Ahora plantea que el FIT Unidad aspira a volver a ser una tercera fuerza, más que por el resultado electoral por su presencia en todos los ámbitos políticos, desde los sindicatos y lugares de trabajo, hasta el ámbito estudiantil y los barrios. Cuestiona a oficialismo y oposición y plantea como ejes de trabajo a la situación del empleo, las políticas de géneros y los salarios de los funcionarios que -dice- debieran cobrar como un trabajador más.
—¿Qué particularidades ves en la actual escenario electoral?
—Respecto a la última elección, el cambio que más se percibe en la calle, conversando con la gente, es que prima una sensación de malestar, de bronca, de decepción palpable, que la gente no oculta. En 2019 había una gran expectativa de sacarse de encima al gobierno macrista, a (María Eugenia) Vidal, y mucha expectativa en el gobierno de (Alberto) Fernández que decía que venía a terminar con eso. Sin embargo a un año y medio largo lo que sucedió es todo lo contrario. Se privilegió seguir pagando la deuda odiosa que dejó (Mauricio) Macri.
—¿Bronca con que temas palpan?
—Una situación económica muy acuciante. La pandemia vino a profundizar una situación de bajos salarios, de precarización de todos los ámbitos de la vida que había dejado el gobierno anterior. Y las medidas adoptadas por Fernández y Kicillof reforzaron eso, con salarios a la baja, una inflación que no se detiene y golpea al bolsillo. Eso genera bronca porque no hay expectativas en la elección como una herramienta de cambio. Los números de pobreza y precarización son historias de vida concreta, donde mucha gente perdió el empleo. Y como contrapartida tenés las fotos de los privilegios de Olivos y Carrió.
—¿Eso puede repercutir en un comportamiento del electorado dando la espalda a las elecciones?
—Es llamativo que en todas las encuestas hay un porcentaje de indecisos o incluso de gente que expresa que va a ir a votar en blanco. Si uno mira las elecciones anticipadas en otras provincia la participación ha sido más baja que en PASO anteriores. No sé si eso va a ser en este caso porque la provincia de Buenos Aires tiene un movimiento de la política muy importante que termina empujando a la participación. Quizá vuelva a primar ese mal menor que es votar por la negativa, en contra de algunos de los sectores.
—¿La izquierda tiene chances de captar ese descontento?
—Tenemos una pelea abierta por emerger como una tercera fuerza, tal vez no en términos de resultado electoral concreto, pero sí en el Congreso, en la calle, en la vida política del país. Las otras alternativas son más o menos colectoras de los grandes espacios políticos. La fuerza de (Florencio) Randazzo y su planteo de reforma laboral y flexibilización, de mano dura y palos, seguramente va a votar con Cambiemos y por quienes abreven por la reforma laboral. Es el plan de Macri que dijo que no pudo concluir. Las ultraderechas mal llamados libertarios, tienen un modelo de país que es radicalizar ese proyecto de Cambiemos.
—¿Con qué ejes o ideas se planta la izquierda para buscar ser alternativa?
—Peleamos por el conjunto de las demandas de las mayoría populares, somos los que acompañamos la pelea de las mujeres y el movimiento feminista, los que acompañamos a la juventud que ha tomado la demanda del medio ambiente como una gran bandera de lucha. Nos parece que la alternativa de quienes están desencantados y con bronca, tiene que ser por izquierda. No pueden ser falsas alternativas que se despeinan un poco, pegan dos gritos y quieren hablar de libertad cuando en realidad defienden los intereses más ortodoxos.
—¿Y respecto del empleo?
—Una propuesta central es la reducción de la jornada laboral para atender no solo la desocupación sino la calidad de empleo que se consigue, que es precario, que es sin derechos. Tenemos un juventud que hace años que labura y no conoce qué es un recibo de sueldo o el aguinaldo. Y eso en La Plata golpea particularmente. Entonces el tema de la rebaja de la jornada laboral sin pérdida salarial, que es un debate que se está dando en el mundo, es importante para discutir cómo afrontamos ese problema. Sería bajar la jornada a seis horas, cinco días por semana, lo que permitiría en muchas fábricas crear un cuarto turno. Tiene dos dimensiones, por un lado que la clase trabajadora tenga una calidad de vida que no sea sólo dejar la vida en el trabajo, con 10 o 12 horas por jornada. Pero también tiene otra arista que es repartir las horas de trabajo entre todas las manos disponibles. Es una idea para tomarla con el movimiento obrero y pelearla como se pelearon las ocho horas hace cien años.
