Por Mariana Sidoti
Por Mariana Sidoti
“Si vos tenés sectores que se van a sentar siempre a negociar con un gobierno que está tomando medidas muy difíciles para su sociedad, entonces la verdad es que por ahí sea mejor hacer unidad con otros”. La frase es de la diputada Florencia Saintout y muestra a las claras el difícil horizonte que se le abre al peronismo en la provincia y también en la ciudad, de cara a las elecciones del año próximo. Es una de los seis diputados que representa a los platenses en la Legislatura bonaerense: ingresó en 2017 por Unidad Ciudadana junto al ex secretario de Seguridad bruerista, Guillermo Escudero, que ni lento ni perezoso se fue del bloque a pocos meses de asumir. Antes fue concejala, precandidata a intendenta y decana de Periodismo, un cargo que la ubicó como referente K no sin controversias.
El Servicio Meteorológico Nacional anticipa una temperatura máxima de 30°C en La Plata, que subirá hasta los 36°C en los próximos días.
Los especialistas advierten sobre el riesgo de un brote de dengue en La Plata y la región este verano y destacan la importancia de reforzar la prevención.
Comenzó su carrera política a fines de los 80, cuando empezó a militar en la facultad de Periodismo en la emblemática agrupación Rodolfo Walsh: un armado que supo imponerse como bastión peronista incluso durante el gobierno radical con el advenimiento de la democracia.
Fue consejera estudiantil y ocupó un cargo en el Centro de Estudiantes; su buen rendimiento académico la llevaría a conseguir una beca para viajar a México y seguir una carrera de posgrado. Ya estaba en pareja con Alejandro Verano y tenían un hijo en común.
A fines de los 90 concursó y entró como docente a la facultad. En esos años el decanato estuvo en manos del ahora concejal massista Luciano Sanguinetti, y luego de quien sería secretario general de la UNLP, Carlos Guerrero. Su sucesor fue el mismo Verano, quien ejerció el decanato entre los años 2004 y 2010.
Ese año, lo que parecía una mera separación de pareja se configuró más tarde en una guerra política (y pública): Saintout asumió la conducción de la facultad y emprendió, según denuncia el ala veranista, una cruzada contra la “vieja generación”.
Una de sus medidas más criticadas fue la creación de ‘cátedras paralelas’ o cátedras II, que más allá de proponer diferentes perspectivas sobre la materia en estudio dejaba a los docentes de la vieja guardia con un cupo limitado de estudiantes, algo que se vivió “como un castigo”. Esas diferencias también se vieron reflejadas en el centro de estudiantes –de la agrupación Rodolfo Walsh- que se partió en dos y obligó al entonces vicegobernador Gabriel Mariotto a apagar el fuego llevándose a varios militantes díscolos a trabajar en el Senado. Mientras, Verano ostentaba el cargo de director de Radio y Televisión Argentina (RTA) y sus aliados en la facultad estaban cada vez más relegados.
Para bien o para mal, Saintout cambió el paradigma académico de Periodismo. Un ejemplo visible es la entrega de premios Rodolfo Walsh, que antes estaba destinado únicamente a periodistas y que, en sus años de gestión, fue otorgado a presidentes como Hugo Chávez y Rafael Correa y dirigentes como el español Pablo Iglesias del partido Podemos. El premio, así como los contenidos de las materias en la facultad, ostentaron un componente cada vez más político e ideológico. Fue una postura que enfrentó a Saintout con periodistas como Jorge Lanata y la ubicó en un lugar de privilegio en la cúpula de sectores ultrakirchneristas como La Cámpora.
Esa posición se terminó de cristalizar en 2013, cuando de la mano de esa agrupación se postuló como concejal por el Frente para la Victoria e ingresó al Concejo Deliberante. Tras cuatro años de mandato –dos bajo el gobierno de Pablo Bruera y dos bajo el de Julio Garro-, Saintout pegó el salto a la Legislatura, no sin antes hacer un intento como precandidata a intendenta, en 2015, que perdió con el bruerismo.
