miércoles 20 de marzo de 2024

Secuestro, tortura y vaciamiento, la primera expropiación de la dictadura fue en La Plata

En 1976 tres hermanos platenses fueron secuestrados por la dictadura militar. Juntos habían logrado reactivar la cuenca lechera del noroeste argentino y llegaron a tener siete empresas, 400 empleados y un plan de economía social que provocó el malestar de las grandes multinacionales y contaba con el apoyo de uno de los empresarios más reconocidos del país, Alejandro Shaw. Un breve recorrido por la historia de la expropiación más importante en Argentina y los primeros que llevaron su caso al estrado.

Un mes antes de que nosotros diéramos las declaraciones en el Tribunal Oral en lo Criminal Federal 1, hubo un atentado en mi casa. Me esperaron cuatro tipos y me golpearon. A un mes de la fecha del juicio, los magistrados iban a ser Carlos Rozansky, Roberto Falcone y Vicente Luis Portella pero sacaron a Portella y Facone para poner a Pablo Jantus y Pablo Daniel Vega. Esos dos tipos fueron traídos para colgarnos”, así comenzó Alejandro Iaccarino el diálogo con 0221.com.ar. Carlos estaba a su lado y lo miró atentamente. Rodolfo murió por problemas cardíacos después de recibir una amenaza de muerte en plaza Máximo Paz, en 13 y 60.

Pasaron 43 años de aquel fatídico 4 de noviembre de 1976, pero el recuerdo y las secuelas siguen latentes en el seno familiar de los empresarios platenses que sufrieron la expropiación de siete empresas, un avión privado y sus campos. Tanto Alejandro como Carlos, todavía recuerdan cómo fueron perseguidos, secuestrados y torturados por haber ido en contra de los intereses de las grandes empresas multinacionales.

Lee además

Impulsados por un plan de economía social, el cual tenía como premisa principal la eliminación de los intermediarios y el producto llegaba directo a la góndola, los Iaccarino lograron reactivar toda la cuenca lechera del noroeste argentino. “Nosotros pagábamos al contado. Las otras empresas lo hacían con cheques que, con la hiperinflación que había, la plata perdía mucho valor”, detalló Carlos y añadió que “todos los tamberos empezaron a trabajar con nosotros porque los ayudábamos a que se hagan grandes y pelear, ellos tenían que producir leche”.

A pesar de que las negociaciones para hacerse de los campos y la planta no fueron simples, una vez que la máquina se puso en marcha, los resultados estuvieron a la vista en el corto plazo. “El gran monopolio estaba en Santa Fe y Córdoba, los grandes no permiten que haya otras cuencas porque de ahí se exporta a otros lados”, contó Carlos.

Los métodos y los resultados estuvieron a la vista en el corto plazo. El aumento en la producción y la implementación de nueva tecnología fueron claves para que la empresa pudiera elaborar quesos, yogures, cremas heladas y otros derivados. Además, los Iaccarino mejoraron la calidad del alimento al ponerle vitaminas y proteínas. “Todo iba a la góndola, sin ningún intermediario”, insistió ante la atenta mirada de su hermano Alejandro.

EL CASO IACCARINO

A pesar de que hubo algunos indicios de que ciertos grupos de inteligencia seguían cada uno de sus movimientos, la familia Iaccarino nunca imaginó el calvario que les esperaba la mañana del 4 de noviembre de 1976. Carlos, Rodolfo y su papá Genaro Valentín se encontraban en Santiago del Estero y fueron detenidos por policías que estaban de civil. “Me tienen que acompañar porque el jefe de la policía quiere hablar con ustedes”, fue la frase que dio inicio a las detenciones del grupo empresario que había despertado el enojo de las multinacionales.

Sin entender lo que sucedía, caminaron dos cuadras junto a los oficiales y ahí se enteraron que la orden había llegado del propio Ejército. Como los policías los conocían por todos las donaciones que los empresarios platenses habían hecho en la provincia, los uniformados contaron que no había motivos para la detención pero, como el pedido era de arriba, iban a estar en peores condiciones que el resto de los prisioneros.

Días más tarde fue el turno de Alejandro y su madre. En el mientras tanto, los militares corrían contrarreloj para armar una causa contra los Iaccarino y, de esta forma, poder justificar su detención. Las horas pasaban y los hermanos seguían tras las rejas esperando una respuesta y conocer qué era lo que tramaban. Con el tiempo el objetivo estuvo a la vista: destruir sus empresas y dejarlos en el suelo.  

Dormíamos sentados en sillas y cuando nos despertábamos nos daban un mate cocido. Nos hacían parar tres metros el uno del otro. Era todo el día así, pedíamos permiso para sentarnos porque no dábamos más”, relató Carlos y añadió “esa tortura se hizo en muchos lugares porque te hacen concentrar en el momento. No tenés nada que te distraiga. Te hacen concentrar y trabaja mucho la cabeza”.

Cuando parecía recuperaban su libertad en Santiago del Estero, un grupo de tareas de la Policía Federal, de civil, montaron un gran operativo para trasladar a los tres hermanos a Buenos Aires. El mismo estaba formado por cinco camionetas, diez hombres con armas largas, otros dos con armas cortas.

