Si bien es cierto que la facultad se encontraba atravesando distintas situaciones que iban en detrimento de la formación de sus profesionales, el detonante fue el 1 de junio de 2010, cuando el entonces decano Jorge Martínez firmó la resolución 561 que obligaba a sus estudiantes a tener todas las materias de cuarto y quinto años para poder hacer sus Prácticas Finales Obligatorias (PFO).
Para ello, la máxima autoridad de la unidad académica se basó en una resolución 1314/07 del Ministerio de Educación de la Nación, la cual exige que para ingresar a las PFO no puede adeudarse ningún examen final de las asignaturas que comprenden a la carrera de Medicina. Sin embargo, el decano decidió que la aplicación de la normativa se realizara de forma retroactiva, lo que demoraba el recorrido de todos los estudiantes que estaban en condiciones de ingresar al último año de estudios.
“Lo primero que hizo Martínez fue anunciar un cambio de cronograma de actividades. Esto implicaba que para pasar a último año, los estudiantes deberían tener todas las materias para ingresar a las PFO”, explicó a 0221.com.ar uno de los cautelados y miembro del Centro de Estudiantes de Medicina, Ignacio Alberdi. “Esto implicaba que nos atrasáramos mucho tiempo para poder ingresar. Ahí fue cuando decidimos realizar una fuerte toma de 17 días de la facultad”, recordó.
Los principales medios nacionales posaron sus ojos ante un conflicto que iba en aumento. Para este entonces, Medicina se encontraba sin ningún tipo de actividad, aunque los estudiantes intentaron que los profesores tomen examen las condiciones no estaban dadas. La rigurosidad que pretendía Martínez se basaba en la interpretación de una resolución del Ministerio de Educación de la Nación pero que, llamativamente, pretendía aplicar de manera retroactiva.
La lucha de los futuros médicos logró que estas medidas se retrasaran un tiempo aunque, según confiesan, sabían que en algún momento se iban a volver a aplicar. En el año 2012, el Decano volvió a la carga con la resolución 602, que reglamentaba lo mismo que la 561 pero de manera más paulatina finalizando dicha reducción en el 2013. “La verdad es que en ese momento se discutía si realmente era un plan de estudios. El Decano de la Facultad decidió esa normativa sin pasar por el Consejo Directivo de Ciencias Médicas y de la Universidad”, relató a este portal otro de los “cautelados”, Alejo Adrover. En esa línea recordó que le llamó la atención su accionar.
Una noche, uno de esos alumnos se encontraba cenando con su cuñado, un abogado especialista en el Derecho Comercial llamado Marcelo David, cuando se le ocurrió hacerle una consulta profesional. Aquella simple consulta de un familiar a otro significó un importante quiebre en su historia. “Me dijo que tenía un problema en la facultad, específicamente con las materias correlativas. Le dije que venga a verme a mi estudio algún representante del Centro de Estudiantes y recibí a Ignacio Alberdi, quien me explicó la evolución de cada una de las resoluciones”, comentó a 0221.com.ar aquel letrado. “A la semana lo llame y le comente que había muchas cosas inconstitucionales”, detalló.
En octubre de 2012, David presentó las primeras siete medidas cautelares para que la Justicia decidiera sobre el conflicto que, claramente, perjudicaba a los aspirantes. Cuatro de ellas fueron al Juzgado de Primera Instancia N° 2, a cargo Adolfo Gabino Ziulu, y las restantes cayeron en manos de Alberto Osvaldo Recondo, titular del Juzgado Nº 4. En diciembre de ese año, Ziulu aprobó las primeras medidas cautelares para que los estudiantes pudieran comenzar a realizar sus PFO, en el 2013. Las restantes fueron rechazas pero, luego de un planteo al juez Ricardo Recondo, la Justicia le volvió a dar la razón a aquel grupo de jóvenes.
Alberdi recuerda esas situaciones y no deja de agradecer el rol clave de David. “La verdad que nos encontramos con un profesional de primera que supo entender la intrincada complicación política que había por parte de la Hoja de Roble”, señala. En concreto, lo que pedían era que se reconozca su derecho como estudiantes y no una nulidad de la resolución del Ministerio de Educación de la Nación, como intentó explicar el decano Martínez.
