jueves 13 de marzo de 2025

El 85% del personal de salud sufre ansiedad y depresión por miedo a contagiar a su familia con coronavirus

Así lo reveló un trabajo realizado por el Conicet junto a cuatro universidades. El estudio analizó cómo afecta la pandemia a los trabajadores del sector.

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Casi 9 de cada 10 trabajadores de la salud que atienden casos de coronavirus en Argentina manifiestan síntomas de ansiedad y depresión por el temor a contagiar a sus familiares. El dato surge de un trabajo realizado por investigadores del Conicet y cuatro universidades que evalúa cómo afecta la pandemia de COVID-19 la salud mental del personal sanitario y con el fin de diseñar procedimientos de apoyo psicosocial que puedan ayudar en su contención, sobre todo de cara al momento en el que se produzca el pico de casos.

Del estudio participaron más de 800 profesionales de medicina, enfermería, kinesiología (entre otras especialidades) de todo el país, quienes respondieron en los últimos 20 días el cuestionario  -que sigue abierto- que permitió arribar a un primer diagnóstico. 

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El sondeo fue realizado por un equipo de investigadores del Conicet y de las Universidades de Buenos Aires (UBA), Universidad Adventista del Plata (UAP), Universidad Austral (UA) y Universidad de Ciencias Sociales y Empresariales (UCES), el 65% de los consultados considera que no cuenta con equipo adecuado, menos de uno de cada tres (29%) tiene un grupo de contención psicológica en su trabajo y tres de cada cuatro creen que esa herramienta podría ayudarlos.

Los primeros resultados arrojan que la principal amenaza al bienestar psicológico del personal de salud es la posibilidad de transmitir el virus a sus seres queridos (84%), aún más que las chances de infectarse ellos mismos (65%) y en tercer lugar la posibilidad de tener que decidir sobre a quién atender y a quién no (36%).

En Argentina, de acuerdo a los últimos datos oficiales, el 14% de los casos confirmados de coronavirus correspondía a personal de salud, una cifra que varía entre los países, pero que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ubica en torno al 10%. En el informe, sostienen que tanto quienes temen contraer el virus, como a los que los atemoriza transmitírselo a sus seres queridos, así como aquellos que tienen miedo a la posibilidad de tener que decidir a quién se atiende y a quién no, presentan más indicadores de depresión, ansiedad, intolerancia a la incertidumbre, a la vez que desarrollan un afrontamiento más disfuncional que quienes no informan ninguno de estos temores.

Los indicadores más marcados de depresión en los más temerosos son "me siento triste" y "no duermo tan bien como antes", precisaron. Mientras que los marcadores de ansiedad que más aparecen son "siento miedo" (ansiedad cognitiva), "mi cuerpo está tenso" (ansiedad fisiológica) y "lloro o me conmuevo fácilmente" (ansiedad comportamental).

El diagnóstico coincide a su vez con la apreciación de Omar Sued, presidente de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI) y uno de los integrantes del comité asesor del Gobierno en el manejo de la pandemia, quien afirma que el personal de salud está "muy angustiado". "Somos parte de esta sociedad, estamos todos involucrados en la respuesta. Pero el personal de salud también está sintiéndose responsable de lo que tiene que hacer, muchos están muy angustiados por infectarse y llevar esa infección a su casa. En tercer lugar, por no estar trabajando en las condiciones óptimas en algunos momentos”.

Pese a los repudiables actos de discriminación que sufren algunos profesionales de la salud, sólo el 14% de los encuestados se siente estigmatizado. En ellos, los síntomas se agudizan. 

La conclusión a la que arribaron los investigadores es que, en todos los casos, el personal de salud abocado al tratamiento de pacientes con Covid-19, presenta valores ascendidos en los índices de depresión, ansiedad e intolerancia a la incertidumbre y desarrollan estrategias disfuncionales de afrontamiento, ya sea en forma de descontrol (Estallo por cualquier cosa) o de evitación (al no querer ver cómo son las cosas), que deberían ser atendidas por especialistas de la salud mental, es decir, psiquiatras y psicólogos. Ante ese marco, en los próximos días prevén presentar un segundo informe en el que mostrarán "cómo los procesos van cambiando a medida que pasan las semanas". 

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