sábado 11 de enero de 2025

Crimen del abogado en La Plata: "Los testigos confirmaron la mala relación con la acusada"

La familia de Miguel Ángel Gómez habló por primera vez y apuntó contra los acusados por el hecho ocurrido en noviembre de 2015

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“Todos los testigos confirmaron la mala relación con la acusada”. Con claridad y contundencia los hijos del abogado Miguel Ángel Gómez, asesinado el 15 de noviembre de 2015 en su casa de City Bell, hablaron con 0221.com.ar y apuntaron a la pareja acusada que es juzgada mediante el sistema de juicio por jurados. Por este caso son juzgados  Marina Paola Irala (asistida en la defensa por la abogada Solange Barnetche Alonso), y su amante, Cristian David Olguín, defendido por el letrado Martín Herrero Carré.

Manuela Gómez Cano, una de las hijas de la víctima, dijo a este medio que “después del crimen de mi papá ella nos daba (a los hijos) versiones distintas sobre el hecho, había muchas contradicciones, todo eso se lo informamos a la justicia y así empezamos a sospechar de ella. Ahora en el juicio todos los testigos confirmaron la mala relación que ella tenía con mi papá”, aseveró.

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Se sospecha que Gómez tenía previsto abandonar a su última pareja, la acusada, una mujer más joven. La mujer tuvo una hija y dijo que su padre era la víctima. La acusada conoció al abogado durante una entrevista profesional. Lo fue a ver para que defienda a su pareja, el acusado Olguín. El profesional no tomó el caso pero comenzó a salir con Irala quien al poco tiempo se mudó a la casa del abogado en City Bell.

Irala y Olguín fueron pareja. Cuando allanaron su vivienda en una causa por drogas la propiedad quedó en manos de la mujer tras la detención del sospechoso. Tras el crimen “allanaron la casa de mi papá y encontraron pertenencias del acusado (Olguín) guardadas en una caja, había guantes de box y una capa umbanda”, recordó Manuela.

El 15 de noviembre del 2015, “ella le mandó un mensaje a un teléfono (perteneciente a Olguín), que lo tenía agendado como Alex o Juan la noche de los hechos, arreglando ‘dormir al perro’, preparar una manta (el cuerpo estaba envuelto en un acolchado) y dejar el portón abierto”, recordó la hija.

“Pero, hasta ahora, ese número era Juan; así le dice en el WhatsApp. (En el juicio) quedó claro que el que usaba ese número es Cristian o Cris, quedó claro que ella (Irala) se comunicaba con su expareja”, consideró Manuela Gómez.

“Mi papá tenía pensado separarse de ella, le estaba construyendo un departamento en el fondo de la casa de los padres de ella, él quería terminar la relación pero se iba a hacer cargo de la hija que ya tenía un año de edad aproximadamente”, recordó su hija durante el contacto con 0221.

Esta circunstancia fue corroborada con otra testigo que declaró durante el debate. La mujer aseveró que la acusada “se sentía dueña de la casa, el doctor no tenía intimidad, ni siquiera laboral, para ver a sus hijas lo hacía en una cafetería”.

La testigo describió a la víctima como “un hombre bueno, respetuoso, amable, siempre estaba contento pero últimamente estaba apagado, el doctor no era maltratador, nunca se sintió amenazado, no tenía enemigos, era un apasionado de su trabajo”.

La mujer refirió que en una oportunidad la víctima le dijo: “Yo tengo que sacar a esa mujer (Irala) de la casa porque es mala, dañina y peligrosa, ya le hice bastante daño a mis hijos trayendo a ella, una vez ella llamó al 911 diciendo que él la había maltratado”. También resaltó que la acusada le reclamaba una casa para ella y su hija: “A mí no me vas a dejar en la calle me vas a tener que dar una casa”, era la exigencia de la acusada, siempre según el relato de la testigo.

Gómez estaba divorciado. Tuvo tres hijas (Manuela, Victoria Gómez Cano, María Eugenia Gómez) y un hijo (Maximiliano Gómez). Los cuatro presenciaron todas las audiencias y están convencidos que los acusados son los asesinos de su padre.

Los acusados estuvieron en pareja. Tras la detención de la acusada y de análisis de su teléfono celular dieron con el coprocesado. Había mensajes de texto que los comprometían. “En el teléfono celular de la acusada había comunicaciones de ella con una persona que eran por demás llamativas dando a entender que estaban planificando el crimen de Gómez”, señaló el exjefe de la DDI La Plata, Pedro Beltrame, durante su declaración en el juicio oral.

Al investigador le llamó la atención la “indiferencia” que la mujer acusada mostraba al inicio de la pesquisa y refirió que la relación de Gómez a Irala “no tenía futuro, ya venía desgastada”. Sobre la hipótesis del caso explicó que es un “homicidio vinculado al entorno” de la víctima que fue torturada hasta su muerte. “La violencia de este hecho es muy particular apunta al sufrimiento de la víctima” sentenció el exjefe de Gabinete de Homicidio de la policía platense.

La autopsia determinó que Gómez tenía siete cortes en el cuello, en la cara, el tórax y el cráneo y había sido quemado con agua hirviendo en las manos y en los pies. Se descartó el robo como móvil porque tenía su celular y otros elementos de valor y porque era claro que había sido torturado antes de morir.

El debate es controlado por el juez Claudio Bernard, del Tribunal Oral Criminal II de La Plata; la acusación está en manos de la fiscal de juicio Helena de la Cruz y la familia de la víctima cuenta con el patrocinio del abogado Julio Beley.

LA INVESTIGACIÓN

Según dio por acreditado la fiscal Virginia Bravo "pasadas las 22.40 del da 15 de noviembre de 2015, al menos dos personas habrían ingresado al domicilio de 464 Nº 981 de City Bell concertadamente con su moradora, atacando a Miguel Ángel Gómez, a quien golpean salvajemente con golpes de puño" y "utilizando elementos cortantes, le provocaron heridas predominantemente en cabeza, cuello y tronco, que lo conducen a estado de indefensión". Además, "con un elemento candente, le infieren quemaduras de diferente consideración en hemitórax, hipocondrio, brazos y pie derecho" para luego colocarle "cinta adhesiva alrededor de la cabeza a la altura de los ojos y una bolsa que sujetaran con una corbata anudada al cuello, siendo que ya agonizante y envuelto en un acolchado de la vivienda, lo ascienden a su rodado Volkswagen Gol Trend, patente MYP-186, conduciéndolo hasta un descampado en 143 y 511".

La fiscal consignó también que "el rodado con el cadáver a bordo fue encontrado en las primeras horas de la mañana del 16 de noviembre de 2015 en el lugar". El auto presentaba "signos de haberse intentado infructuosamente prenderlo fuego”. Según la autopsia y sus pericias complementarias "la muerte se habría producido por traumatismo grave de cráneo y asfixia por aspiración de sangre".

Por este caso, a Irala le imputaron el delito de "homicidio agravado por el vínculo y por su comisión con ensañamiento, alevosía y con el concurso premeditado de dos personas en los términos del artículo 80 inciso primero, segundo y sexto del Código Penal", mientras que a Olguín, quien tendría antecedentes por venta de estupefacientes, "homicidio agravado por su comisión con ensañamiento, alevosía y con el concurso premeditado de dos personas en los términos del artículo 80 inciso segundo y sexto del Código Penal". Ambos tienen de expectativa la pena de prisión perpetua.

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