Un importante operativo a lo largo y ancho del país comandado por la Dirección de Investigaciones de Delitos Económicos en coordinación con la Superintendencia de Investigaciones de Delitos Complejos y Crimen Organizado, con allanamientos en La Plata, concluyó este fin de semana luego de una serie de trabajos investigativos que desembocaron en numerosos aprehendidos de una banda cibercriminal, elementos secuestrados (entre esto, una suma millonaria de dinero) y una persona imputada en el marco de delitos por "estafa".
Tal como informaron fuentes oficiales a 0221.com.ar, el operativo se remonta a febrero de 2022, cuando se detectó una serie de hackeos a cuentas de WhatsApp y manipulaciones fraudulentas en la que los delincuentes se apoderaban de cuentas y realizaban maniobras engañosas. El grupo operaba desde distintas localidades y provincias de Argentina, siendo aprehendidos un total de nueve individuos y una imputada, cuyos perfiles y ubicaciones variaban considerablemente.
En el marco de esta operación, se realizaron un total de 11 allanamientos en distintas zonas. Tres de ellos se efectuaron en La Plata, otros dos en José C. Paz, uno en Almirante Brown (barrio Malvinas Argentinas), otro en Lavallol (partido de Lomas de Zamora), tres en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y uno en la provincia de Mendoza, localidad de Las Heras. Estos procedimientos, en colaboración con la División Antifraude de P.F.A. y la División Delitos Económicos de la Policía de Mendoza, llevaron al secuestro de una amplia cantidad de pruebas, entre las que destacan 30 celulares, 5 notebooks, 1 netbook, 3 tablets, 4 CPUs, 2 Chromebooks y numerosas tarjetas de débito y crédito de diversas entidades bancarias y billeteras virtuales.
La banda empleaba tácticas cibernéticas avanzadas para apropiarse de cuentas de WhatsApp y obtener acceso a información personal y bancaria de las víctimas. Utilizaban identidades falsas, se hacían pasar por empleados de empresas reconocidas como Mercado Libre o entidades bancarias, y se infiltraban en los teléfonos de las víctimas a través de aplicaciones de asistencia remota. De esta manera, lograban transferencias bancarias a billeteras virtuales y perpetraban robos de identidad para vaciar cuentas bancarias y solicitar créditos.
Los resultados de esta operación pusieron al descubierto la existencia de una "verdadera organización delictual" en la que se identificaron cuatro personas directamente beneficiadas por las transferencias fraudulentas y seis individuos que fungían como "presta cuentas". La banda utilizaba el dinero mal habido para inversiones en criptomonedas y operaba en diversas plataformas de inversión desde sus residencias.