jueves 28 de marzo de 2024

Julieta Quintero Chasman: "Tenemos que cambiar al sistema político desde adentro"

La precandidata a diputada de Juntos habla del rol transformador de los jóvenes, analiza el escenario electoral y proyecta el futuro de Garro y su sucesión.

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Julieta Quintero Chasman transita los que seguramente serán sus últimos meses como secretaria de Desarrollo de la Comunidad con la intensidad que le impone la campaña electoral. Ocupa el lugar que los funcionarios del gabinete municipal le reclamaron al intendente Julio Garro en la lista de diputados provinciales con el objetivo de llevar una representación de la gestión a la Legislatura bonaerense. Pero con 30 años también aparece como la emergente y la voz más fuerte de los jóvenes del PRO, el espacio al que define como "un virus dentro del sistema político tradicional", al que busca "transformar desde adentro". Cómo tal no niega sus ambiciones de ocupar espacios de mayores responsabilidades, incluido el de intendenta, y define al actual jefe comunal como uno de los dirigentes que más sabe de política, por lo que lo ve en la discusión grande de cara a la definición del candidato a gobernador en 2023.

"No vengo de una familia política, no tengo ningún apellido importante, no vengo de una familia con plata", dirá para explicar lo de la anomalía del sistema, a lo que podría sumarse lo de ser mujer y pertenecer a una generación desvinculada de lo que podrían considerarse prácticas de la vieja dirigencia. Cuenta su historia con la política y se remonta a su infancia en Olavarría, habitando un barrio como los de cualquiera de la periferia platense, en una casa que dependía del ritmo de trabajo de su padre chapista. "Nunca nos faltó para comer, pero era difícil", dice. Y tiene recuerdos muy vívidos de la crisis de principios de siglo y el estallido de 2021. "Eso me marcó y desde entonces siempre sentí la necesidad de hacer algo por lo que sentí injusto, de participar", explica y lo relaciona con una rápida militancia partidaria en 2009, recién llegada a La Plata como estudiante.

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Apenas 12  años después de las primeras reuniones del PRO su nombre aparece en el segundo lugar de la lista de diputados provinciales que Garro diseñó para enfrentar la interna que le propone la UCR y sus aliados en las PASO del 12 de septiembre dentro de la alianza Juntos, acompañando a Fabián PerechodnikEl campo social, profundizado desde el cargo que ocupa actualmente, es en el que asegura más trabajará desde su banca. "Siento el compromiso de llevar la voz de tanta gente que trabaja incansablemente en los lugares más lejanos de cualquier toma de decisión", dice al hablar de "pibes, de mujeres y de tanta gente que trabajan en silencio con la misma vocación de servicio". Pero también trabajara sobre la cuestión del empleo y la educación, cuestiones que junto con la inseguridad menciona como los problemas estructurales de la ciudad.

¿Cómo llegas al PRO como espacio político?

—Fue cuando me vengo a vivir a La Plata, con 17 años. Siempre cuento que mis viejos me pidieron que no haga política por lo menos por un año porque les costaba muchísimo. Pero bueno, ese año 2009 Cristina (Fernández de Kirchner) adelanta las elecciones para el mes de junio y en dos meses estaba militando, no podía no formar parte. En ese momento el kirchnerismo estaba en un buen momento, había pocas fuerzas cuestionando y yo no quería ningún espacio tradicional. Quería algo nuevo porque yo me sentía nueva. Por eso ahí encuentro al PRO que recién arrancaba. Fui con ciertos prejuicios a los primeros encuentros y me encontré con un equipo de personas laburantes.

¿Quiénes estaban de los que están ahora?

—Estaba Julio (por Garro), Nelson Marino (actual concejal y ex secretario de Gobierno), Fernando Ponce (ex presidente del Concejo Deliberante e impulsor de la juventud), Facundo Bonetto (director de Ceremonial), Alejandro Laverne (actual secretario administrativo del Concejo), Natalia Vallejos (ex concejal y ex jefa de Gabinete) Era en ese momento una fuerza naciente, más chica que la izquierda a nivel nacional.

En el momento que empezaste estaba muy fuerte la militancia joven del kirchnerismo ¿Qué te distanciaba de ellos?

—Siempre respeté la participación y la militancia, aún hoy. Tengo amigos y conocidos en todos los partidos y me parece un valor agregado de las personas la militancia y la participación. Y conozco lo que uno deja por esto, poniendo de su vida y muchas veces de su bolsillo. Pero siempre hubo algo en el kirchnerismo que no me gustó, una cuota de violencia que nunca me representó, no diría que me daba miedo, pero sentía que no me representaban las formas y que en cualquier momento podía írseles de las manos. Pero de todos modos creo poder sentarme a hablar y escuchar, a debatir e intercambiar ideas con cualquiera que piense distinto.

¿Eso te permite ahora afrontar el debate interno con el radicalismo?

