Walter Racunti tiene 52 años y hace 34 que trabaja en el hospital Rossi. Es camillero, pero también cumplió tareas como enfermero. Desde el sábado 23 de mayo está en cuarentena: es uno de los 29 trabajadores de la salud de ese establecimiento que tuvieron que aislar preventivamente luego de que un paciente que estaba internado por otro cuadro -y por lo tanto sin aislamiento- diera positivo en COVID-19.
Cumple el protocolo en su casa en el barrio El Triunfo, en San Carlos. “En los pagos de Marcos Rojo”, dijo entre risas a 0221.com.ar. La vivienda es amplia y la dividieron en dos sectores. Él quedó en la parte de adelante, donde hay un baño y una puerta -que cubrieron con un nylon- lo separa de su mamá de 85 años y de su hermana. Ellas le dejan lo que necesita, previo a toda desinfección con agua y lavandina.
El camillero es amigo del paciente que desató todo el despliegue en la institución ubicada en 37 entre 116 y 117. “Íbamos a ver a Estudiantes, a la cancha juntos. Él hace tres meses hace un ACV severo y yo hacía un mes que no lo veía. A pedido de otro amigo que me preguntó, el día jueves lo fui a ver. Estaba totalmente incómodo, lo acomodé, le regalé una pulsera mía de Estudiantes, hice una videollamada para que lo vea y me fui. Todo eso protegido solo con un barbijo, sin antiparras, sin camisolín, sin guantes. Y por ahí la situación más difícil por lo que corro más riesgos es que él no tenía barbijo. Todo eso habrán sido 10, 15 minutos”, detalló sobre cómo fue el contacto.
Más tarde, cuando se inició la derivación del paciente al Hospital El Dique para la rehabilitación que requería el paciente, le hicieron el hisopado por protocolo y dio positivo. Ni bien se confirmó que el hombre tenía coronavirus comenzaron a chequear con quiénes había mantenido contacto, entre trabajadores y otros pacientes. Así se determinó el aislamiento de 29 trabajadores del Rossi -26 enfermeros, un radiólogo, el camillero y otro del sector de limpieza-, más la madre del enfermo y dos pacientes con los que compartió habitación.
“Estoy bien, pero fijate que mi amigo no tenía ningún síntoma. Descubren que es positivo cuando lo iban a trasladar. Debido a eso somos 30 casi. A mi lo que me enoja y por eso hablo, yo cuento mi verdad y que la gente tiene que saber lo que se está viviendo”, siguió Racunti.
De acuerdo a lo informado por las autoridades sanitarias, a excepción del camillero que solo usó el barbijo, el radiólogo y la trabajadora de limpieza, el resto del personal del hospital usó el equipo de protección personal (EPP), tal cual lo indica el protocolo. Además, aseguraron que hasta ahora solo dos de las enfermeras aisladas presentaron síntomas compatibles con COVID-19, pero fueron hisopadas y los resultados dieron negativo. Según remarcaron las mismas fuentes, las demás personas se encuentran asintomáticas y bajo seguimiento epidemiológico.
Pero Racunti desmiente esa información. “Tengo amigos, compañeros que han dado positivo”, sostuvo. No obstante, voceros de la Dirección Provincial de Hospitales negaron esa información. En diálogo con 0221.com.ar insistieron con lo comunicado en la mañana de este miércoles y subrayaron que no se realizaron más hisopados debido a que ningún otro trabajador de los que están aislados presentó síntomas.
“Hace poco pasó en el Hospital San Martín una situación similar y hubo 110 aislados, que creo que es lo lógico. Acá aislaron solo a 30, porque tuvimos contacto directo con el paciente. Ahora, mi mujer es enfermera y por protocolo ella sigue trabajando. Si a mí me llega a dar positivo a ella la aíslan automáticamente. ¿Y estos días qué hizo? Yo los entiendo, trato de entender todo. Ese es el protocolo para que el hospital no se quede sin gente. Si sale bien, sale bien. Ahora, si sale mal va a ser un desastre. Alguien se va a tener que hacer cargo de las consecuencias”, apuntó el camillero.

También dijo que a raíz de esta situación el hospital quedó convulsionado y destacó que lo que exige el personal son los insumos y equipos necesarios para protegerse y trabajar sin temor a contagiarse. “No quiero tirar palos, pero no te pueden mandar a una guerra con un cuchillo y un tenedor. No pedimos excentricidades, es darnos las cosas para laburar. Lo malo de todo esto es que nosotros nos infectamos en teoría en un piso donde no era de COVID-19. Ayer (por el martes), a los compañeros que mandaron a laburar ahí tuvieron que mendigar las cosas para trabajar”, enfatizó y explicó que fue el segundo piso del hospital el asignado para pacientes con coronavirus.
Racunti afirmó que hasta hace pocos días la situación estaba “tranquila” en cuanto a los casos de esta enfermedad. Pero todo cambió: “Desde que arrancó esto y pusieron el piso especializado para COVID, que es el segundo del hospital, tuvimos solamente dos pacientes y había días en los que no había nadie. Hoy hay 9 pacientes y 7 positivos. Lo que quiero decir es que esto está y que se ha modificado el contagio”.
Ante el avance de la curva, el trabajador decidió hablar sobre la situación del hospital. En cuanto a los insumos, considerá que “están”, pero aseguró que cuando le toca cumplir con el turno tarde tiene “que esperar” que le lleven un barbijo. “A veces baja a las 11 de la noche. Entiendo a los jefes, que tienen que administrar lo poco que le dan. Tengo una compañera que el supervisor le negó el kit para trabajar. Entonces cómo hacés. A mis compañeros les pido que no tengan miedo porque se trata de la vida de uno, de tu familia, de tus hijos, de tu vieja, de tu hermano. Yo les dije, si las cosas no están, no trabajen. Es su salud”, subrayó.

Y continuó: “El hospital está quebrado en dos. Hasta las 6 de la tarde es un hospital y después de las 6 es otro, arreglate con lo que tenés. Uno tiene que buscar un ambo por todo el hospital. Si se trata de una guerra, estamos todos. Lo peor es que ves a tus compañeros cayendo. Es imposible no sentir que no te va a pasar a vos”.
Este martes su hija le llevó unas golosinas y se las dejó en la ventana. Además, tiene dos hijos que trabajan en salud pública, uno en el lavadero del Rossi y otro en el Hospital Ramos Mejía. Siempre les pide que se cuiden mucho. “Estoy viendo a mis hijos a través de un vidrio, ¿les voy a tener miedo? El hospital es hospital y nosotros cuidamos gente. Acá está todo mezclado”, dijo e insistió en que solo quiere que se “tome conciencia” sobre la situación del hospital en el que trabaja hace más de tres décadas.
Si sigue sin síntomas, el camillero regresará el 1° de junio a su trabajo. “Vuelvo con otra cabeza. Esta me tocó a mí. Estoy cansado de que haya gente que en vez de ayudar te complique la vida. Necesitamos las cosas necesarias para protegernos y trabajar”, cerró.