Este 24 de octubre no es uno más para toda la comunidad académica de la UNLP: hace un año se conocía la muerte de "El Dani", el histórico vendedor de pan relleno que recorría, de forma casi religiosa, cada una de las facultades de la Universidad para vender sus reconocidos manjares de jamón y queso, cantimpalo y cebolla y tomate. Los estudiantes utilizaron las redes sociales para recordar las anécdotas y enseñanzas de Daniel Lico.
En una fecha tan especial, los integrantes del centro de estudiantes de la Facultad de Arquitectura, El Agite, se volcaron a las redes sociales para conmemorar el año de partida de Lico. "Hace un año nos falta el Dani, nos falta todos los días su radio sonando y sus preguntas. Él que solo vendía pan y tocaba la guitarra en la galería de la facultad, ahí nomás de nuestras mesitas de militancia diaria, el soporte de toda lucha, que militaba nuestras actividades mientras te vendía un pan o te contaba de alguna canción vieja olvidada. Su memoria nos desafiaba a no olvidar. Nos recordaba que la revolución llega todos los días".
El posteo finaliza con una estrofa de la canción "Paraíso" de Spinetta y los Socios del Desierto: "Las alas en el paraíso no te servirán, tendrás que darlas". La publicación está acompañada de fotos que reflejan la esencia y el espíritu con que vivía "El Dani".
"¡Pan relleno, pan caliente, pan del continente!", gritaba Lico (aunque todos lo conocían por su sobrenombre) cada vez que arribaba a una de las unidades académicas de la UNLP. Ese grito llamaba la atención de cientos de jóvenes que se acercaban a canasta de mimbre para comprar sus populares panes rellenos o "panguches", tal como los llaman los exalumnos del Colegio Nacional de La Plata.
Con una característica sonrisa, el hombre de barba canosa, ojos verdes, boina y campera de cuero negra desgastada, atendía uno por uno a sus clientes, a los que inundaba de anécdotas, sobre todo musicales.
Además de sus deliciosos panes rellenos, Lico fue popular dentro del ámbito académico por su banda de rock “Panadero Ensoñado”, cuyo nombre fue inspirado por la canción del grupo argentino Pescado Rabioso. Cada uno de sus recitales, estaba repleto de los estudiantes quienes se acercaban interesados para ver el desempeño del histórico vendedor de la UNLP en los escenarios de los bares platenses. Tal cual comentaba, la música era una de sus grandes pasiones y, por lo general, siempre mantenía largas charlas sobre Led Zeppellin o Black Sabbath.
A un año de su muerte, toda la comunidad académica de la UNLP todavía recuerda sus deliciosos panes rellenos pero, lo más importante, fueron las enseñanzas que dejó en cada uno de los jóvenes que se tomaron unos minutos entre cursada y cursada para charlar con él.
