La publicación de los resultados de la última prueba organizada por la UNESCO reflejó la crisis educativa que está atravesando la Argentina. Este Estudio Regional Comparativo y Explicativo (ERCE) se tomó en 2019, antes de la pandemia, y reveló una caída fuerte en los aprendizajes de los chicos.
El ERCE es una prueba representativa que lleva adelante el Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad de la Educación (LLECE) de la UNESCO. En su última versión, cubrió a más de 4.500 escuelas y 202.000 chicos, que representan a casi 20 millones de estudiantes en sistemas educativos que albergan un universo total de 150 millones. Además de Argentina, participaron Brasil, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana y Uruguay.
El ministro de Economía de la Nación apuntó que "las prepagas le están declarando la guerra a la clase media". Ahora el Gobierno investiga los aumentos.
El gobierno nacional que encabeza Javier Milei resolvió detener la financiación de proyectos que requieran asistencia del INCAA por los próximos 90 días.
Hace 15 años atrás, los alumnos argentinos de tercer y sexto grado se destacaban en esta parte del contienen. Respecto a las pruebas que se tomaron en 2013, los resultados disminuyeron en todas las áreas evaluadas: lengua, matemática y ciencias naturales.
A diferencia del Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes (PISA), no toma las mismas preguntas para todos los países. Elabora el cuestionario en base a las currículas locales. Es decir, pregunta por los contenidos que los chicos deberían saber.
En matemática, para alcanzar niveles satisfactorios, los alumnos tendrían que ser capaces de resolver problemas que requieran interpretar información en diversos formatos, incluyendo tablas y gráficos. Además debían recurrir a dos o más operaciones aritméticas, estimar áreas y perímetro, sumar y restar fracciones de igual denominador.
Cabe señalar que en este punto ningún país logró ubicar a la mayor parte de sus estudiantes sobre el nivel mínimo de competencias. En ese contexto, los chicos argentinos obtuvieron 690 puntos, 8 menos que el promedio regional. Respecto a TERCE 2013, aumentó la proporción de estudiantes en el nivel I de menor desempeño (13.1% más) y disminuyó la suma de quienes alcanzan los niveles más avanzados III y IV (7.6% más).
Ya en sexto los chicos deberían poder leer textos de mayor complejidad, ser al menos capaces de hacer inferencias a partir de ideas específicas o secundarias. Además, tendrían que estar en condiciones de establecer relaciones entre información verbal y visual y comparar dos textos atendiendo a su propósito y contenido.
En Lectura de sexto grado fue la única medición en la que Argentina no quedó por debajo del promedio. Los estudiantes alcanzaron 698 puntos, el mismo registro que la media regional. Sin embargo, sí hubo más chicos en los niveles más bajos de aprendizajes en comparación a la prueba de 2013 (5,2% más).