La campaña electoral de 2017 fue con un peronismo –endeblemente- unido. Saintout compartió lista con el ex secretario de Seguridad de Bruera, Guillermo Escudero, y dos dirigentes gremiales: Susana Mariño (del SOEME, sindicato conducido por el ex dueño del diario Hoy, ahora detenido, Marcelo Balcedo) y Héctor Nieves, de UPCN. La paradoja: después de años y años de despotricar contra medios como el diario Hoy, Saintout se vio a sí misma favorecida –a veces de manera grotesca- en las páginas del matutino, y se quedó con poco y nada de capital político para intervenir de alguna manera cuando el Hoy echó a más de 100 trabajadores, muchos de ellos egresados de su facultad.
Ya en la Legislatura, la ex decana de Periodismo ocupa un lugar casi de trinchera. Es jefa de bloque de Unidad Ciudadana, la oposición a Cambiemos más grande con 22 diputados, y desde ahí impulsa proyectos que siguen la agenda de Cristina Kirchner en el Senado nacional, como los que tienen que ver con la reducción de tarifas de servicios esenciales.
“Diría que la gran mayoría de lo que llega al recinto son temas que le importan solamente a Cambiemos, y que llegan porque lo impulsan sus comisiones”, aduce en diálogo con 0221.com.ar. Su despacho, antes ocupado por el ex jefe de bloque del oficialismo, Jorge Silvestre, ahora está teñido de peronismo: hay fotos de Néstor y Cristina abrazados y pinturas justicialistas de Ángeles Crovetto, la reconocida artista y militante que fue censurada por funcionarios de Desarrollo Social.
Aunque sus compañeros de bloque le critiquen, por momentos, el modo de ser oposición, Saintout va al choque y en las sesiones siempre pide votación nominal, para que quede asentado quiénes le “hacen el favor” a Cambiemos. De relación tensa con su excompañera de fórmula Victoria Tolosa Paz, admite que “seguramente” sea candidata a intendenta el año que viene, sumándose a una larga lista que no tiene, por ahora, síntomas de depurar.
***
BIO. Nació en La Plata en 1970 y vivió en la ciudad hasta 1976. Cursó la primaria en distintas ciudades de la provincia –Barker, Vela entre otras- y la secundaria en Bahía Blanca. A los 18 volvió a La Plata para estudiar Periodismo y Comunicación Social; se licenció con orientación en Planificación y viajó a México a hacer una maestría en la Universidad Iberoamericana. Regresó al país para hacer un doctorado en Ciencias Sociales en FLACSO y un posdoctorado en Comunicación y Cultura en la Universidad de Córdoba. Fue decana por dos períodos en la facultad de Periodismo, en alianza estratégica con el centro de estudiantes peronista Rodolfo Walsh. En 2013, por primera vez, se candidateó a concejal con una lista colectora en el Frente para la Victoria. Y aunque iba en cuarto lugar entró al Concejo con el 11% de los votos.
- ¿Qué te llevás de la gestión en Periodismo?
- Estuve dos períodos, lo que pasa es que hicimos un montón: tomamos posiciones políticas e incluso académicas, porque la teoría nunca es neutral. Para mí ese tiempo fue algo que disfruté mucho, con muchísimas tensiones con cosas que no imaginé que iban a pasar, pero para nosotros fue súper importante. En estos pocos años vinieron presidentes latinoamericanos muy amados por su pueblo, artistas, académicos, cambiamos el plan de estudios, algo que parecía que no se podía hacer. Creamos institutos de investigación, todas esas cosas que por ahí no se ven tanto en el cotidiano. Fue, en ese sentido, una experiencia fabulosa, porque muchas veces cuando los académicos tomamos responsabilidades de gestión tenemos ciertos temores, porque es otra tarea distinta. Y yo también los tenía. Siento que fue grandioso pensar la Universidad desde ahí, surgió otra mirada.
- En su momento te acusaron de usar la facultad como “búnker”, hubo muchas críticas…
- Y las va a seguir habiendo. No voy a decir que es fácil, porque a nadie le gusta que le hagan críticas. Pero para mí es mucho peor pasar desapercibida, no por una cuestión de narcisismo sino porque cuando hay momentos complejos en la historia y se toman posiciones, no todo el mundo te va a querer. Así como ha habido críticas también ha habido elogios, que para nosotros son tremendamente valiosos. No solamente de pibes y pibas que van cursando, o de las familias cuando se reciben. Que nos elogie un presidente como fue Chávez, con su impronta en la historia, es un orgullo. A otros podrá no gustarles, aunque ahora estamos en un momento histórico donde las diferencias se están pagando caras.
- ¿Cómo ves a la ciudad?
