Alejandro Taranto, productor del festival
"Le propuse a mi amigo Pappo Napolitano armar algo con Riff. Pero él me dice que no estaban tocando porque había alguna rispidez entre algunos de los integrantes, pero me propuso hacerlo con Pappo´s Blues", rememora Taranto. Por entonces, el guitarrista había relanzado su clásica propuesta de rock&roll y blues y con el disco Blues local volvían a tener repercusión gracias al hit firmado por Sebastián Borenstein Mi vieja.
El proyecto constaba de un concierto dentro del penal que se financiaría a partir del lanzamiento de un disco con el registro del mismo. La posibilidad de brindarle a las personas privadas de su libertad una tarde de rock clásico se combinaba con la edición de un trabajo inédito en la historia del rock nacional como era un disco en vivo en una cárcel.
SIN PAPPO
Las características propias tanto de un evento de esa magnitud como de la locación elegida generaban la necesidad de logística, equipamientos, acreditaciones, seguridad y permisos especiales, lo que imponía la necesidad de iniciar las gestiones con un margen de tiempo considerable. En abril comenzaron las tratativas con el Servicio Penitenciario Bonaerense.
Un primer acercamiento con las autoridades del penal le puso fecha al evento: el feriado del 17 de agosto. Un llamado telefónico con una propuesta para el mismo día cambiaría los planes. “Un tiempo antes de que se realice el recital, me llama Pappo y me plantea una disyuntiva. Había recibido la invitación de BB King para acompañarlo tocando en el Madison Square Garden en esa misma fecha. Le respondí que no podía dejar pasar una oportunidad única como esa”, cuenta Taranto.
Taranto pensó que, además del hecho artístico y social, el festival podía tener un costado solidario. En rigor, se determinó que tanto la recaudación por la venta de discos como las regalías de los artistas fueran destinadas a mejorar el equipamiento de la emisora.
“Con todo el dolor del alma corté y entonces se me ocurrió que, como todo estaba encaminado, continuar con la idea de montar un festival. Ahí convoqué a Hermética y Attaque 77, que estaban en la cresta de la ola; Pilsen, que era Pil Trafa a poco de la separación de Los Violadores; y bandas nuevas como Massacre y A.N.I.M.A.L. a quienes les había producido sus discos debuts desde Tommy Gun; Lethal y desde Inglaterra a los UK Subs”, prosigue.
El "Ruso" Verea fue el maestro de ceremonias
Las negociaciones con el Servicio Penitenciario Bonaerense no fueron sencillas. "Firmé un contrato leonino que me llenaba de muchas obligaciones y pocos derechos. Yo financié la totalidad de los gastos: el escenario, el sonido y las luces, pero también el traslado de todo eso y de los músicos y personal a 70 kilómetros de la Capital, el ingreso de 55 periodistas, el estudio móvil para grabar… También alquilé un equipo electrógeno para soportar todo eso, porque imaginate si se cortaba la luz en el penal en medio del festival y con todo ahí se podía armar un lío enorme”, explica el productor. La cuenta final fue de 35.000 pesos. En épocas de convertibilidad, estos se traducían automáticamente a dólares.
El día elegido se realizó el festival. En instancias previas, el productor conoció la experiencia de Radio Libertador General San Martín. Se trataba de una emisora AM que transmitía dentro del presidio y era manejada por los internos que hacían los programas. El alcance de la antena no era demasiado, apenas si llegaba a cubrir algunas cuadras de la localidad del partido de La Plata. Pero era una forma de que, al menos sus voces, pudieran salir allende los muros. “La elección de la fecha fue alegórica, ya que se trataba del fallecimiento del General San Martín”, cuenta Taranto.
El organizador pensó que, además del hecho artístico y social, el festival podía tener un costado solidario. Fue entonces que se determinó junto a los artistas que las regalías que les correspondían a éstos fueran destinadas a una cuenta mejorar el equipamiento de la emisora.
“Ahí es donde me parece que está la vinculación clave de toda esta historia. Más allá de todos los grupos que tocaron, más allá de la movida, de la organización, de todo lo que provocó de que una banda como UK Subs estuviese dentro de un penal en la República Argentina y todo lo que ya sabemos que pasó y que creo que en el documental debe estar contado, pero lo importante es que se iba a reabrir un medio de comunicación dentro de un penal y que podía dar la posibilidad no solo de entretenimiento, sino también de eso mismo: reivindicar la comunicación, y creo que ahí está la clave del asunto”, plantea hoy Norberto "Ruso" Verea.
Fue el nombre elegido para oficiar de maestro de ceremonias durante esa tarde. Así fue que entre cada actuación subió al escenario para presentar al número artístico que seguía. La elección no era azarosa. Por esos años, el Ruso reventaba picos de audiencia en el poco amable horario de la madrugada de semana al frente de Heavy Rock&Pop, programa que daba espacio a este tipo de bandas en la emisora creada por Daniel Grinbank.