—Sin duda, pero en este contexto los que me pasa es que lo que a mí me aleja del Frente de Todos son cosas que yo comparto con nuestros socios políticos. Creo que hay una discusión entre dos modelos distintos y ahí estamos en la misma vereda.

¿Y por dónde pasan las diferencias entonces?

La verdad es que yo nunca defendí esta interna, no la quise desde un comienzo, me parecía que no era el momento, pero después se agregó una mirada valiosa que es esto de poder ofrecerle a la sociedad opciones distintas. El frente Juntos aprendió, creció y se hizo más amplio, hemos sumado voces nuevas y distintas y también es lógico que por ese crecimiento haya una preselección de candidatos. No hay que verlo más que como eso. Y el valor agregado que nuestra lista encabezada por Diego Santilli tiene es nuestra experiencia en gestión y la capacidad que queda después de haber tenido las responsabilidades que hemos tenido muchos de los que integramos nuestra lista.

¿Es por eso que está tan presente la figura del intendente en la campaña?

—Sí y porque tanto el Concejo Deliberante como la Legislatura se van a potencia para poder acompañar y potenciar la gestión local. Y también porque Garro es un símbolo de lo que las personas de gestión y los equipos de gestión han podido demostrar. Es inevitable observar la transformación que ha tenido la ciudad desde 2015 hasta acá. Yo no me olvido que veníamos de la "no gestión", se habían llevado hasta los juegos de las plazas y esto no es joda. Y me tocó verlo desde el primer día muy de cerca. No había tema que uno tocara que no fuera algo para agarrarse la cabeza. Fueron tan caóticos los primeros meses de gestión que eso hace que uno valore muchísimo lo hecho, más allá de que falte un montón.

¿Qué herramientas te da el trabajo en el área social de la Municipalidad para llevar a la Legislatura como diputada?

—Por mi formación y por esta última experiencia en la gestión tengo para aportar y para llevar la voz y la mirada de los pibes, de un montón de mujeres, de mucha gente que trabaja incansablemente en los lugares más lejanos de cualquier toma de decisión política, pero con la misma vocación de servicio. La gestión me ha servido para ver qué cosas funcionan mejor y qué cosas no tanto en el territorio. Qué programas generan mejores resultados, cuáles herramientas de abordaje social pueden ser replicadas en el resto de la provincia. Estamos haciendo ese análisis con todos los datos para poder sumar al debate en la Legislatura.

¿Y cuáles son los grandes problemas estructura que tiene La Plata para abordar desde la Legislatura?

—Yo creo que hoy, aunque La Plata tiene cuestiones puntuales para trabajar en diferentes ámbitos, hay cuatro temas fundamentales que son la seguridad, el desempleo o el miedo a perder el empleo, la inflación que se refleja en que no alcanza el dinero para comprar lo indispensable y la educación. Hay cuestiones locales que quedan por resolver, por supuesto. Pero me parece que es mucho más profunda la cuestión. No entiendo como el kirchnerismo no acciona en ese sentido.

¿Y cuál es la salida que planteas desde tu lugar?

—Hay que reconstruir la confianza de la sociedad con la política. Me parece que no vamos a reconstruir ese puente si uno no está ahí. El gran problema que ha tenido el kirchnerismo, en lo que me ha defraudado, es en haber perdido la calle. O no están escuchando o están escuchando y están eligiendo no ponerse a trabajar en los problemas la gente. Porque en el casco de la ciudad, en El Palihue o en Las Palmeras o en City Bell, la gente habla de esos problemas, no te hablan de otros temas.

Hablás de la defraudación que te generó el kirchnerismo ¿El espacio propio te defraudó en algo después de gobernar cuatro años?

-Siempre me sentí conforme conmigo porque en los espacios en los que yo podía hacerlo, siempre dije lo que pensaba. Y muchas veces recuerdo haber dicho "le estamos pifiando", "la gente se está planteando otra cosa". Me parece que el error, no de todos pero sí de cierta parte del gobierno nacional y provincial, fue no haber escuchado. Pero lo considero un error porque no lo considero una decisión política, creo que ahí está la diferencia con lo que marco con el kirchnerismo. Me parece que además de haber perdido la calle no tienen la voluntad de escuchar y ahí hay una decisión política. No encontré nunca esa posición en nuestro gobierno, sí de cometer errores, a veces por desconocimiento o por no haber planteado las cosas como debió haberse hecho en su momento. Pero sí estoy convencida de que todos aprendimos muchos del golpe que representó la derrota de 2019 y no lo queremos volver a vivir. Si en lo que fallamos sirvió para que esta gente vuelva a decidir sobre nuestras vidas, sobre nuestras familias y sobre nuestras casas, trabajamos ahora para seguir perdonándonos. Aunque en La Plata tuvimos la enorme felicidad de que la gente nos acompañara.

-No te defraudó que María Eugenia Vidal se haya ido como candidata a Capital?