Tras estos fallos judiciales, sin embargo, las autoridades de la Facultad no dieron el brazo a torcer y expusieron a los alumnos a situaciones que les generaron angustia y estrés. “Cuando vi lo que estaba pasando decidí hablar con mis padres. Ellos me acompañaron en todo momento, con el condimento extra de que ambos se egresaron de Medicina”, relató Adrover quien además agregó: “Recuerdo que mi papá me dijo que pida una reunión con las autoridades y entonces decidiera cómo seguir”. Lejos de desoír el consejo, Alejo solicitó ese encuentro con los directores de la casa de estudios y fue a su encuentro: “Una vez que salí del despacho de Martínez sentí un gran alivio y me di cuenta que estaba haciendo lo correcto, esa fue la sensación que tuve a lo largo de toda esta historia”, confesó.
El abogado de esos jóvenes, por su parte, fue nombrado persona no grata para la Hoja de Roble. En una de las oportunidades que ingresó a la Facultad, un fotógrafo intentó generar una especie de escrache y le cerraron las ventanillas del Departamento de Alumnos hasta que abandonó el edificio de calle 60 y 120. “Después ocurrió que los profesores más duros de Hoja de Roble eran los que tomaban los exámenes finales de los alumnos que decidieron ir a la Justicia para reclamar lo que les pertenecía”, contó David a 0221.com.ar. “Este conflicto me dejó mucho más a mí que a ellos, fue increíble lo que lucharon”, aseguró.
A pesar de que la Justicia ya había dado su palabra, la Hoja de Roble decidió seguir adelante pero comenzaba a perder fuerza por la intervención de Rectorado, el Ministerio de Educación, la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (CONEAU) y el Colegio de Médicos de La Plata. Para incrementar su malestar, en el año 2014 los funcionarios de la cartera educativa decidieron dar su apoyo a los estudiantes y trajeron, en persona, los primeros títulos a Presidencia de la UNLP. Como toda entrega, los “cautelados” tuvieron su jura en el patio de Rectorado. “Fue un acto muy lindo, en donde se hacía mención de lo que estaba pasando. No dejó de estar presente esa cuota de ansiedad”, remarcó Alberdi.
Aunque parecía que era el final, la historia continuó. Los médicos “cautelados”, quienes eran reconocidos por todos los organismos menos su propia Facultad, empezaron a ser víctimas de diferentes tipos de situaciones. En la Hoja de Roble, el nueve promedio de Adrover no significaba que estuviera calificado para atender a un paciente y por ello se tomaron el trabajo de enviar una carta al Hospital Italiano de Buenos Aires para denunciar que no tenía finalizado sus estudios. “Primero le mostré al Director todas las matrículas y después le conté lo que pasaba en la Facultad. No podía creer que las autoridades sometieran a esas situaciones a sus alumnos”, comentó el joven. La persecución continuó durante mucho tiempo más.
Lejos de bajar los brazos, los estudiantes lucharon y tuvieron su final feliz. En este 2018, Basualdo Farjat resultó electo como nuevo decano y terminó con la hegemonía de la agrupación que llevó a Medicina a estar aislada de la toda la comunidad. A un mes de asumir en su nueva función, afirmó a este portal que “los cautelados son médicos que realizan sus residencias y están matriculados". "Sus títulos están homologados por el Ministerio de Educación, el Ministerio del Interior de la Nación y la UNLP, solo faltaba la firma del decano o decana de turno”, concluyó entonces.
El próximo miércoles será un momento muy emotivo e histórico para toda la comunidad que vivió a flor de piel ese conflicto. “La verdad que aprendí mucho de estos chicos y del esfuerzo que realizaron por defender sus derechos. Era muy complicado explicar lo que sucedía, por suerte no bajaron los brazos y el país cuenta con grandes profesionales”, relató David emocionado, casi como saboreando la victoria.
Tanto Alberdi como Adrover coincidieron que la ceremonia que se realizará en las propias instalaciones de la Facultad será "una caricia para el alma de todos los cautelados”. El 12 de septiembre no será una fecha más para la comunidad universitaria, sino que será el día en que empezará a reparar el daño que hizo la agrupación Hoja de Roble a la comunidad académica.