Los Iaccarino estuvieron detenidos en nueve centros de detención clandestinos:

  • Brigada de Investigaciones de la policía de la provincia de Santiago del Estero, ubicada en la calle. Avellaneda 440.
  • Delegación Santiago del Estero de la Policía Federal Argentina – calle Jujuy nº 258–Ciudad de Santiago del Estero – Operó como Centro Clandestino de Detención durante 1976-1977.
  • Departamento Central de la Policía Federal - Calle Moreno entre San José y Luís Sáenz Peña –Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
  • Comisaría 22º de la Policía Federal Argentina - Avda. Ing. Huergo nº 640. Comisaría 37º de la Policía Federal Argentina.
  • Comisaría 37º de la Policía Federal Argentina.
  • Comisaría 23º de la Policía Federal Argentina - Avenida Santa Fe y Gurruchaga.
  • C.O.T.I. Martínez - Comando de Operaciones Tácticas de Investigaciones – (Avda. del Libertador nº 14.237 de la localidad de Martínez, partido de San Isidro –Prov. de Bs. As.-.)
  • Brigada de Investigaciones de Lanús con asiento en Avellaneda a cargo del Jefe Comisario Bruno Trevisán y Sub-Jefe Comisario Jorge Rómulo Ferranti -Centro Clandestino de Detención conocido como “El Infierno”.
  • Unidad Carcelaria nº 9 – La Plata, Prov. de Buenos Aires.

Luego de 22 meses de maltratos y de torturas, los Iaccarino se vieron obligados a desprenderse de todos sus campos, el avión privado y sus empresas. “La liberación fue una cosa impresionante. Mi mamá nos esperaba con canelones, que era lo que más nos gustaba a nosotros. Imaginate después tanto tiempo, como yo era el presidente de las compañías, me castigaron más. La psicosis era a toda la familia, a pesar de que mis viejos estuvieron unos días”, recordó Alejandro.

El 11 de noviembre de 1977 en el centro clandestino de detención El Infierno de Avellaneda, los hermanos firmaron un poder especial a cambio de su libertad. La expropiación de sus bienes se había concretado.

LOS JUICIOS

La sentencia no dejó para nada conforme a los hermanos. El 10 de junio de 2013, el Tribunal Oral en lo Criminal Federal N°1 decidió condenar a los ex policías Bruno Trevisán  y a Jorge Rómulo Ferranti con tres y cuatro años prisión y pago de las costas del proceso, respectivamente, por los tormentos que tuvieron que sufrir durante su cautiverio en El Infierno en 1977. El voto fue por mayoría y el Dr. Carlos Rozansky pidió una pena mayor para los condenados.

“Hasta esa época se juzgaban los crímenes cometidos por los militares a las personas. El nuestro fue el primer caso económico que llegó al estrado, como se iba a juzgar la parte económica de los civiles, ahí hicieron un enroque y sacaron a dos jueces comprometidos con los jueces humanos. Se cuidaron que no haya jurisprudencia al respecto”, detalló Carlos.

Por su parte, Alejandro también mostró su descontentó con la decisión, sobre todo porque no les reconocieron ni las torturas ni secuestros que sufrieron a los largo de 22 meses. “Nos dijeron que eran vejámenes (delito menos grave que una tortura) y severidades en vez de secuestros y que la detención fue por un delito”.

Notoriamente indignado, Carlos insistió que la primera causa la armaron a los 60 días y al año la segunda por la compra de unos campos que estuvieron en su posesión durante dos años, en cuales no tuvieron ningún inconveniente con los anteriores dueño, ni siquiera una carta documento. “No podés estar más de diez días detenidos, después de ahí es secuestro. Recién a los dos meses nos citaron para la primera indagatoria”.

A pesar de que pasó mucho tiempo, la sensación de injusticia continúa rondando cerca del ecosistema de la familia Iaccarino. Esa fue sufrió todo tipo de maltratos, torturas y secuestros por impulsar un plan de economía social. Según comentaron, una vez que consiguieron la libertad, los amigos y allegados “se cruzaban de calle cada vez que los veían” por temor a algún tipo de reprimenda.

Esto que estamos contando es solo el 3% de todo lo que ocurrió”, indicó Alejandro. Y es cierto. Un solo artículo no alcanza para contar los por menores del caso Iaccarino, el surgimiento de un grupo empresarial que llegó a fijar el precio de la canasta básica durante 54 meses. La historia de cómo se orquestaron las dictaduras en América Latina en el subsuelo de la Casa Blanca y así.

Sin embargo, en el marco de un nuevo 24 de marzo, 0221.com.ar rescató la historia de los tres hermanos que lograron revolucionar la industria lechera con un plan económico que nació de la manera menos pensada. “Cuando era adolescente, una voz me empezó a susurrar y yo anotaba todo lo que me decía. Una vez que termine, me di cuenta que tenía algo importante y que iba a cambiar el mundo”, reveló Alejandro en diálogo con este portal.

Dejá tu comentario

Las más leídas

Te puede interesar