sábado 10 de mayo de 2025

Femicidio en Gonnet: "Tiene la libertad condicional pero no va a dejar de ser culpable"

La familia de Analía Escamochero, la mujer asesinada por su marido Leonardo Crespo, se refirió a la libertad condicional que quedó firme.

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“Le confirmaron la libertad condicional pero que quede claro que la culpabilidad está confirmada y que no deja de ser culpable”. Quien habla es Marcela Escamochero, hermana de Analía, la mujer asesinada a golpes y ahogada en una pileta de lona en su vivienda de la localidad de Gonnet, en el año 2005.

Así se refirió Marcela, quien desde el día del hecho no cesó en su reclamo de justicia para la familia y condena para su cuñado, el contador Leonardo Rafael Crespo. En contacto telefónico con 0221, la mujer fue clara: “Los actos caen sobre la consciencia de Crespo si la tiene”.

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“Puede quedar libre como mucha gente, pero le queda la consciencia que es la pesa sobre la justicia, más allá de la condicional aceptada”, sostuvo. Y aclaró: “Él está vivo y merece otra oportunidad, pero que quede claro que no deja de ser culpable”.

Crespo fue condenado a 22 años de prisión. La pena vence en mayo de 2027. En todas las instancias judiciales a la que recurrió, recibió la negativa a su planteo. Hasta la Corte Suprema de Justicia le confirmó la pena a cumplir.

EL CASO

Analía Alejandra Escamochero tenía 38 años el 5 de marzo de 2005 cuando, en su elegante chalet de calle 24 entre 493 y 495, fue encontrada asesinada en la pileta de lona de la vivienda. La habían golpeado y ahogado mientras tomaba sol en el parque. Fue su marido, Leonardo Crespo, por entonces de 36 años, quien llegó al anochecer a la vivienda luego de pasar la tarde con sus hijos en un complejo deportivo del Círculo Policial.

Crespo, al arribar, vio la puerta entreabierta y llamó a un vecino, porque dijo que no se animaba a entrar. Cuando finalmente accedieron al lugar, encontraron la casa revuelta y el televisor y una videocassetera acomodada como para llevársela, cerca de la puerta. También habían abierto las hornallas de la cocina.

Las primeras versiones daban cuenta de un crimen en ocasión de robo, pero las piezas no encajaban.

Crespo, que había estado en el complejo deportivo desde las 14:00 horas, había pasado también por un hipermercado y había guardado los tickets de la compra. Esa misma noche se los entregó a la Policía, por si sospechaban de él. Comenzaba su coartada.

Si bien en principio se manejaron varias hipótesis, con el correr de los días creció la “pista pasional” (así se denominaban entonces -periodística y socialmente- a los femicidios). Y se comenzaron a conocer detalles. El matrimonio estaba desgastado, a tal punto que la mujer habría mantenido otras relaciones paralelas. Dos supuestos amantes, un policía y un empleado de la AFJP en la que ella trabajaba, lo confesaron cuando fueron citados a declarar. También algunos allegados contaron a los investigadores cómo la pareja estaba rota desde hacía bastante tiempo. Mencionaron casos de violencia doméstica.

Pero Crespo, que por aquellos años tenía un cargo importante en uno de los bancos más conocidos, tenía una sólida coartada. Había estado con sus hijos, en la pileta y practicando deportes, en un club donde ni más ni menos estaba repleto de policías.

El fiscal Marcelo Martini tuvo que analizar varias veces la escena del crimen, los informes forenses y las declaraciones de los testigos.

Crespo, después se sabría, había estado en la casa de una hermana cortando un ligustro y sorpresivamente se había ido. Por eso, sumados a otros testimonios, el fiscal Martini pidió la detención de Crespo, y el juez Néstor de Aspro (ya jubilado) ordenó la captura. Él insistía que a la hora en la que mataban a su esposa, estaba en el club con sus hijos. No le creyeron.

Las sospechas del fiscal fueron confirmadas por un informe telefónico que ubicó el celular del acusado, a la hora del crimen, en la localidad de Gonnet.

El acusado estuvo prófugo, pero en mayo de aquel año fue detenido en la provincia de Córdoba. Llegaron a él mediante el análisis y seguimientos de comunicaciones telefónicas.

El juicio oral comenzó el 3 de marzo de 2008. El Tribunal Oral Criminal IV de La Plata determinó que Crespo salió de la casa de su hermana y fue a su vivienda en Gonnet a buscar dinero para llevar a los chicos a la pileta. Algo pasó que mató a Escamochero y después regresó a La Plata, para comenzar a armar la coartada. El contador siempre juró ser inocente.

En el juicio oral el fiscal Carlos Gómez había pedido perpetua, pero dos de los jueces usaron la figura de “circunstancias excepcionales de atenuación de la pena” y aplicaron un castigo levemente menor. Las infidelidades de la mujer evitaron la perpetua de Crespo. Varios de los amantes declararon durante el juicio y constataron la relación que mantuvieron con la víctima.

Los jueces escucharon también a una mujer, confidente de la víctima, que le había dicho a Crespo, al hablar sobre los supuestos amantes, "divorciate por dignidad". Y él le había respondido: "no tengo plan B, esa casa es para mí, Analía y los chicos o no es para nadie".

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