¿Habrá logrado llegar bien a su casa el joven periodista que cubría a Boca? El que luego de renegar más de media hora para salir un par de veces en la radio convenció a su compañero de dejar dos codiciados lugares en la platea techada porque tenía miedo.
¿Cuándo se habrá ido el empleado del club que entregaba la contraseña a quiénes dejaban la platea? Ese que tuvo la ilusión de que el partido por la 23a fecha del campeonato fuera a reanudarse a los pocos minutos. El mismo que siguió trabajando en medio de la cacería de la Policía Bonaerense hacia los hinchas de Gimnasia en el Bosque platense.

¿Con qué soñará ese grupo de pibas que se metió al baño de los varones, repleto e inundado en gritos y lágrimas de padres que suplican prioridad para sus hijos e hijas?
¿Estará bien el flaco alto con una réplica de los ‘90’ que en 60 y 118 pedía por favor que fuéramos hacia 122 porque para el lado del viejo Chaparral, ya después de las 10 de la noche, seguía la alevosa y descontrolada represión?
¿Se animará a volver a la cancha ese chico que no le dio bola al flaco alto con una réplica de los ´90 y mientras caminaba por 60 hacia 1 le repetía a su familia que tenía miedo de tener miedo la próxima vez?
¿Tendrá que rendir cuentas ese policía altísimo que amenazaba con seguir disparando, apostado detrás de la Platea H, cuando la gente solo intentaba volver a su casa?
¿Se hará cargo Sergio Berni de la muerte del Lolo Regueiro, un hincha del Lobo que fue con su familia a una fiesta popular y murió por la represión policial?