Un episodio en las redes sociales terminó desnudando un movimiento interno en una fuerza política que por ahora camina sin obstáculos aparentes hacia el intento de reelección de su figura más importante a nivel local, el intendente Julio Garro. Aunque el hecho en cuestión no implica aún una reconfiguración, sí abre algunos interrogantes sobre cómo se tramitará el proceso preelectoral de 2019. Emergen algunos resquemores que hay que rastrear en el modo en que se armó la lista en 2017 y cómo convivieron los distintos sectores durante la campaña.
La contraparte de la historia es Carolina Piparo, la diputada bonaerense protagonista de una historia de Instagram en la que habló de "una experiencia hermosa" y de un "evento social" al referirse a las familias que concurren a un comedor comunitario. La polémica fue tal que explotó en pleno recinto del Concejo Deliberante, con los concejales opositores haciendo fila para criticarla y la mayoría de los oficialistas dejándolos hacer o ensayando una defensa más bien tibia.
La cadena de hechos completa está directamente ligada a la atención con la que desde el palacio de calle 12 miran los pasos de la diputada, una de las pocas dirigentes de Cambiemos La Plata que tiene un nivel de conocimiento tal que puede ser comparable con el del intendente.
Eso no quiere decir que Piparo vaya a postularse en una interna contra el jefe comunal, pero de mínima puede ser una carta que jueguen quienes la impulsaron en 2017 para ganar espacios en las futuras listas.

Entra a tallar entonces la “pata peronista” de Cambiemos relacionada con el presidente de la Cámara de Diputados de la Nación Emilio Monzó. Uno de los mentores de la versión política de Piparo es el diputado provincial Marcelo Daletto, quien pese a ser representante por la cuarta sección electoral tiene fuertes vínculos políticos en La Plata donde incluso forma parte de la estructura partidaria del PRO.
La convivencia con el garrismo de todos modos es buena y tiene carácter cotidiano en la Municipalidad. También en la calle donde todos se suman a los timbreos. El peronismo en el gabinete municipal está representado por uno de los personajes fuertes del equipo, el secretario de Espacios Públicos, Marcelo “Chuby” Leguizamon.

También es fluido el contacto con los otros dos legisladores del mismo origen, el senador Gabriel Monzó y el diputado Guillermo Bardón, a quienes suele verse en la Municipalidad o compartiendo actos con el intendente.
Más allá de esa convivencia cotidiana la tensión está y se trasluce en algunas actitudes y dichos al pasar por dirigentes del garrismo más puro. Algunos, incluso, miraron con una sonrisa las repercusiones negativas que provocó la publicación de la diputada en la redes. Son los mismos que no tienen muy buenos recuerdos del modo en que la diputada se relacionaba con el equipo de campaña antes de ser electa. Y hasta podría leerse en clave de “fuego amigo” lo ocurrido en la sesión del Concejo Deliberante, en la que la oposición se hizo un banquete para castigarla, y a través de ella al propio oficialismo.

Fue llamativo que en ese ámbito no hubiera un solo concejal ligado directamente al intendente que saliera a defenderla. Sólo Julio Irurueta, quien en esa interna parece atender su propio juego, intentó una justificación. También reaccionó Raquel Krakover, pero desde una fuerza ajena al PRO como es la Coalición Cívica, y lo hizo más defender a Toty Flores, quien también había sido atacado, que para proteger a Piparo. Y la radical disidente Florencia Rollié, quien con un tibio alegato en el que de todos modos dijo no compartir los dichos de la diputada demostró reaccionar en función de su pulsión natural: actuar a contrapelo del resto del bloque.
Aunque es prematuro asegurarlo, parece difícil que la tensión derive en un armado de listas opositor. Ni siquiera es seguro de que se habiliten las PASO en la coalición. Y en caso de que así sea hay otros que aparecen más claramente fuera del círculo de poder que podrían intentarlo si no encuentran lugar en un armado común. El sector del PRO que lidera el director del Puerto La Plata Mariano Penas es uno de ellos. Los radicales disidentes con Rollie, Sergio Panella y Claudio Pérez Irigoyen, es el otro.

El tema “candidatura” aún no es esbozado públicamente en las filas de Cambiemos y la crisis económica tiene mucho que ver para que así sea. No obstante en la intimidad el punteo empezó a hacerse. Ya se ha hablado de quienes vencen mandato y cuál es la situación de cada uno en la vida interna. Será necesario seguir de cerca la relación del sector liderado por el intendente con los dirigentes del peronismo PRO. Garro suele resignar espacios en la lista para la Legislautura (en 2019 se ponen en juego las de los senadores Monzó, Juan Pablo Allan y Elena Pilar Ayllón) y reforzar con tropa propia al bloque de concejales. Habrá que ver si sigue con la misma tesitura, sobre todo en una cita electoral en la que su propio lugar estará en juego.