jueves 21 de marzo de 2024

Martín López Armengol: "Cuando vos tenés grieta y quiebres, se hace muy difícil crecer"

El titular de la UNLP habló mano a mano y en exclusiva con 0221.com.ar e hizo un balance de sus primeros meses de gestión.

El imponente retrato de Joaquín V. González, el fundador de la UNLP, se destaca por encima de los tonos oscuros y las paredes revestidas del despacho de Presidencia del edificio de Rectorado, ubicado en 7 entre 47 y 48. A un costado del escritorio que está debajo del cuadro, hay unos sillones que rodean a una mesa de fina madera. Antes de sentarse en uno de ellos, el actual presidente de la Universidad, Martín López Armengol, señala el Presupuesto 2023 que el Consejo Superior de la casa de altos estudios aprobó el pasado 6 de diciembre por amplia mayoría.Esto nos permite mantener y sostener las políticas que venimos desarrollando en los últimos años”, asegura.

Con un largo recorrido dentro de la gestión universitaria (fue decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Vicepresidente Académico de la UNLP), Armengol está al frente de una Universidad que alberga a más de 200.000 estudiantes, 14.000 docentes y una gran cantidad de trabajadores nodocentes que este año volvió a funcionar en su plenitud tras las restricciones que impuso la pandemia del coronavirus. “Llegar a la presidencia me significó un período de adaptación que todavía estoy recorriendo porque son posiciones de muchísima responsabilidad y trascendencia. Estoy en esa etapa de mucho recorrido por centros, Laboratorios, facultades y colegios”, dice y recuerda que este año quedará en la memoria de la comunidad educativa porque “fue el retorno a la presencialidad después de dos años de virtualidad, teníamos mucha expectativa y un nivel de incertidumbre por saber cómo iba a ser ese retorno a las facultades”.

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En ese marco, Armengol para conocer la flamante redacción de 0221.com.ar y dialogar sobre la actualidad de la UNLP.

¿Qué análisis de tus primeros meses al frente de la UNLP?

—La primera parte del año fue para llevar adelante una tradición previa a la Asamblea Universitaria (el órgano que lo eligió como Presidente de la Universidad) que es: actividades y recorridos por facultades, colegios y charlas con los gremios. Básicamente para dialogar con los asambleístas. Fueron jornadas intensas y agotadoras pero muy necesarias para conocer cuáles son las principales preocupaciones y expectativas de cara al futuro. Estuvimos muy ocupados con eso y lógicamente no descuidamos lo que correspondía a las actividades de la vicepresidencia académica. Parece lejos pero tenemos que recordar que fue el 2022 fue muy particular porque era el retorno a la presencialidad después de dos años de una virtualidad casi total de nuestra Universidad.

A partir de la asunción, bueno, siempre hay un tiempo de adaptación. Llegar a la presidencia me significó un período de adaptación que todavía estoy recorriendo porque son posiciones de muchísima responsabilidad y trascendencia. Estoy en esa etapa de mucho recorrido por centros, laboratorios, facultades y colegios.

Estos seis meses los puedo dividir en dos grandes caminos. En un lado seguir trabajando para resolver los distintos aspectos relacionados a la gestión, esto es, las tomas de decisiones de las políticas de nuestra Universidad. Por otro lado, también, un conocimiento y un recorrido por todas las dependencias de la UNLP que son muchísimas y eso realmente es un esfuerzo importante. Pero está muy justificado porque así entendemos la gestión nosotros y forma parte de nuestro trabajo. Es una gestión donde nos gusta tener presencia territorial, recorrer los proyectos de extensión, aquellos institutos y centros que hacen transferencia.

¿Qué balance hacés en cuanto a la parte académica y los proyectos de ciencia y técnica en este año tan particular por la vuelta a la presencialidad y un contexto económico complicado?

—Hay que hacer mención que en país está atravesando una situación económica muy difícil, eso lógicamente repercute en la UNLP. Más allá de eso, aprobamos el Presupuesto 2023 en el Consejo Superior para distribuir los fondos que nos otorgó el Congreso Nacional. Es un presupuesto satisfactorio que nos permite, al menos, mantener y sostener las políticas que venimos desarrollando en los últimos años.

