lunes 10 de febrero de 2025

Tenía COVID-19, durmió en el pasillo de un hospital esperando una cama y murió

La joven era paciente de riesgo y se acostó en el piso del hospital a la espera de un lugar, pero murió días después a pesar de haber sido internada.

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Lara Arreguiz tenía 22 años, era insulinodependiente y murió el pasado viernes, a una semana de haberse infectado con coronavirus, acostada en un pasillo del Hospital Iturraspe de Santa Fe, mientras aguardaba por una cama para ser internada. El caso sacude a la provincia, conmueve al país y da muestras de la crítica realidad epidemiológica que se atraviesa en vastas regiones del país.

La mamá de la joven, Claudia Sánchez, contó que el 13 de mayo la estudiante de veterinaria y amante de los caballos comenzó a sentir molestias en la garganta. Al día siguiente su condición empeoró y su madre pasó a buscarla por su departamento en la ciudad de Esperanza con la clara intención de acercarla a un centro hospitalario porque la joven no tenía fuerzas. "Nos dijeron que podía ser coronavirus pero que en ese momento no tenían los medios para atenderla y nos mandaron a casa", contó la mujer en la emisora Aire de Santa Fe. El lunes pasado, Lara fue nuevamente al centro de salud, donde la hisoparon, le hicieron placas y apenas le dieron un antibiótico oral, pero a las pocas horas de llegar a su casa la joven comenzó a sentirse mal otra vez.

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Lara dio positivo por coronavirus. "Las placas dieron pulmonía bilateral, en solo dos días era impresionante cómo avanzó y le tomó ambos pulmones, por eso se ahogaba. Ahí nos dijeron que la llevemos a casa y que sigamos con nebulizaciones, que consultemos en el Iturraspe si había camas. Fuimos a casa y se volvió a ahogar. Así que fuimos al Iturraspe y estaba lleno de gente, nadie nos atendía, hasta que ella se descompensó y cayó al suelo. Ahí fue cuando un médico o enfermero que pasó, la levantó y se la llevó a la guardia. Ahí le administraron oxígeno y se calmó. Pero nos dijeron que no había camas, así que estuvo hasta las 21 en la guardia hasta que nos avisaron que en el Iturraspe Viejo había una cama para ella, la llevaron en ambulancia para allá y la pusieron en una sala común COVID-19", recordó en tanto el papá de la joven, Alejandro Arreguiz, en diálogo con el portal InfoMercury.

"Ingresamos, nos hicieron anotarnos, Lara ya estaba muy descompuesta, se ahogaba", rememoró la mamá de la joven sobre aquellas fatídicas horas, cuando su hija se acostó en el piso del hospital vencida por la espera de una cama disponible; y agregó: "Insistí tres veces en admisión para que por favor nos hagan pasar porque se desmayaba. Nos dejaron en un pasillo, donde pasaban pacientes con o sin COVID-19"

"Me dijo que quería acostarse y le pregunté al de Seguridad si podía recostarse en una camilla del pasillo pero nos dijo que no", relató la mamá de Lara, cuyo cuerpo no aguantó la espera. "Me voy a acostar en el piso, me dijo. Después nos vio una señora que nos prestó su campera para taparla por el frío", explicó la mamá de la víctima y siguió:"Yo tenía tanta bronca que dije que 'acá la gente no muere por coronavirus, sino por la ineficiencia de la gente que atiende'". "Yo entiendo el colapso sanitario pero me duele haberla visto tirada en el piso sin respirar y que nadie haga nada", sostuvo Claudia.

Lara ya padecía una tos incontrolable que le provocaba ganas de vomitar y tras la insistencia de la madre, lograron internar a la joven de 22 años. "Yo me quedé esperando en el hall porque no me dejaban entrar", contó. Pasaron cinco horas sin tener noticias de su hija, hasta que Lara le envió un mensaje diciendo que tenía hambre. Le compró un yogurt y se lo hizo llegar con personal del hospital.

Una médica le informó a los padres que en el Viejo Iturraspe finalmente había una cama disponible. Cuando llegó la ambulancia para el traslado al nuevo centro de atención, Lara salió caminando con las pocas fuerzas que le quedaban y el suero en la mano. "Yo misma la ayudé a caminar y el chofer de la ambulancia me preguntó por qué la tocaba si tenía COVID-19", contó Sánchez, quien le respondió que nunca dejaría sola a su hija. Esa fue la última vez que Claudia pudo verla con vida, ya que luego fue aislada por ser contacto estrecho. "No la vi más, no pude visitarla, solo iba su padre que ya había tenido coronavirus y lo dejaban verla desde una ventana", contó la mujer.  

Alejandro declaró que las enfermeras trataban de tranquilizarlo y le decían que conservara las esperanzas porque Lara era joven y lo iba a superar. "Yo la iba a visitar todos los días, solo 15 minutos mediante una ventana, muy duro verla ahí sola sin poder hacer nada", contó el hombre y agregó que el jueves 20 le ofrecieron ir a verla: "Me pareció raro, olía que algo malo podía estar pasando. Ella era súper pegada a mí, me había pedido que le lleve manzana rallada, una musculosa y una toalla. Así que preparé un bolsito y me fui para allá. Cuando llegue estaba de costado, muy mal, con una máscara de oxígeno. Me miraba y me hacía señas que estaba ahogada. Cerraba sus ojitos, yo me quebré, no podía verla así. Vinieron unos enfermeros y me dijeron que ella me tenía que ver bien. Que me vaya a casa y que le avisaban novedades a su mamá", relató el papá de la joven. 

Ese mismo jueves un llamado le comunicó a Claudia que su hija tenía la glucemia controlada pero su sistema respiratorio estaba muy comprometido, con ambos pulmones tomados. A partir de ese momento, Lara fue intubada.

La última comunicación del hospital que recibieron los familiares fue el viernes a la madrugada. "Me llamó su padre a las 3 y me dijo que había fallecido luego de sufrir tres paros", recordó la mamá de Lara el fatídico momento en el que se enteró de la muerte de su hija.  La joven estaba inscripta para vacunarse como persona de riesgo pero no había recibido su turno todavía. Después de su muerte, la madre de la joven aseguró que espera que su historia "sirva para que con la próxima Larita tengan más consideración".

Alejandro, en tanto, en medio de su dolor, pide conciencia a la población y espera que el caso de Lara pueda servir de ejemplo. "La gente no entra en razón de lo que está sucediendo. Muchos dicen que todo esto es mentira. Pero cuando te toca en carne propia hay que vivirlo y es lo peor que te puede pasar estar de hospital en hospital con un ser querido y no tener una cama o un médico que te ayuden. Espero que lo que nos pasó sirva para concientizar a la gente, que esto le puede pasar a cualquiera", finalizó el hombre. 

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