Por Gregorio Morosi
Por Gregorio Morosi
La Asociación Croata Raíces Istrianas de Berisso se vistió con los colores de la selección europea, aún cuando el resultado final poco importaba. Se organizaron, decoraron el ambiente, conectaron parlantes al televisor y recibieron con los brazos abiertos a 0221.com.ar para vivir con nervios, alegría y pasión la primera final de la Copa del Mundo en la historia de su país.
La última semana del verano en La Plata será templada y tendrá días soleados, sin embargo los meteorólogos anticipan posibles lluvias para el martes.
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Con banderas, gorros, banderines, cuadros, collares, camisetas y otros artilugios se prepararon para el acontecimiento. Hubo picadas, sándwiches de bondiola al disco, mate y tortas. Con un “Hajdemo Hrvastka” (¡Vamos Croacia!) pintado en un pizarrón y bordado en las camisetas, los croatas alentaron todo el partido a pesar de ir perdiendo, apoyaron y disfrutaron del esfuerzo demostrado por su equipo contra un duro rival que acabó siendo más y se coronó Campeón del Mundo por segunda vez.
La suerte no favoreció a los croatas, aún cuando a miles de kilómetros de Rusia, en Berisso, una decena de simpatizantes cumplió sus cábalas al pie de la letra: la presidenta de la Asociación no puso un pie en la sede que dirige, es que, claro, tampoco estuvo en los encuentros anteriores en los que Croacia resultó victoriosa; el cocinero, por su parte, decidió volver a limpiar los pisos en pleno partido, al igual que como lo había hecho con Inglaterra durante la semifinal que los depositó en la definición de la Copa del Mundo por primera vez; y hasta cumplieron silenciaron el televisor donde veían el encuentro para poner música típica a todo volumen.
El final no fue el esperado: el apabullante equipo francés goleó por 4 a 2 a su rival y volvió a quedar en lo más alto del fútbol mundial, tal y como lo hizo de local en 1998. Pero la derrota no se vivió con tristeza en 165 entre 8 y 9, muy por el contrario, los hijos, nietos y bisnietos de aquellos inmigrantes que llegaron a las costas del Río de La Plata años atrás disfrutaron cada minuto de un partido que, sin lugar a dudas, quedará grabado en su memoria.
"Lo que hacemos aquí es lo que hacen todos los hijos de inmigrantes, transmitir lo que nuestros padres nos enseñaron y para que cada uno de los chicos que esta acá aprendan el idioma croata y la cultura del trabajo. Somos un grupo de la colectividad que este año cumplimos 20 años y justamente a raíz de un Mundial nació la colectividad croata en La Plata, Berisso y Ensenada. El hecho de llegar es tan importante como estar y el mundo sabe hoy lo que es Croacia porque vieron la fibra y la garra que pusieron todos nuestros jugadores”, lanzó Mario Bajcic emocionado y orgulloso de la labor de su equipo.
“La derrota de hoy para nosotros es una consecuencia. Estábamos en manos de Dios. Salimos de un repechaje y esto es demasiado para nosotros, lo fundamental es que demostramos la garra, la fibra y cómo se tienen que jugar estos campeonatos, Croacia corrió hasta el último minuto y se mostró al mundo, somos cuatro millones de personas, y es una linda forma de mostrarse”, lanzó Bajcic, que días atrás vivió con un sabor agridulce la victoria croata frente a la Selección argentina, en el segundo encuentro del Grupo D.
Aunque les hubiera gustado ganar porque habría sido "tocar el cielo con las manos" -aseguró Mario-, la final se vivió con una alegría extraordinaria: "En unos meses voy a ir a Croacia a felicitar a mi familia cuando nos encontremos allá, todos estos días estuvimos hablando sobre el partido y su alegría es la nuestra, así que voy a ir para felicitarlos y abrazarlos”, cerró el hombre con una actitud digna de imitar.
RAÍCES QUE SE CELEBRAN TODOS LOS DÍAS
La Asociación de Croatas de Berisso nació a raíz del mundial de 1998. Ese año Croacia hizo historia: participó por primera vez en un Mundial y registró su mejor desempeño en una Copa del Mundo (hasta este domingo), llegando a semifinales del torneo con un destellante Davor Suker, que terminaría el Mundial siendo el máximo artillero. Su derrotero mundialista terminó, precisamente, en manos de Francia, la selección anfitriona, que se consagraría por primera vez en su historia.
Este domingo, veinte años después, fue el epicentro donde hijos, nietos y demás descendientes de los primeros croatas que llegaron al país se reunieron con la mayor algarabía y hospitalidad. Disfrutaron todos como una gran familia de lo que fue un cierre de un Mundial histórico para ellos, brindaron y celebraron hasta el final con la condecoración de Luka Modric como el mejor futbolista de la competencia. Habrá que esperar ahora hasta la próxima cita mundialista que será en Qatar 2022, con la particularidad de que será la primer Copa del Mundo que se desarrolle en los meses de noviembre y diciembre. Habrá que ver entonces si Croacia puede mantener o mejorar su performance, aún cuando en Berisso algo es seguro: la colectividad croata de la región y sus miembros son auténticos campeones.
"Mis papás vinieron de lo que en aquella época era Yugoslavia, en la década del '20", contó Ilda, una profesora de 80 años que enseña croata en la Asociación, a 0221.com.ar. Las historias abundan en la casona que este domingo se llenó de vida para disfrutar del sueño mundialista. Cuando se formó la institución, los fundadores le pidieron que encabezara las clases y, por eso, primero estudió durante seis meses en Buenos Aires y ahora enseña todos los sábados al mediodía el idioma que sus padres le legaron: "Estoy orgullosa de todos los que trabajan aquí porque nos ayudamos entre todos y estamos orgullosos de ser croatas y contentos de que intervengan por primera vez en una final del Mundo", aseguró.
"Acá normalmente hay un Conjunto de Danzas que se llama 'Zemlja Moja', que significa 'Tierra Nuestra'. Se ensaya para la fiesta del inmigrante y la fiesta que celebra a Croacia en Buenos Aires. Los sábados tenemos cursos de idioma croata para todos nuestros chicos. Algunos que aprendieron fueron recibidos por la embajada en Croacia y se encuentran aprendiendo el idioma y las comidas croatas”, agregó Mario por su parte. Entretanto, la Asociación continúa creciendo y son muchos los chicos y jóvenes que se acercan a diario a disfrutar y celebrar de sus raíces. Una colectividad orgullosa de su pasado y no deja de apostar por su futuro.