El 19 de marzo de 2018, un impactante incendio en la empresa textil Mafissa de La Plata, devoró todo lo que encontró a su paso. Unas 25 dotaciones de bomberos trabajaron más de 12 horas para contener las llamas y otras tantas para enfriar la zona y evitar nuevos focos. En la actualidad la planta sigue físicamente igual, destrozada. Lo que está (por ahora) intacto es su capital humano: los trabajadores, a los que nadie puede asegurar su continuidad laboral.
Tras el fuego la empresa se presentó ante el ministerio de Trabajo nacional a solicitar la apertura de un concurso preventivo de crisis, que les fue otorgado. Los casi 500 trabajadores vieron sus salarios recortados en un 30%. Con el avance del expediente, está todo listo para que los dueños comiencen a despedir trabajadores “con el visto bueno del gobierno nacional y del gremio”, se quejaron los empleados consultados por 0221.com.ar.
La empresa tiene el camino allanado para que, si quiere, pueda cambiar su razón de ser: de fabricar a importar. Muy lejos del slogan de su página web: “Líderes en la fabricación de polímeros, fibras, hilados sintéticos y geotextiles en Sudamérica”.
La salida que encontrarán los dueños de la empresa fue dejar de ser fabricantes y reconvertirse en una importadora de insumos para el sector textil. Los orígenes son países con mano de obra esclava: India y China.

Ante la situación de incertidumbre, los trabajadores se juntarán este lunes 23 en la puerta de la fábrica para marchar a Capital Federal y que se escuche su descontento con el gremio (Asociación Obrera Textil), la empresa y la decisión de la cartera laboral que conduce Jorge Triaca.
En el predio industrial se llegó a fabricar el 80 por ciento de la materia prima que utiliza la industria textil nacional: fibras e hilados de poliéster que se usan para la confección de camperas, pañales, zapatillas, protectores femeninos y remeras, entre otras prendas y accesorios para diferentes procesos y aplicaciones industriales.

Esta situación se da en el marco del décimo aniversario del brutal desalojo y represión que sufrieron los trabajadores en abril de 2007, por oponerse al despido de 103 obreros de la planta ubicada en 44 y 184 de Lisandro Olmos.