En la jornada pasaron diversas bandas, entre ellas los ingleses U.K. Subs
“Fue una propuesta bastante interesante. Hay gente que la está pasando mal ahí adentro y, por más que se hayan mandado alguna cagada, son personas y pensamos que estaban pagando su culpa, pero estaría bueno también llevarles un poco de de música. No todos los que tocamos pensamos exactamente igual, pero todas las bandas que fuimos coincidíamos en ese punto. También pensábamos que para que salgan de ahí y que salgan mejores está bueno darles atención o algo para que así fuera”, rememora el Tucán Barauskas, guitarrista de Pilsen.
El músico cuenta que jamás había estado dentro de una prisión, por lo que lo novedoso de la experiencia no se limitó a la faceta artística, sino que trascendió a lo personal. “Todo el ingreso fue bastante estricto porque nos tomaron las huellas digitales como parte del protocolo de ingreso. Incluso cuando lo revisan a Pil le encontraron no se qué pavada, pero no pasó nada y seguimos adelante”, cuenta el Tucán.
LA GESTA DEL DISCO
Una vez dentro, los músicos fueron ubicados en el salón en el que los internos realizaban las visitas. En ese lugar fueron atendidos por los propios presos y acompañados por el personal del servicio penitenciario. “Los que bajaron al patio a ver el show eran los que gozaban de ciertos privilegios porque tenían buena conducta, así que el ambiente era tranquilo. Los guardiacárceles estaban bastante relajados”, relata.
"En un momento me desaparece una campera. Y no iba a preguntar quien la había agarrado, podía ser cualquiera. En un momento veo que uno la tiene. Estaba rodeado por otros cinco y me miraba como diciendo `si la querés vení a buscarla´. La di por perdida, pero un guardiacárcel me dijo `quedate tranquilo que después te la devuelve´. Me dio un poco de lástima porque era un objeto muy preciado por mí, no me daba para regalársela, pero le terminé dejando mi gorra para que se pudiera cubrir del frío".
Hermética tocó en aquella tarde fría y épica
La cuestión térmica también es parte del recuerdo de Verea. "Era un día de muchísimo frío y cuando llegamos vimos las ventanas todas rotas. Cuando vos crees que eso es por absoluta desatención estatal, te cuentan que las rompen los mismos presos porque prefieren vivir muertos de frío y no hacinados en el hedor y en el calor con las ventanas. Obviamente que todo esto podría ser solucionado con otro tipo de manejo estatal de la infraestructura. Esto da una idea de lo que vivimos mínimamente desde que entramos hasta que nos fuimos", rememora el conductor
Luego, el guitarrista junto a Pil Trafa fueron a la radio del penal. "Era muy pequeña, funcionaba con un par de válvulas, una cosa muy vieja. Por eso la idea era juntar fondos para la radio. Por lo que nos contaron, se escuchaba dentro del penal y a no más de 100 ó 200 metros a la redonda. Estuvimos con el que hablaba y con el operador. En total sería manejada por tres presos. Estuvimos ahí hasta que nos llegó la hora de tocar, que habrá sido al mediodía, porque todo fue muy temprano", describe Barauskas.
La música en vivo comenzó a sonar pasado el mediodía. Barauskas no tiene un recuerdo preciso del orden en el que fueron tocando las bandas, solamente que Pilsen fueron de los primeros en hacerlo. También que los sets de cada banda rondaban la media hora, ya que había que terminar y desarmar temprano, antes que oscureciera.
El cierre correspondió a Attaque 77, quienes invitaron a músicos de Pilsen y ANIMAL a compartir el cierre con Espadas y Serpientes. El tema había sido incluído en El cielo puede esperar, segundo trabajo del cuarteto punk editado en 1990, y que traccionado por el hit Hacelo por mi había sido uno de los discos más vendidos de 1991, llevando a la banda a ser una de las más populares del rock nacional.
"Al tema lo conocía pero no lo había tocado nunca. Así que Mariano Martínez me la enseñó a tocar. Unos minutos antes de subirme al escenario me indicó lo que tenía que hacer", explica Barauskas.
Ese no fue el final. Como el concierto era exclusivo para los habitantes de la cárcel y por lo tanto no se cobró entrada, Taranto ideó la manera de generar recursos para donar a la radio. Meses después, llegó a las bateas de las disquerías el CD Radio Olmos, en el que se incluían dos canciones de cada banda. Fue una única tirada y sus ejemplares hoy cotizan en Mercado Libre ente 12.000 y 25.000 pesos.