- La veo muy mal. No es que antes la veía bien. Veo que tiene cosas hermosas, es una ciudad increíble, solamente que tenga la población juvenil que tiene, la Universidad, el movimiento cultural. Fue una ciudad imaginada, es maravillosa como desafío. Una ciudad producida humanamente. Ahora, yo veo que primero está muy empobrecida, estamos en el centro y cruzás a plaza San Martín y hay tres días a la semana donde se ve que hay gente que necesita trabajar. Que viene de los alrededores de una ciudad muy desigual. Hay lugares donde la gente vive encerrada en un country, y yo no tengo nada contra eso, por ahí la pasan bien y les llega el gas, la luz, les alcanza para pagar. Ahora, hay una cantidad de barrios en la ciudad donde han perdido el trabajo, no pueden comprar ni la garrafa social, no entran los micros, la inseguridad está cada vez peor... Es una ciudad que si no se cambia la política es invivible para la mayoría.
- Se viene un nuevo código de Convivencia que busca erradicar la venta ambulante…
La única manera de erradicar la venta ambulante es generando puestos de trabajo. La única manera de que a todos les alcance es generar puestos de trabajo. En realidad es una cortina de humo, no un código de convivencia. Porque si dejás a la gente sin trabajo, sin servicios básicos o con servicios totalmente deficientes y les hacés que paguen más de lo que pueden pagar, y hacés que los espacios públicos sean cada vez más excluyentes... Es un código más bien represivo, donde lo que van a tratar es de instaurar orden a como dé lugar. Y eso es lo que me parece preocupante.
- ¿Cuál es tu relación actual con los Bruera?
Hay que tratar de ver todo el tiempo las contradicciones principales y también las secundarias. No es que por ver una nos olvidamos de las otras. Hoy dentro del peronismo y el kirchnerismo hay infinidad de contradicciones, de posiciones diferentes, y yo creo que hay que mirarlas, no nos podemos hacer los tontos. Ahora, también hay que saber cuándo se dan las contradicciones principales. Creo que la contradicción principal en este momento histórico, como fue en el 2015, tenía que ver con juntar fuerzas para ver cómo se enfrentaba a un gobierno que nosotros decíamos iba a hacer exactamente lo que está haciendo. Un gobierno que atenta contra la libertad y la igualdad. Obviamente con los Bruera yo nunca milité, casi ni los conocía, los conocí cuando asumí como concejal y tenía infinidad de diferencias. Nunca hubiera ido en otra lista. No es que yo fui candidata porque quería ser candidata, realmente había diferencias muy grandes y se manifiestan ahora. Hay otro bloque adentro de Unidad Ciudadana que es más pequeño, pero el primero -y el único- que se fue es el espacio de Bruera. O sea, diferencias hay.
- ¿La salida es la unidad del peronismo?
- La salida no es que es la unidad del peronismo. Tiene que haber una unidad de todos los que tienen una base, un piso común de opciones con respecto a qué queremos de la sociedad en que vivimos. Esa tendría que ser la unidad. Yo creo mucho más que en la unidad de los dirigentes, o los candidatos, hay que construir una unidad de la gente, de trabajadores, de movimientos sociales. Para mí el gran ejemplo es el movimiento de mujeres, el gran giro que hemos dado como modo de construcción creo que hay que aprenderlo. Y que muchos dirigentes de diferentes fuerzas políticas tienen que aprehenderlo. Esa es una unidad que se construye desde abajo, con objetivos más allá de personas. Si bien se pueden ver ciertas referencias, no tiene un candidato, o una sola referencia. Tiene objetivos, es capaz de sentarse y pensar, ver cuáles son las mejores alternativas. Se respetan las diferencias, es capaz de dar debates complejos, que no son fáciles, porque el debate de la legalización es de los más difíciles que nos hemos dado como sociedad. Creo que esa es una parte del camino. No descarto de ninguna manera que con algunos sectores que hoy podemos estar en dos bloques, podamos estar juntos. Pero me parece también que eso va a depender de las decisiones que se vayan tomando en el camino, no cuando se cierra una lista. Y si vos tenés sectores que se van a sentar siempre a negociar con un gobierno que está tomando medidas muy muy difíciles para su sociedad, entonces la verdad es que por ahí sea mejor hacer unidad con otros, con aquellos que están enfrentando a este gobierno.
- ¿Renovás tu mandato o te lanzás a la intendencia?