En lo que refiere a la parte académica, la expectativa que teníamos era cómo íbamos a empezar este año después de la pandemia. Las facultades empezaron con experiencias híbridas, algunas siguieron así y algunas otras pasaron, cuando habilitaron todos el 100% de aforo, hacía la presencialidad habitual y tradicional. Y con un mayor complemento de la tecnología del que había antes. Como síntesis, ocurrió lo que pensábamos: volvimos a la presencialidad y con una mayor participación de la tecnología.

En lo que refiere a investigación y centros, hay que destacar el rol que tuvieron durante la cuarentena que respondieron muy bien. Se demostró que la investigación, cuando hay objetivos claros y decisión política, se concentra en dar respuestas a un problema como lo fue la pandemia. Acá no solo hablo de la Universidad de La Plata sino de todo el sistema universitario.

En extensión, después de dos años con una presencia territorial, estuvo básicamente al voluntariado y del trabajo para las campañas que se hicieron durante la pandemia. En un primer momento, fue las tareas que se hicieron en los barrios para detectar síntomas compatibles con el COVID-19, a través del Programa Detectar. Después en el Vacunate hubo una presencia muy importante de voluntarios de la Universidad que estuvieron presentes. Este año también fue para rearmar los proyectos tradicionales y volviendo a ocupar los espacios que ocupa la extensión en el territorio.

¿Cuál fue el rol de la Universidad para ir a buscar a esos chicos y chicas que dejaron sus estudios por la situación social y económica?

—Tuvimos un año con mucha inscripción, todavía no estamos en condiciones de hacer números pero hemos detectado que hubo muchos chicos y chicas que no pudieron continuar con los estudios de primer año. Quizás hubo una expectativa que iban a tener una mayor actividad virtual y la vuelta a la presencialidad  hizo que muchos que pensaban seguir así no pudieron acompañar este ritmo. Falta terminar el año pero sacaremos conclusiones a inicios del próximo año. Vimos niveles de deserción más altos que los normales en el primer cuatrimestre pero es atribuible a las expectativas de muchos aspirantes que pensaban llevar adelante los cursos a través de la virtualidad. Pero, tal como lo dijimos el año pasado, la presencialidad es la norma en esta casa de estudios.

El Presupuesto fue aprobado por amplia mayoría, ¿cómo hizo la Universidad para que la grieta que divide al país no influya en el modelo de gestión de la UNLP?

—Creo que nuestra Universidad es un modelo de funcionamiento en general en donde prevalece el interés general sobre algunas ideas que puede haber aisladas, sectoriales y disonantes. A mí me parece que hay una gran fortaleza en esta idea del modelo de Universidad que queremos a partir de un modelo de sociedad al que aspiramos, a través de la colaboración de nuestra UNLP. Ese es el punto que aglutina y cohesiona. Después, lógicamente, hay distintas miradas y matices de la realidad política, económica y social. En este tipo de decisiones que son trascendentes como es apoyar una distribución presupuestaria que te da previsibilidad y te permite funcionar normalmente, ahí es donde se ve una Universidad que funciona muy bien. Esto pasa con todas las decisiones estratégicas, cuando hay que discutir temas para nuestra UNLP, hay mucho trabajo en buscar consenso políticas académicas, de extensión, de investigación, bienestar estudiantil y transferencia. No surgen de un grupo aislado, sino que surgen de un colectivo que cuando vos lo ponés en definitiva a aprobación, son decisiones que ya tienen un fuerte consenso porque en su estructura ya lo tienen. El Presupuesto es este ejemplo.

Por supuesto que todos tienen derecho a expresarse en el Consejo Superior, de esto se trata, así funciona y escuchás las distintas voces. Pero siempre hay un respeto por estos proyectos. Aún con opiniones que pueden estar marcando algunas diferencias o matices pero hay una idea de un colectivo de Universidad que está muy fuerte y de una gestión de Presidencia, distribuida en todas las secretarías, prosecretarías, facultades, colegios y dependencias que tienen claro que por sobre todas las cosas está la finalidad institucional de Universidad pública, como derecho humano y un bien social. Y una responsabilidad del Estado y eso nos une. Nos permite tener continuidad en las gestiones, como fue, la mía con relación a la del Arquitecto Fernando Tauber y nos permite horizontes de crecimiento que trascienden el año y los cuatro años duran las gestiones. Para mi es apasionante ver cómo, cuando hay continuidad en las políticas estratégicas y generales, las organizaciones crecen y pueden desarrollarse. Cuando vos tenés grieta y quiebres, se hace muy difícil crecer.