Como el concierto era exclusivo para los habitantes de la cárcel, por lo tanto no se cobró entrada, Taranto ideó la manera de generar recursos para donar a la radio. Meses después, llegó a las bateas de las disquerías el CD Radio Olmos, en el que se incluían dos canciones de cada banda. Fue una única tirada y sus ejemplares hoy cotizan en Mercado Libre ente 12.000 y 25.000 pesos
LA PELÍCULA QUE DEBIÓ ESPERAR
A la vez también hubo un registro audiovisual a cargo de Gustavo Mosquera R., realizador que en 1988 había estrenado su ópera prima Lo que vendrá con actuaciones de Charly García y una joven Rosario Bléfari. Taranto cuenta que lo convocó con la idea de realizar un registro en video del evento. “Pero él me dice que conseguía cámaras para filmar en 35mm y propone hacer una película para el cine. Me pidió comprar las latas de película, que costaron 2.500 dólares. Así que casi el 10% del costo total del festival estuvo direccionado a que se hiciera la película”, cuenta el productor. Lo recaudado por la venta de entradas a las salas de cine también engrosaría lo destinado al fortalecimiento de la radio.
Los privados de la libertad fueron el público privilegiado en Olmos
Hubo que esperar 18 años para ver esas imágenes. Fue en el marco de los festivales de Mar del Plata y Escenario. No se trató de la película que debió estrenarse entonces, ya que se finalizó con entrevistas a los protagonistas realizadas en la actualidad, rememorando la gesta.
La relación entre Taranto y Mosquera no terminó bien. “Después del festival me había quedado sin plata para poder terminarla. Yo le pedí una copia de las filmaciones para tener en VHS pero nunca me las dió. Pasó el tiempo y en 2002 aparece Mosquera diciendo que habían aparecido las latas y me propone terminar la película. Por una instancia del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires sale un subsidio a nombre de Mosquera, no mío. A mí me parecía poco ético recibir un subsidio yo. Pero a Mosquera no le importó”, señala Taranto.
“No llegamos a un acuerdo porque yo no le quería entregar los derechos de la banda de sonido que son míos, él no los tenía. Entonces él me mandó unas cartas documento apretándome. Yo ya había dado por perdida Radio Olmos”, agrega.
LA RADIO QUE YA NO EXISTE
La jornada fue un hito en todos los que participaron de ella. Daniel, una persona que por entonces cumplía una pena por robo pero que por falta de espacio fue alojado en un pabellón de alta peligrosidad, recuerda las vivencias desde el pabellón.
“Cuando pasa el tiempo se me pone la piel de gallina, porque fue algo inesperado, mucha alegría dentro de todas las tristezas que hay en un penal siempre, así hubiera venido un grupo de folklore hubiera sido muy bienvenido. Pero en ese tiempo yo era bastante joven y me gustaba mucho el rock, conocer otras bandas, se te pone la piel de gallina, era un fiesta”, recuerda Daniel.
El escenario se montó dentro del penal de Olmos
Hay un punto en el que los recuerdos se bifurcan. Mientras Daniel afirma que los internos habilitados a participar en el patio eran los de mejor conducta, particularmente los que se alojaban con los "hermanitos", tal como llaman a los evangelistas, Taranto afirma que “los `hermanitos´no fueron precisamente los que asistieron porque tenían horarios para sus rezos. De ese pabellón, que estaba apartado de la Unidad Nº1, no asistieron `hermanitos´. Sí bajaron los de buena conducta. Y en los últimos pisos de la Unidad 1 estaban alojados aquellos que estaban enfermos de SIDA. De hecho en la película, que ahora se puede ver gratuitamente y el disco se escucha que el Ruso Verea pide un aplauso y una solidaridad para los muchachos del tercer piso que están enfermos de SIDA”.
Barauskas también manifiesta un recuerdo vívido de esa tarde. "Me parece que hubiera sido la semana pasada. Yo que por ahí nunca me acuerdo, porque toqué en 200 millones de lugares y a la semana ya ni me acuerdo, pero ese show en especial me lo guardo todo completo. Viendo las imágenes cuando se estrenó el documental, recordaba a todos los que estaban involucrados: Mosquera filmando, Taranto que craneó todo y la gente que tocó. Fue buenísimo poder tenemos a todos juntos en un show. Fue la primera vez que tantas bandas importantes tocaban juntas. Y no había un tipo que haya tomado una copa de alcohol. Porque no se podía tomar alcohol dentro del penal ni nadie podía entrar ni un porro ni nada que se te ocurra, entonces estaban todos repilas. En otra oportunidad no hubiese sido de esa forma".
Taranto cuenta que al volver al penal a hacer una filmación para el documental en 2021, preguntó por la radio. “Me contaron que con las crisis económicas que hubo tuvieron que reducir todos los costos, hasta la electricidad. Entonces, lamentablemente esa estación de radio que se ve en la película desapareció como desaparecen tantas buenas cosas que tuvimos en este país”, lamenta.