Una de las escenas más duras del femicidio en Berisso fue la del hijo de la víctima, que presenció el crimen y quedó en el centro del caso.
El femicidio de Yésica Noelia Duarte conmovió a toda la ciudad de Berisso y dejó múltiples aristas por esclarecer. Una de las más sensibles es la situación del hijo de la víctima, el nene de 7 años que presenció cómo su mamá fue asesinada a sangre fría por Nicolás Ángel "Garrincha" Castro.
El crimen ocurrió en una casa ubicada en 38 entre 129 y 130, donde vivía la pareja. De acuerdo al testimonio de la hija mayor de Duarte, el chico fue testigo directo del momento en el que Castro le disparó por la espalda a su madre y luego se gatilló en la cabeza.
La víctima fue asesinada a balazos en su casa de Berisso. El acusado está internado, bajo custodia policial, y no puede declarar por las heridas que sufrió.
El crimen de Jesica Duarte en Berisso expuso un historial de violencia, venta de drogas, antecedentes penales y un nene como testigo clave del brutal femicidio.
Según pudo saber 0221.com.ar, el menor es hijo solamente de Yésica Duarte y, tras el crimen, fue puesto a resguardo por un vecino hasta que su hermana mayor lo encontró. Actualmente, se encuentra bajo cuidado de su papá biológico y de su hermana.
El pequeño también declaró ante las autoridades que sus padres discutieron durante todo el día y que en medio de esa situación violenta, Duarte le quitó el teléfono a Castro, quien respondió arañándola. Después, el hombre tomó un arma y le disparó dos veces por la espalda.
Durante la misma jornada, el nene también fue víctima de agresiones por parte de Castro. El examen médico posterior reveló que presentaba moretones en la frente y en la zona del tórax, aunque sin riesgo para su vida.
Además de la declaración de la hija de Duarte, también hablaron el hermano y las hermanas de la mujer. Todos coincidieron en señalar que la víctima sufría violencia de género y que la relación de pareja era conflictiva. Un vecino aportó una versión similar, indicando que las peleas eran frecuentes.
En el lugar del crimen, la Policía encontró dos orificios de bala en una pared, tres vainas servidas calibre 9 milímetros y un importante desorden en el interior de la vivienda. Sin embargo, no se halló el arma homicida hasta que se allanó la casa de la mamá del femicida.
Allí, a pocos metros de donde ocurrió el crimen, los investigadores secuestraron un revólver calibre .32 largo y una pistola Bersa calibre .380. Se sospecha que una de esas armas fue la utilizada por Castro para matar a Duarte, aunque resta confirmar cuál fue exactamente.
El agresor, que tenía una tobillera electrónica al igual que la víctima, continúa internado en terapia en el Hospital Larrain con una herida grave en la cabeza y pérdida de visión en uno de sus ojos. La fiscal Cecilia Corfield recaratuló el caso como "homicidio triplemente agravado por el vínculo, por el uso de arma y por mediar violencia de género".