martes 08 de octubre de 2024

Avanzan las vacunas argentinas contra el coronavirus: ¿cuáles son y en qué etapas están?

Hay seis iniciativas de sueros locales. Son desarrollos de “segunda generación” que contemplan la posibilidad de que el virus se quede durante un tiempo.

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En Argentina existen seis proyectos diferentes de desarrollo de vacunas contra el COVID-19. Se trata de inoculaciones de “segunda generación”, ante la posibilidad de evolución del virus que ponga en riesgo la eficacia de las vacunas actuales. 

La Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (Agencia I+D+i) aprobó el financiamiento para dos nuevos proyectos que se sumarán al de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM) y el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), el más avanzado hasta el momento; y a otros tres desarrollos. 

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Los proyectos adjudicados pertenecen a investigadores del CONICET en asociación con otras instituciones del sistema científico-tecnológico nacional. Se trata del “Desarrollo de la vacuna argentina ARGENVAC a subunidad para prevenir la COVID-19”, también conocida como Argenvac 221, desarrollada por la Universidad Nacional de la Plata (UNLP) 

Por otro lado, están los “Estudios preclínicos para el inicio de una fase 1/2A con vacunas anti-COVID 19 de diseño propio”, del Instituto Leloir. Ambos desarrollos serán financiados con $60.000.000, tal como lo anunció el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación. 

A su vez, ya fue adjudicado en junio de este año el proyecto de vacuna “ARVAC Cecilia Grierson: estudios preclínicos necesarios para avanzar hacia las fases clínicas”, de la UNSAM, liderado por la investigadora Juliana Cassataro, también por un monto de $60.000.000. En julio de 2022, el estudio llegaría a Fase 1, donde se realizarán pruebas en grupos humanos reducidos hasta llegar a la Fase 3, que prevé pruebas en grupos de entre 30.000 y 40.000 personas. 

Argenvac 221, es un proyecto que emplea como inmunógeno a la porción de la proteína S (o Spike), liderado por el bioquímico Guillermo Docena. Es una vacuna de proteína recombinante y utiliza un adyuvante (una sustancia que aumenta o modula la respuesta inmunitaria a una vacuna). 

Otro de los desarrollos es una vacuna monodosis a cargo del biólogo molecular Osvaldo Podhajcer. Su plataforma es el uso del adenovirus humano serotipo 5 (AdV5), similar a Sputnik V, AstraZeneca y CanSino.  

“Está direccionado a células dendríticas y musculares que son las células que presentan la proteína al sistema inmune y activan la respuesta. Posee un promotor muy potente que aumenta la expresión de Spike 20 veces con respecto a la Sputnik”, indicaron desde la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (I+D+i).  

Otra de las vacunas en fase preclínica, que también recibió apoyo financiero de la Agencia I+D+i, es la que están desarrollando investigadores del CONICET en la Universidad del Litoral, junto a Cellargen Biotech SRL y Biotecnofe SA.  

Un quinto proyecto fue desarrollado por el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA Bariloche) con Laboratorios Bagó, y emplea una tecnología de vanguardia en vacunas, basada en ácido ribonucleico -o ARN mensajero- a partir de nanopartículas de lípidos. Las vacunas de circulación mundial que emplean esta plataforma son la de Pfizer y Moderna. 

Por último, investigadores del CONICET en la Universidad de Córdoba, junto a sus pares brasileños de la Universidad Federal de San Pablo y franceses de la Sorbona, trabajan en el desarrollo de una vacuna oral en formato pastilla. 

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