Con esto no digo que hay pensamiento único y que la alternancia no es buena. Lo que no es bueno es plantear niveles de discusión que no permiten continuidad, al menos de proyectos estratégicos. Ni para la Universidad, institución o el país. Tiene que haber consensos en proyectos estratégicos de país que marquen la cohesión y rumbo. La Universidad tiene eso en cuatro o cinco puntos clave. Y después sí trabajar. Así es el juego de la política y la democracia en cualquier institución.

¿Qué importancia tiene el Programa de Rendimiento Académico y Egreso (PRAE) durante la pandemia y en la actualidad?

—Lo iniciamos en 2018 y es un tema en el cual estaba implicado directamente y le pusimos muchísimo presupuesto sin saber que iba a venir una pandemia. La verdad que nos agarró muy bien parados gracias a este programa. Hoy es una de las iniciativas en las cuales estamos destinando mucho presupuesto o un porcentaje muy alto, además, está complementado para el año que viene. La idea es que tenga un apoyo en la educación virtual, a través de nuestra Dirección General de Educación a Distancia. Hay una mayor participación de la virtualidad a partir de la pandemia en todos los niveles.

En el Presupuesto también se refleja que hay una línea que es ciencia y tecnología y una línea que es Bienestar Universitario que es la que más presupuesto concentra. Esto es una política histórica de la UNLP, en donde hay coincidencias en que el crecimiento tiene que estar a partir del apoyo a la ciencia y la tecnología. Por supuesto que esto se tiene que replicar en el resto de las áreas para que tengan las finalidades básicas.

Con el PRAE nos ocupamos de todas las acciones para mejorar la performance académica de los chicos y las chicas. En tanto, con las políticas de Bienestar Universitario nos ocupamos del contexto o el ambiente de cual provienen los estudiantes, ahí surgen las becas, el Comedor Universitario, el Albergue y todo el apoyo que se hace para que no haya un solo motivo por el cual los estudiantes no se vean con igualdad de oportunidades o políticas de inclusión que sean activas. También es parte nuestra política analizar los aspectos vinculados al Bienestar Universitario. No es que solo nos preocupamos por lo académico y no nos preocupamos por el qué pasa con los chicos afuera de la Universidad.

Pensando en 2023, ¿cuáles son las obras que la UNLP trabajará fuertemente en 2023?

—Prefiero destacar la decisión de una Universidad que se compromete con proyectos productivos en temas estratégicos como la Planta de Alimentos Deshidratados y la Fábrica Nacional de Baterías de Litio. Hay un problema alimentario muy importante en Argentina y en la región en particular y estamos poniendo a punto la fábrica de alimentos. También hay un problema habitacional y seguimos trabajando con varios municipios con la fábrica de Viviendas Sociales.

En temas estratégicos como el energético, articulado con el ambiental, tomamos una decisión hace unos años de hacer una alianza con Y-TEC y el Conicet para trabajar en la fabricación de celdas para baterías de litio. La obra civil está casi terminada, está llegando el equipamiento y la verdad es un despliegue impresionante que se hace. La expectativa es que a partir de marzo/ abril empezar a poner el funcionamiento la planta y la fabricación.

Hay una inversión puesta no solo en equipamiento y en infraestructura sino también en conocimiento que una vez que llega con la planta terminada, se transfiere a otras experiencias. Ya firmamos convenios con el Gobierno de Santiago del Estero para replicar este modelo. Seguramente en muchas de las provincias del noroeste argentino, donde se encuentran los yacimientos de litio, nuestra experiencia pueda ser replicada. Todo esto va acompañado de experiencias académicas. Tenemos una especialización en Tecnología de Litio en la Facultad de Ciencias Naturales en conjunto con la Universidad de Jujuy. Hay toda una mirada complementaria.

La Escuela de Oficios también participa en la formación de profesionales para que operen la fábrica. Pasa esto, tenés el edificio, la maquinaria, el conocimiento y te falta personal capacitado calificado para una tecnología nueva. Y ahí está la Escuela de Oficios para formal personal.