- Siempre voy a estar en el lugar en el que tenga que estar (risas). En el que decidan mis compañeros, en el que pueda aportar una mirada mejor... Yo tengo una mirada sobre el proceso que es muy clara, más allá de todo tipo de especulaciones está claro lo que pensamos, lo que estamos convencidos. Entre esas cuestiones hay algunas donde nos podemos sentar a charlar y otras no, porque hay cosas que son inaceptables. No me imagino toda la vida tener tarea legislativa, además creo que nadie debería hacerlo. Hay legisladores que están hace mil años, yo creo que te terminás perdiendo un poco encerrado en la cámara. Es una tarea recontra necesaria, imprescindible en este momento, pero algo de eso siempre se tiene que mover. Yo nunca, jamás en la vida, tuve un deseo personal de ser intendente. O sea, hay un proyecto colectivo que me propuso como intendenta y seguramente me propondrá en la elección que viene. Estoy segura, porque somos un espacio político que nos venimos presentando muy de a poquito y siempre nos fue yendo un poquito mejor. En las lógicas políticas, si tengo que ser candidata voy a serlo sin lugar a dudas. Pero me parece que este es un tiempo de construcción más que un tiempo electoral. Y no lo digo para que quede bien, porque a esta altura no se me juega nada personal, tengo la libertad de irme de los lugares que no me gustan y quedarme donde decido quedarme. No necesito un trabajo, realmente estoy convencida de lo que hacemos. Y cada dirigente en el lugar que esté tiene que tener muy claro eso, porque en base a esa construcción es que luego se darán alianzas, o no, y en base a esa construcción también tenemos que responder a la sociedad, a nuestros hijos, a nuestra historia, a todo. Eso tampoco hay que perderlo de vista. Si no, nada de esto tendría mucho sentido. Si uno piensa que esto es un asunto propio, una carrera personal, yo me hubiera quedado haciendo una carrera académica porque no es que me iba mal en eso. Entonces es una construcción colectiva para poder transformar, la política tiene que ser eso. A mí a veces me aterra ver a la política como una carrera, en la cual alguien se mete para escalar posiciones. Siempre termina mal. Y este es un momento muy dramático, se necesita que haya personas que no se ven a sí mismas como dirigentes, y que por ahí lo son de otras maneras. Se necesita gente comprometida para dar vuelta esto, nosotros tenemos en este momento una de las deudas más grandes de nuestra historia. Cómo se va a pagar esa deuda, quién va a pagarla, parece algo lejano pero no lo es. Quienes hoy están haciendo deuda y saben que pueden irse a cualquier lugar del mundo siendo millonarios. Por lo menos creen que eso puede pasar. Entonces nosotros tenemos que tener gente dispuesta a dar las luchas que haya que dar, a sentar posiciones sin claudicar, que tenga coherencia. Tenemos que tener dirigentes que puedan dar debates no solamente entre dirigentes. Y me niego a pensar que la política se decida en la televisión, en estos años más que nunca.
- ¿Qué medidas o proyectos se deberían debatir sí o sí en Diputados?
