En una causa marcada por la complejidad técnica, la magnitud económica y la sutileza de las maniobras investigadas, una nueva jugada amenaza con alterar el tablero: una empresaria de La Plata, cuyos registros aparecen involucrados en el expediente por el megafraude fiscal que tiene como principal acusada a la contadora Natalia Foresio, pide declarar como testigo ante el juez federal Ernesto Kreplak.
Según pudo reconstruir este medio a partir de fuentes judiciales con acceso directo al expediente, la mujer —propietaria de una firma que operó durante años con el estudio contable de Foresio— sostiene que nunca autorizó la emisión de facturas que hoy aparecen asociadas a su empresa en el marco de la investigación por asociación ilícita, lavado de activos y generación de documentación apócrifa.
El núcleo de su testimonio anticipado puede resumirse en una frase dicha ante sus abogados: “Todas las facturas verdaderas están en el sistema de ARCA. Todo lo que no esté ahí, no es nuestro”. Lo que sigue es una línea de argumentación que podría comprometer aún más a la contadora investigada: según la empresaria, esas boletas que no reconoce fueron emitidas desde direcciones IP vinculadas al estudio de Foresio, no a las oficinas de su compañía.
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El uso del facturador de ARCA, una pista que puede echar luz a la investigación en La Plata.
Maniobra bajo sospecha
El dato no es menor. La causa que instruye el juez Kreplak ya acumula pruebas informáticas, cruces bancarios y movimientos societarios que apuntan a un esquema presuntamente diseñado para facilitar la evasión fiscal sistemática por parte de múltiples empresas y sindicatos del país. Se estima que el perjuicio económico sería superior a los 40 billones de pesos, una cifra sin precedentes en expedientes judiciales del fuero federal con asiento en La Plata.
En esa arquitectura de simulaciones tributarias, el nombre de Foresio aparece como presunta organizadora. Con más de veinte años de trayectoria profesional, la contadora fue detenida en mayo y ya prestó declaración indagatoria ante el juez, ocasión en la que negó terminantemente haber cometido delito alguno. Aseguró que su tarea se limitó al asesoramiento técnico y que toda la documentación generada respondía a los requerimientos de sus clientes.
Sin embargo, la declaración de esta empresaria podría comenzar a perforar ese argumento. Su equipo legal adelantó a 0221.com.ar que ya trabaja en una presentación formal para solicitar ser tenida en cuenta como testigo. Según adelantaron, no sólo aportará documentación respaldatoria, sino también los registros técnicos que demostrarían que las facturas cuestionadas jamás salieron de sus computadoras, sino del estudio de Foresio.
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Empresarios, gremios y hasta una financiera forman parte de esta billonaria trama de evasión de impuestos en La Plata.
El factor IP y la clave informática
En ese contexto, la prueba pericial informática podría convertirse en el punto neurálgico del expediente. El cruce de datos técnicos entre los servidores de la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA) y los registros de acceso desde distintas direcciones IP podría confirmar —o refutar— el testimonio de la empresaria. Si se comprobara que las facturas apócrifas salieron desde los equipos informáticos del estudio contable, la estrategia defensiva de Foresio podría desmoronarse.
Fuentes con acceso al expediente confirmaron que hay otros casos similares: empresas que figuran en la operatoria investigada pero cuyos titulares niegan haber intervenido en las maniobras. Algunas incluso ya han declarado informalmente ante la fiscalía y se espera que, a medida que avance la instrucción, se sumen a una eventual lista de testigos.
En paralelo, desde la defensa de Foresio —a cargo de los abogados Miguel Molina y Alfredo Gascón— insisten en que todo se trata de “meras conjeturas”. Plantean que el uso de una IP compartida no prueba delito alguno, y que la contadora jamás tuvo control sobre las decisiones que adoptaban sus clientes en relación a los montos, el contenido o la oportunidad de las facturas emitidas.
“El desempeño de Foresio fue siempre como profesional matriculada y dentro del marco legal. No tenía manera de conocer los extremos de un intercambio de bienes o servicios, ni el monto exacto facturado por un cliente”, señaló su abogado Molina en una de las intervenciones públicas sobre el expediente. También remarcaron que varias sociedades usaban el domicilio del estudio como domicilio fiscal, lo cual —según ellos— es “una práctica común” en la actividad contable.
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Miguel Molina y Alfredo Gascón, abogados de la contadora Natalia Foresio, por el momento, la única detenida en el caso.
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Una pieza que puede romper el engranaje
En esta etapa del proceso, aún en fase de instrucción, el expediente presenta cuatro personas procesadas —tres de ellas en libertad— y se prevén nuevas medidas de prueba en las próximas semanas. El juez Kreplak evalúa la solicitud de la defensa para realizar peritajes técnicos a favor de la imputada, pero ahora también deberá considerar la futura presentación de esta testigo clave.
Si el testimonio de la empresaria es admitido formalmente, su palabra podría actuar como catalizador: no solo introduciría un nuevo elemento objetivo —los registros técnicos que identificarían la IP de origen de las facturas truchas—, sino que además abriría la puerta a una seguidilla de testigos con un patrón similar de defensa. Esto podría convertir a Foresio de organizadora de una maquinaria de facturación fraudulenta en una profesional que, de acuerdo a los testimonios, operaba por cuenta propia y sin el conocimiento de sus propios clientes.
La diferencia no es menor. En términos jurídicos, la contadora podría pasar de ser sindicada como parte de una asociación ilícita (una figura que requiere el acuerdo de voluntades para delinquir) a ser eventualmente considerada autora directa o incluso ideóloga de maniobras dolosas ejecutadas con el uso indebido de datos ajenos. Es decir, podría pasar del lugar de “asesora” al de “autora”, lo que complicaría aún más su situación procesal.
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El juez federal Ernesto Kreplak a cargo de la compleja investigación en la capital bonaerense.
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Lo que viene en la Justicia
En paralelo, el juez Kreplak ya ordenó nuevas diligencias para robustecer el andamiaje probatorio de la causa. Se esperan citaciones a peritos informáticos y la solicitud formal de colaboración a organismos fiscales para rastrear el circuito del dinero vinculado a las facturas cuestionadas.
Mientras tanto, el nombre de Natalia Foresio permanece en el centro de la tormenta. Su intento de despegarse de las acusaciones podría verse socavado por el relato de una exclienta que, sin buscar inmunidad ni negociar una colaboración premiada, dice tener pruebas que acreditan que nunca pidió, ni autorizó, la emisión de las facturas que hoy la comprometen.
En la causa del megafraude fiscal, lo que parecía una maquinaria organizada por muchos, podría empezar a revelarse como el diseño de una sola mente: la de una contadora con domicilio en La Plata, cuyas decisiones, si se prueban, marcarán jurisprudencia. Y de paso, redefinirán los límites de la responsabilidad profesional en la era digital.