Esto se gestó desde la Secretaría de Vinculación y Transferencias convocando a distintos investigadores de distintas unidades ejecutoras de distintas facultades de la Universidad que trabajaban temas de litio. Se pusieron de acuerdo en una publicación y el tema fue tomando volumen hasta llegar a tener esta fábrica que estamos muy ansiosos.

A nivel regional también hay que destacar la extensión del recorrido del Tren Universitario

—El vicepresidente Académico hizo una recorrida hasta el Hospital San Juan de Dios que es el tramo que está licitado. Vivo a una cuadra así que veo el avance de las obras. El nombre Tren Universitario parte de un proyecto impulsado por la Universidad y financiado por el Gobierno nacional.  Pero es un transporte para la ciudad. Tenés que pensar que mucha gente vienen de una de las ciudades del Conurbano puede atenderse tanto en el San Martín como en el San Juan de Dios se bajan en la estación de 1 y 44 y pueden estar en estos centros de salud subiéndose al Tren Universitario.

Creo que todo esto responde a una Universidad que genera conocimiento y lo pone a disposición de los hacedores de política. Esto no significa una actitud pasiva sino que estamos presentes, vamos a reuniones y seguimos presentado proyectos.

La inseguridad en las inmediaciones de los predios de la UNLP fue un tema que sufrió la comunidad educativa y, en especial, sus estudiantes.

—Es un tema general que nos toca como ciudadanos y que estamos sufriendo en determinadas zonas, que son zonas muy calientes en materia de inseguridad, como lo es el Bosque. Tenemos mesas de diálogo con el Municipio y la Provincia. También participa la gente de Ferrocarriles porque una de las zonas es un terreno de ellos. El vicepresidente Tauber tuvo varios encuentros con el ministerio de Seguridad de la Provincia como para reforzar esas zonas, que son de mucha inseguridad y lo sufren los alumnos, docentes y toda la comunidad. Es una preocupación y nos ocupamos de colaborar en todo lo que refiere a que la ciudad sea más segura y, en particular, los espacios y las adyacencias de la ciudad.

Tauber en su momento criticó duramente al intendente de La Plata, Julio Garro, ¿cuál es la relación entre la UNLP y en el Municipio actualmente?

—Tenemos una muy buena relación con todos aquellos organismos que tienen en su política trabajar en forma conjunta con la Universidad. Tenemos proyectos conjuntos y hace unos meses tuve una reunión con el intendente Julio Garro sobre proyectos concretos. Siempre tenga la oportunidad de encontrarme con él en eventos importantes como el aniversario de la ciudad o la gala de la Fundación del Hospital de Niños. Hay buena relación con el Municipio y el gobernador.

¿Y Nación?

—Con Nación tenemos una relación a nivel macro. Me encargué de destacar el compromiso del Ministerio de Educación, Jaime Perczyk, y el secretario de políticas Universitarias, Oscar Alpa. de siempre estar atento en el tema presupuesto y las distintas necesidades de las universidades nacionales. Esto es algo para destacar, uno sabe cómo son las decisiones a nivel macro y el presupuesto educativo termina siendo muy importante si le sumás programas de infraestructura universitaria y programas de otros ministerios que están orientados a las universidades. En la situación económica y social que está Argentina, destinar todo ese dinero, uno entiende que hay un compromiso muy fuerte.

¿Están siguiendo de cerca la suba de casos de COVID-19? ¿Les preocupa?

—Estamos atentos a lo que pueda ocurrir, estamos terminando el año con este alerta o llamado de atención. Estuve hablando las autoridades del ministerio de Salud bonaerense y siempre la recomendación es vacunarse, después veremos cómo termina el crecimiento de casos después de las vacaciones para tomar medidas de cuidado y prevención a partir de 2023. Estamos notando que empiecen a recuperarse algunas prácticas como el uso de barbijo, tener los ambientes ventilados... pero esperamos a ver cómo se configura esto. No estamos esperando una decisión como la de marzo de 2020 (cuarentena obligatoria) pero estamos tomando medidas de prevención ante un fenómeno que nos dice que tenemos que cuidarnos. No tenemos que relajarnos.

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