idea es que funcione como un dispositivo más genérico y colaborativo para con los profesionales de la medicina", concluye Guerrero.