—Se necesitarán alianzas fuertes por la resistencia que presentarían las patronales
—Ante un tibio planteo de (Sergio) Palazzo y (Hugo) Yasky, que están poniendo este debate sobre la mesa con proyectos más limitados pero abriendo el debate, la UIA (Unión Industrial Argentina) ya salió a decir que es imposible porque quiebran todas las empresas y no se podría sostener. Como siempre poniendo por delante la situación de las Pymes que no es la realidad de quienes manejan el país y la gran economía. Es un proyecto para pensarlo en términos globales. Y después la CGT como siempre, en sintonía con la UIA, dijo que es impracticable. Pero los que queremos avanzar decimos que lo mismo decías hace más de cien año cuando hubo un enorme movimiento por las ocho horas.
—¿Y cuál es la evaluación de la situación política en La Plata?
—Tenemos la particularidad de que seguimos la gestión de Cambiemos con una mirada privatista de la ciudad. Garro pretende consolidar un modelo de ciudad para unos pocos porque se lo ve inaugurando hoteles de lujo, muy cómodo en esos eventos, mientras La Plata encabeza el triste ránking de ser la ciudad con más villas y asentamientos de la provincia. No es nuevo ni privativo de su gestión, pero los incrementó en un 20 por ciento, del mismo modo que creció la pobreza un 10 por ciento. Son gobiernos que se pelean por si se gestiona con un 25 o un 50% de pobreza, pero parten de la base de que pobreza en niveles altísimos va a haber. Entonces nos parece que Garro ha venido a profundizar la peores políticas de los gobiernos anteriores del peronismo y que ha generado una desigualdad aún mayor.
—¿En qué aspectos?
—Es una ciudad donde la mayoría vive sin derecho a los servicios básicos, sin cloacas, con conexiones eléctricas deficientes, sin asfalto, sin transporte público, sin derecho a la salud porque no hay unidades sanitarias. Y unos pocos privilegiados son a los que apuntan las políticas del intendente.
—¿Y cuál ha sido el rol de la principal oposición que es el Frente de Todos?
—En términos discursivo se diferencia significativamente del intendente pero a la hora de votar lo han acompañado. Por ejemplo en la cesión de los terrenos del Barrio El Rincón al Arzobispado platense. Era el último terreno fiscal cuando el barrio reclamaba que allí se construya una unidad sanitaria y un jardín. Entonces son políticas de gobierno en las que coinciden sobre qué intereses y a qué sectores hay que privilegiar.
—¿En ese escenario cómo te imaginas actuando si es que llegás al Concejo para que tus planteos nos sean solo testimonial?
—Creo que es importante que haya una voz dentro del Concejo aunque sea sólo para dar testimonio. Es lo que venimos haciendo en el Congreso, en la Legislatura bonaerense y en muchas legislaturas donde nos toca ocupar una banca. Hemos trabajado enormemente presentando infinidad de proyectos que lamentablemente no son los que se privilegian para tratar, aunque también somos parte de acompañar otros que nos parecen buenos. Pero nuestro rol fundamental es poder introducir una mirada que nosotros creemos que está ausente. La mirada de las mayorías populares, de los que pelean, de la juventud precarizada, de quienes defienden el ambiente contra las ordenanzas que permiten que un country deseche sus cloacas al arroyo Rodríguez, un Código de Ordenamiento Urbano que aún después de la inundación este Concejo Deliberante se negó a discutir por no tocar intereses. La presencia de la izquierda no va a garantizar que eso suceda, pero sí va a garantizar que lo que pasa afuera, en la calle, que quienes son verdaderos protagonistas de esta ciudad y se organizan, como las asambleas barriales, puedan tener una voz para generar el debate.
—¿Y cuáles serían los primeros temas o proyectos que impulsarías?
—Uno seguro que es un clásico de la izquierda y me encantaría ver algunas caras si llegamos a plantearlo, que es que todo funcionario cobre como un trabajador. Me parece que hay mucho discurso "anticasta" de algunos espacios pero no pasa del discurso. Nuestros diputados cobran como un laburante y donan el resto de sus dietas a disantos procesos de lucha. Nos parece que sería un debate interesante en el Concejo Deliberante saber por qué el intendente cobra en un mes lo que un municipal tarda más de un año. Por qué llegar al mundo de la política es llegar a un lugar de privilegio. Por qué tienen que vivir como gerentes en countrys privados mientras la gente no tiene derecho ni siquiera a un pedazo de tierra.
