(La máquina de la SUBE marca un pitido incesante...)
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-No tenés carga, pá-, avisa Javier desde el volante.
El argentino Iair Horn, hijo del exdirector del colegio Max Nordau de La Plata, se reencontró con su mamá y su hermano Amos tras ser liberado por Hamas.
Inestable, gris y con un aumento de la temperatura: así estará el clima en La Plata durante el fin de semana
-Pero esta sí-, replica un joven acariciándose un arma en la cintura.
Javier no tiene muchas opciones: respira con cansancio y los invita a pasar al fondo del micro de la línea Este que conduce hace ya varios años. No es la primera ni será la última vez que lo “encañonen”. Pero unos meses más tarde, su contrato con Unión Platense (UP) terminaría drásticamente.
A pesar de que Unión Platense (UP) no renovó su contrato, Javier está de vuelta. Espera junto a otros dos ex compañeros –Carlos y Hernán, el primero sufrió su misma suerte y el segundo renunció para manejar un camión atmosférico, pero luego perdió ese trabajo- en la puerta de la terminal de la línea 2014, en Los Hornos.
Allí, una abrumadora cantidad de hombres y apenas una mujer aguardan en fila para entregar sus currículums en la empresa, que este lunes abrió una convocatoria para integrar su equipo de conductores. Y aunque los requisitos eran ser menor de 30 años y tener la secundaria completa, una amplia mayoría de postulantes supera con holgura ese límite etario.
De los tres ex compañeros de la Este solo Javier es menor de 30. Pero todos tienen una chance extra: el haber prestado servicios durante años en la empresa de los micros amarillos, para la cual solo tienen elogios. “Son 8 horas y se cobra bien, lo único malo es que muchas veces trabajás bajo presión. Pero te lo terminás tomando con humor”, dice Hernán en diálogo con 0221.com.ar.
Tanto él como Carlos irán, después de ser recibidos en UP, a la terminal de la línea Oeste, que también está buscando choferes. Volver al ruedo “es solo para quienes disfrutamos de esto”, explican, y más allá de la búsqueda concreta de un salario rescatan el hecho de volver a estar “todo el día en la calle”, aún soportando las vicisitudes del oficio, la inseguridad y el contacto constante con la gente.
Con una rápida consulta en la fila, que se va agotando y rellenando a medida que pasa el tiempo, puede notarse la predominancia de taxistas y remiseros “en crisis” que, aprovechando uno de los requisitos no excluyentes –tener experiencia en el área de transporte- se presentaron a probar suerte en otro rodado. “UBER nos está matando”, dice sin rodeos un remisero mientras otro, a su lado, asiente en conformidad. “Y antes se podía vivir de esto. Pero ahora ya es más un paliativo que una forma de vida”, agrega.
El panorama de esta mañana, que tendrá su revancha el próximo viernes con la segunda jornada de presentación de cv's, se completa con la presencia de una sola mujer en la fila. Andrea conduce un transporte escolar desde hace años y habla bajito cuando cuenta que llegó a las 8 de la mañana para no perder el lugar.
-¿Tenés expectativas?
-Y...
Andrea sonríe tímida y mira a su alrededor con resignación.
Ante la consulta de este medio, Unión Platense se negó a dar información sobre la cantidad de puestos que se abren. Lo cierto es que, entre este martes y el próximo viernes, la demanda se colmará de postulantes con seguridad. La falta de un trabajo digno y estable se replica a lo largo y a lo ancho de todo el país. Acá, en La Plata, cada vez que aparece una oferta laboral, sea cual fuere, la postal se repite: colas y colas de desocupados.