Una curiosa aparición sorprendió a quienes se encontraban en la República de los Niños, en Gonnet, cuando una comadreja -también conocida como zarigüeya- fue vista recorriendo la zona. El animal fue grabado por vecinos que estaban en el predio y rápidamente el video comenzó a circular por redes sociales.
El episodio generó distintos tipos de reacciones para los vecinos de la Repu. En principio, hubo asombro por su atípica visita. La lectora Romina de Gaetano envió a 0221.com.ar un resgistro de la comadreja caminando por la zona, a plena luz del día.
Cabe destacar que, si bien suelen despertar temor o ser asociadas con las ratas, los especialistas en fauna silvestre remarcan que estos animales no representan ningún riesgo para las personas ni para el entorno. Por el contrario: son especies clave para el equilibrio del ecosistema urbano y por eso se solicita a la comunidad que no se las lastime ni se las intente ahuyentar de forma violenta.
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La pequeña comadreja fue filmada por los vecinos de la República de los Niños este sábado, en horas del mediodía.
El rol de las comadrejas
Las comadrejas overas, como se las conoce en nuestro país, son mamíferos marsupiales tímidos, solitarios e inofensivos. Su presencia en áreas urbanas responde a la pérdida de hábitat y al avance de la ciudad sobre espacios naturales. No transmiten enfermedades ni son plaga y cumplen un rol fundamental al alimentarse de insectos como cucarachas, arañas, alacranes y garrapatas.
Según explicó la bióloga Ayelén Lutz, docente de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la UNLP, estos animales “se refugian en huecos de árboles, nidos de aves o construcciones humanas” y, aunque algunas personas les temen o rechazan su apariencia, no tienen ninguna relación con los roedores. Son animales limpios, que se acicalan frecuentemente, y que evitan el contacto con humanos.
Una de sus características más llamativas es su reacción defensiva cuando se sienten amenazadas: fingen estar muertas o emiten chillidos agudos, e incluso pueden liberar una secreción con sus heses. “Por más que no te guste el aspecto, no hay que matarlas. Bastante han tenido que adaptarse a los cambios provocados por el ser humano”, remarcó Lutz, quien además enfatizó que la vida promedio de estos animales es de apenas dos años, por lo que es aún más importante protegerlos.
Desde la comunidad científica y ambiental instan a actuar con empatía y amabilidad ante estos encuentros casuales, que pueden darse tanto en parques como en patios o incluso interiores de las casas. Las comadrejas no son agresivas ni buscan ocasionar problemas, por lo que deben ser respetadas y, en caso de estar heridas o desorientadas, llevadas a centros de rehabilitación o veterinarias.