El Gobierno italiano aprobó un decreto que endurece drásticamente los requisitos para obtener la ciudadanía italiana por descendencia. La nueva norma impide a miles de argentinos tramitar el pasaporte italiano, ya que solo podrán acceder quienes tengan al menos un padre o abuelo nacido en Italia. Esta medida entró en vigencia de inmediato y podría ser debatida por el Parlamento.
Hasta ahora, cualquier persona que demostrara un ancestro italiano vivo después del 17 de marzo de 1861 podía solicitar la ciudadanía bajo el principio de ius sanguinis. Sin embargo, el Consejo de Ministros modificó este criterio, restringiendo el derecho de transmisión de la ciudadanía sólo hasta la segunda generación.
El cambio responde a un colapso en los consulados y al aumento de solicitudes, especialmente en Sudamérica. "Ser ciudadano italiano es algo serio. No es un juego para obtener un pasaporte", afirmó el ministro de Asuntos Exteriores, Antonio Tajani, justificando la decisión.
ciudadanía italiana
El gobierno italiano firmó un decreto que hace más difícil obtener la ciudadanía italiana a los argentinos y desde el 2025 no podrán ser ciudadanos quienes superen la segunda generación.
Impacto en los descendientes de Italia
El Ministerio de Asuntos Exteriores informó que la cantidad de personas que obtuvieron la ciudadanía en el extranjero aumentó exponencialmente en los últimos años. En Argentina, los reconocimientos pasaron de 20.000 en 2023 a 30.000 en 2024, mientras que en Brasil y Venezuela también hubo un fuerte incremento.
Hasta ahora, la ley vigente desde 1992 permitía que descendientes de italianos hasta la cuarta generación accedieran a la ciudadanía. Sin embargo, el decreto busca reducir este derecho y descomprimir la saturación en los consulados. Además, el reconocimiento de la ciudadanía podría dejar de gestionarse en los consulados locales y centralizarse directamente en el Ministerio de Asuntos Exteriores en Roma.
Antecedentes de las restricciones
En octubre pasado, el Ministerio del Interior de Italia ya había endurecido el proceso con una reinterpretación del ius sanguinis. Según esta nueva doctrina, si un antepasado italiano se naturalizó en otro país cuando su hijo era menor de edad, su descendencia perdía automáticamente la ciudadanía italiana, lo que dificultó aún más los trámites para miles de argentinos.