lunes 17 de noviembre de 2025

Ferias americanas, un negocio histórico que en La Plata recupera terreno con la crisis

En casas, clubes o plazas, prolifera en la ciudad la venta de ropa "con segundas oportunidades". 0221.com.ar habló con tres emprendedoras que con distintas modalidades venden, compran y hasta trocan prendas de vestir y accesorios; todo en un marco de crisis económica que afecta, como al resto de los sectores, su economía individual y colectiva.

"A los 20 me fui de lo de mis papás, que vivían en Gorina, a Gonnet. No tenía un peso y empecé a ir al Parque Saavedra a vender ropa. Así estuve 4 años, nos derivaron a la plaza de 1 y 38 y pasaron 2 años más. Pude conseguir una habitación para destinar íntegramente a la feria, y ahí empecé a abrir al público. Amo las telas, lo más raro lo quiero, aunque no me entre. Lo quiero porque me gusta", cuenta con pasión contagiosa María Agustina Luque, creadora de la feria "Americana F" que en enero de este año cumplió 12 años de vida.

Su slogan, "ropa sin género", se sustenta con una campaña de flyers y fotografías con modelos que llevan la cara tapada, para no condicionar al comprador o la compradora a la hora de elegir una de las más de mil prendas que posee la feria. "Las producciones de catálogo sin rostro permiten que la persona vaya, se lo pruebe, y si se siente cómoda lo lleve y listo", sintetiza la joven en diálogo con 0221.com.ar.

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Antes de instalarse en lo que hoy es "Americana F", en 3 entre 59 y 60, pasó por otras casas donde por falta de espacio no podía desarrollar las ventas. "También me invitaban a participar de otras ferias, pero el traslado me costaba mucho", cuenta, y es que las feriantes de este tipo no solo tienen que trasladar la ropa sino que también, muchas veces, deben acercar percheros y otras cuestiones de infraestructura para la exposición.

"En esta casa donde estoy ahora, que abro todos los martes de 16 a 20, es mucho más cómodo. Le avisé a la dueña que tengo una feria americana y está bueno, porque hay una consciencia suya y de los vecinos de lo que hago. Además esta casa tiene una puerta única, la gente no tiene que pasar por otras puertas y así no molesta", resume Luque, que después de muchos años logró poder trabajar en la feria -también tiene otro empleo- en la relativa comodidad de su casa. No todas pueden decir lo mismo.

Lorena León también tiene una feria, pero todavía se maneja vendiendo por redes sociales y a través de otras ferias más grandes y convocantes. "Hace como 5 años que empecé yendo al Pasaje (Dardo Rocha) a entregar, que es el punto de encuentro para muchos feriantes. Pero hace dos años conocí la Mother Feria, y como es tan popular y se realiza por mes puedo vender ahí también", dice.

La Mother Feria es una de las más conocidas a nivel local, y se realiza una vez por mes. Su principal ventaja para las pequeñas feriantes radica justamente en la visibilidad que tiene, el espacio amplio con que cuenta para probarse las prendas y la diversidad de cosas que vende. "El resto del tiempo suelo publicar en Facebook, pero las prendas se venden a muy bajo precio, prácticamente se tienen que regalar. Para volver a comprar una prenda tenés que vender 4 o 5, pero bueno: es lo que hay ahora, en el momento", dice resignada.

Mientras tanto continúa entregando en el Pasaje, aunque el comprador o compradora no tenga la posibilidad de probarse la prenda. Sin embargo el negocio creció, "creció un montón y sobre todo con este gobierno. La gente busca más ropa usada y no es que solo la clase baja, sino ya otras clases sociales. Ahora vas a la plaza San Martín y nunca hubo tanta gente como ahora. Antes se compraba por moda; ahora por necesidad", asegura León.

La vuelta de tuerca, como en muchos otros rubros similares, es el trueque. "Antes se vendía y ahora se troca, se troca por mercadería. Ahí se ve la necesidad de la gente, que ya pasa por otros lados", agrega. Luque coincide, ya que en "América F" maneja una lógica de "intercambio a conciencia: Vos traés tu bolsa de ropa que la ibas a tirar y yo la reviso, obviamente no puedo aceptar todo pero elijo y la persona también elige una prenda. Después armamos cada 2 o 3 meses un catálogo que también es a trueque: hago una convocatoria sin género, la persona tiene que hacer fotos con tres mudas de ropa y se lleva una prenda a cambio, ese es el intercambio", explica.

Y adhiere en la percepción de su colega: "Lo que más se hace es trueque, la venta se perdió bastante. A mí me han traído hasta una computadora, una juguera, comida...Una vez una chica me trajo toda una caja de productos marca Día%. Lo que importa es que todos estemos contentos, al final pueden pasar cosas mágicas", asegura la joven platense que además, hace 3 años, empezó a alquilar ropa para obras teatrales. 

Paula Barrionuevo es la organizadora de la Mother Feria y también habló con 0221.com.ar sobre la situación de las ferias americanas. "El proyecto surgió un poco por necesidad personal, me había quedado sin laburo después de mucho tiempo de trabajar en relación de dependencia y pensé: 'Si voy a trabajar tanto, que sea para mí'. A la vez, siendo consumidora de ferias americanas, dije, 'hay tanto y tantas cosas lindas que estaría buenísimo tener un espacio en el que se pueda ver todo'".

"Aparte de eso la unión hace la fuerza, la idea fue juntar ferias y que la gente venga y sepa que va a encontrar un montón de cosas. Exigimos que las prendas sean de buena calidad y estén impecable, pero no hay una selección de estilo", describe Barrionuevo. La Mother, que ella administra hace ya tres años busca también ser un espacio "autogestivo y para pequeños emprendimientos".

Antes en Casa Unclan y ahora en el Olga Vázquez (60 entre 10 y 11), ofrecen feria americana con ropa vintage y no tanto, prendas exclusivas y un espacio para productores: "Una variedad enorme de proyectos y rubros, que van desde peluquerías y tatuajes, hasta nail art (arte en uñas), gente que hace cerámicas, estampados, calcomanías, posters, accesorios, glitter, pañuelos, calzados, objetos impresos en 3D, plantas... de todo".

"Podríamos decir que crecimos y nos mudamos al Olga, un poco reflotando la idea de lo colectivo. La feria es convocante, es una actividad diurna que está buena y funciona. Frente a esta gran crisis que estamos viviendo, cada vez hay más gente que tiene que buscar una alternativa, o que por ahí estaba en la misma situación en la que estaba yo, y puede activar su proyecto", dice Barrionuevo. 

Hay algo que hace que esta joven emprendedora perciba la crisis en uno de sus mayores niveles, aun a pesar del éxito de la feria. "El primer año me escribía gente que ya se dedicaba a esto hace más tiempo, ferias que se hacían hacía 1 año y que encontraban en la Mother algo mas fijo, no tener que estar en plazas, etcétera. A partir de 2017 empecé a notar cambios directamente en el tono del mail de quienes se querían anotar. Me pedían 'por favor' porque se habían quedado sin laburo, o porque tenían que bancar a sus hijos. Inclusive hay gente que se enoja cuando no queda".

Con una plaza San Martín explotada de venta informal, y cada vez más pequeñas ferias publicando en Facebook e Instagram, los y las platenses abren el abanico en un momento complicado a nivel financiero. Y apuestan, cada vez más, a ropas con segunda oportunidad.

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