- Desde que empezó el año estamos pidiendo una sesión especial -además tenemos todo el marco legal y reglamentario para hacerlo, la cantidad de diputados, etcétera- para que se trate el tema de las tarifas y que se retrotraigan. Ese es un tema elemental. Incluso tenemos varios proyectos más con el tema de tarifas que van desde los Electrodependientes hasta buscar la manera para crear en el Estado un espacio donde estén representados los diferentes sectores sociales y ver cuál es la tarifa razonable. No digo que nadie pague nada, sino partir de la base de que una tarifa razonable es una que se pueda pagar con un salario. Implica que tenés que crear condiciones de trabajo, necesitás tener un salario que te permita pagar una tarifa y que no se te vaya todo el sueldo en eso. Ese tema se han negado a tratarlo sistemáticamente en lo que va del año. Al Senado no llega como tema. La situación de la salud se ve con las situaciones gravísimas que han sufrido hospitales platenses, bebés bolseados a mano en el San Martín, operaciones hechas con celulares... en La Plata la situación en la que están las salitas de salud... hablás con cualquier vecino y ninguno puede decir que tiene una atención completa en las salas de atención primaria. Ese tema también es intocable. Y después está la educación. La gobernadora María Eugenia Vidal abre las sesiones peleándose con los maestros, hablándole a los maestros; sin embargo han cerrado escuelas de la provincia de Buenos Aires, hay instituciones que cada vez tienen más problemas, han pasado el Servicio Alimentario Escolar (SAE) a las municipalidades con alimentos vencidos, que no cumplen las mínimas pautas nutricionales. Salud y educación no existen en la cámara, en las sesiones no hay nada. Hemos pedido hasta una interpelación del ministro (de Educación, Gabriel Sánchez Zinny) para que venga a explicar. Y jamás se ha tratado. En líneas generales diría que la gran mayoría de lo que llega al recinto son temas que les importa solamente a Cambiemos y que llegan porque lo impulsan esas comisiones. En esta cámara en 2017 no habían funcionado las comisiones en todo el año. Ahora venimos sesionando, eso ha sido un logro. Aunque se sesione en situaciones increíbles. Lo de la sesión especial de tarifas es llamativo, porque ni si quiera reglamentariamente tienen una herramienta para impedirlo. Tenemos los diputados, las firmas de todos los otros bloques opositores, y nos siguen diciendo que no. Además tienen una situación de blindaje mediático infernal. A nivel nacional han quedado muy de la mano con todos los medios. Yo siempre fui muy crítica respecto de cuánta pauta se le da a los grandes medios, siempre he tenido posiciones públicas al respecto. Pero es tierra de nadie, en la ciudad de La Plata han desaparecido medios enteros. O al revés, medios que se manejan totalmente a pulmón con un desmerecimiento total del trabajo del periodista.
- ¿Qué le dejaste a la ciudad de tu gestión como concejala?
- A nosotros nos tocó ser oposición durante el gobierno de Bruera y durante el de Garro. Entonces la verdad es que fue una oposición en minoría. Y lo digo en plural porque no es un trabajo mío nada más, nuestro bloque fue el que más proyectos presentó. Proyectos que están hechos de manera impecable, de abajo, no están solamente en el papel bien hechos sino que cada uno de ellos fue trabajado con los actores involucrados. Creo que llevamos muchos proyectos de los que estaban al borde, o afuera. Proyectos que tuvieron que ver con mujeres, las compañeras trans, los productores... esta ciudad a veces se olvida que tiene gente trabajando 14 o 15 horas, sin nada, que cuando llega la tormenta los arrasa y después les importan lo mismo que ellos venden, por ejemplo con las flores que estos años se importaron para San Valentín. Hemos tratado de pensar proyectos que tiene que ver con adultos mayores, discapacidad... con todo lo que no estaba en la agenda central -aunque siempre la tenés que tomar, obviamente-. Y para mí tiene que ver con una idea de ciudad. Hay miles de ciudades, pero una de las que me resulta más convocante es una donde se vayan abriendo puertas, borrando fronteras, esas fronteras que muchas veces son territoriales porque hay muchos sectores que no pueden acceder a la ciudad. No solo discapacitados sino gente que no tiene la plata para pagar el transporte, o porque no le llega. Son fronteras materiales y también simbólicas. Un modo de pensar la ciudad es que no sea del centro para afuera sino al revés, las periferias -no solamente geográficas- hacia el centro, para transformar el centro. Esa es una idea que la vamos a hacer en algún momento. No sé si es políticamente correcto decirlo, pero ya sea conmigo como con cualquier compañero o compañera, vamos a gobernar dentro de muy poco la ciudad. Y eso lo estamos construyendo, lo venimos construyendo incluso de manera silenciosa, sumando actores.
- ¿Cuál es tu relación con Cristina?
- Ella sabe lo que pasa en La Plata, aparte es su ciudad, aunque tenga una tarea mucho más grande de lo que es la ciudad en sí misma. Y no solo una tarea sino una cabeza mucho más grande: ella en ese sentido es profundamente peronista, Perón decía que la política internacional se juega en lo local, en lo pequeño. Como sociólogo uno podría decir bueno, donde está lo macro está lo micro, la esquina, la mesa donde te juntás con tus hijos… ahí también se está jugando el mundo, la Humanidad. Es imposible que Cristina no esté mirando la ciudad. Ella para mí es una de las líderes más importantes de nuestro siglo, incluso más allá de la Argentina (y a medida que pase el tiempo se va a reconocer más). Tiene una conducción política muy presente, aún con los ataques tremendos que sufrió y sufre, su figura es cada vez más grande.