—No. No lo he hablado con ella, pero puede haber una cuestión personal que la respeto. Creo que en el momento que tuvo la posibilidad de hacer todo lo que pudo en la Provincia lo hizo. No creo que haya que perdonarle nada, creo en su entrega, en su vocación y creo también que es positivo esto de decir "cumplí mi ciclo" y dar la posibilidad a que alguien más tenga la posibilidad de crecer para que se generen otros liderazgos.

¿Creés que uno de esos liderazgos emergentes para la Gobernación puede ser el del intendente Garro?

—No tengo ninguna duda de eso. Yo considero que Julio es uno de los tipos que más sabe de política en la provincia de Buenos Aires. Hoy es casi un referente nacional, está ubicado en las discusiones políticas y en las conversaciones diarias. Está en esas mesas. Muy cerca de los referentes nacionales de nuestro espacio y ha crecido muchísimo. Y a mí me ha tocado ver de cerca ese proceso de maduración, de consolidación. Todos su esfuerzo, entrega y vocación tiene que valer la pena. Creo en esas cuestiones de la vida de que uno recibe lo que brinda y me parece que lo va a recibir porque tiene como un imán. Más allá de lo que él quiera o no quiera, ese camino puede existir de cara a lo que viene. Me parece que hasta lo puede exceder en su decisión.

Eso puede derivar en la discusión por la sucesión ¿Cómo ves ese proceso?

—Creo que también hubo un crecimiento del equipo y también se dan procesos de constitución de mesas de conversación política y de los temas de discusión de la ciudad y los barrios, de análisis de prioridades para la toma de decisiones. Eso es valioso porque estoy convencida de que la mejor construcción política es la que nace en ese contexto y en esos escenarios. Y como veo que eso se consolida no tengo duda de que la sucesión de Julio va a surgir así, obviamente con su visto bueno porque es nuestro conductor y referente.

¿El armado de las listas de este año pueden tener alguna incidencia o marcar alguna tendencia?

—Lo único que espero es que termine como termine el proceso, que sea alguien que se lo merece y que tenga el acompañamiento de todas las fuerzas políticas que conduce Julio Garro. Porque todo se vuelve más legítimo cuando es así, sino después es todo muy complejo porque la política tiene sus mañas y yo creo en las construcciones de adentro hacia afuera. No me parece mal que los outsider ingresen, me parece que es valioso que se involucren, pero eso se genera porque hay una gran falla de la política tradicional que no ha sabido ocupar espacios o que ha generado demasiados vacíos.

¿Y vos tenés aspiraciones en ese ese camino de la sucesión?

—Respetando los procesos de crecimiento y consolidación de cada uno de los dirigentes del espacio, es obvio. En el sentido de la ambición política y del querer crecer y aportar en lugares de mayor toma de decisión no creo que nadie te diga que no. Pero yo creo que nosotros, pensando en los más pibes, tenemos el desafío de generar un cambio dentro del sistema político, en el cual yo me considero un virus. Es un sistema que esta armado "por y para ellos".

¿Qué significa ser un virus dentro del sistema político?

—No vengo de una familia política, no tengo ningún apellido importante, no vengo de una familia de plata. Soy todo lo contrario a lo que por ahí uno termina pensando que pasa en lo político y me parece que nuestro desafío como jóvenes es pensar que, si somos un virus dentro del sistema, bueno ganémosle al sistema desde adentro. Me parece que eso va a hacer que lleguemos con un conocimiento más exacto de cómo se convive en la política, de cuáles son los niveles de conversación, cuáles son las fallas o los obstáculos que el sistema le pone a uno que quiere empezar a militar o a un diputado que quiere generar una ley para abordar cierta temática. Ahí hay un escenario y un marco de acción enorme.

¿Esos obstáculos se te presentan en tu propio espacio?

—Y sí, obvio. Es una convivencia normal, generacional, pero soy respetuosa y empatizo. Sé que muchos vivieron otra cosa y se construyeron de otra manera. Creo que hay que convivir y soy bastante compasiva también, entendiendo que venimos de lugares distintos.

¿Tuvo algún costo para vos la reivindicación de los derechos de las mujeres o de postulados del movimiento feminista?

—Sí, pero tengo que aceptar que me respetan. Obviamente no creo que exista ninguna mujer que entre en la política y todo sea una alfombra roja. Eso no existe, todavía queda un enorme camino.

¿Hay cosas que a vos te costaron más?

—Sin dudas. Me costó en la política, me costó en el laburo. Es notorio, aunque en lo personal no me siento en una situación de vulnerabilidad o debilidad por ser mujer. Me siento a trabajar, me siento a hablar, me siento a plantear lo que fuera y quiero que se me mida por mi capacidad. Dicho esto, sí acepto que hay una cuestión de debilidad en el sentido de que es un sistema pensado por y para los hombres. Entonces nuestra batalla es más compleja porque es patear el sistema y remar también contra esto, pero la verdad es que tengo compañeros que me respetan, con quienes hemos podido discutir muchas miradas y que han sabido escuchar y aggiornarse. Ojalá que eso sirva para abrirle el paso a las que vengan.

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