El segundo proyecto seguramente tendría que ver con el área de género. El movimiento de mujeres es muy potente en La Plata, nos seguimos movilizando, fuimos parte de esa gran marea verde, pero la ciudad tiene un solo refugio para víctimas de violencia cuando es una de las ciudades con más llamados al 144 según el Ministerio de Mujeres de la Provincia. Hoy el Municipio invierte menos del 1% del presupuesto en políticas de genero con una secretaría que estuvo dirigida por Carolina Piparo, una persona que no tiene precisamente una mirada que pueda confluir con lo que el movimiento de mujeres puso en las calles. No por nada está ahora con Espert. Es necesario más presupuesto para un plan integral contra la violencia que incluya no solo casas refugio sino subsidios a las mujeres en situación de vulnerabilidad.
Y un tercer tema tiene que ver con la precarización laboral que afecta principalmente a la juventud. El municipio debería pasar a planta a sus propios trabajadores. Por que si el Estado municipal impone una vara con trabajadores que son precarios y las cooperativas hacen un trabajo para mantener la ciudad por la mitad de un salario municipal que ya es de indigencia, qué queda para el privado.
—¿Que evaluación hacés del proceso de pase a planta de los cooperativistas?
—Fue muy limitado y dejó a mucha gente afuera por los requisitos y las condiciones. Y la planta es temporaria, no genera derechos de estabilidad, también depende de la firma y la buena voluntad de algún director político de renovar tu contrato anualmente. La planta temporaria ha estado décadas para acceder a la planta permanente y lo salarios van desde los 17 mil hasta los 31 mil si llegaste al tope de la carrera y casi a jubilarte, cuando la línea de indigencia está en 28 mil. Entonces se genera precarización y no solo pobres, indigentes.
—¿Hablaste de los asentamientos como uno de los problemas más grandes, cómo deberían abordarse?
—La historia de la provincia de Buenos Aires es la historia del Estado por detrás de la recuperación de predios por parte de las mayorías trabajadoras que no tienen derecho a la tierra. La Ley vino a regularizar una situación de hecho que se dio en todo el Conurbano, que se asentó así. Y La Plata también, porque esta idea de la "ciudad planificada" es una idea de Dardo Rocha, pero como va a ser planificada si no hay planes de viviendas impulsados por el Estado. Cómo un trabajador que tiene un salario de entre 30 y 60 mil pesos, cómo si no hay líneas de crédito blanda, a 20 o 30 años, en terrenos y urbanizaciones impulsadas por el Estado, se puede acceder a una vivienda. Es imposible, entonces la gente se asienta como puede y donde puede. Pero hay una ley que hay que aplicar que es la ley de Accesos Justo al Hábitat y el municipio está obligado a cumplir y no ha cumplido. La organización de los barrios que ya existen y se han ido asentando de esta manera es una obligación del Estado y se tiene que cumplir. Tienen que haber espacios verdes, trazados, servicios básico. Entonces en lugar de promover la construcción de hoteles de lujo y seguir empujando la construcción de torres para la especulación inmobiliaria, densificando el casco, hay que pensar e invertir en llevar servicios y urbanizar esos barrios.
—¿De cara a estas PASO, en las que el FIT va a una interna, qué es lo que le falta a la izquierda para acceder por primera vez a una banca en el Concejo Deliberante de La Plata?
—Me gusta pensar en lo que hemos logrado y está muy bien pensar en lo que nos falta. Pero a quienes no piden la unidad de la izquierda les decimos que hemos logrado una unidad que es histórica también. Cumplimos diez años de existencia como frente, que es la unidad de los cuatro principales partidos que reunimos alrededor del 80% de las fuerzas de izquierda del país. Hicimos un planteo de ampliarla que lamentablemente no tuvo eco en los compañeros que decidieron presentarse por fuera. Pero estamos confiados en que hemos logrado emerger y hacernos un lugar en la política nacional y que es un camino que queremos consolidar para acceder a esos lugares que todavía nos han sido negados en elecciones anteriores. Puede ser esta la elección en la que ingresemos al Concejo Deliberante en la medida que nos desarrollamos como una fuerza independiente de ambos lados de la grieta, alternativo al ajuste que nos plantean ambos bloques mayoritarios.