El 17 de febrero las llamas destruyeron la despostada y a partir de ahí todo cambió para la plantas exportadoras de carne más grandes de la región.
A las 18:45 del 17 de febrero de 2025 arrancó un incendio en el Frigorífico Gorina que resultó devastador. Dañó gran parte de la planta e impactó en sus cientos de trabajadores. La crónica del día después, el padecimiento de las familias y la vuelta a la producción, a diez meses de un hecho que marcó el año.
0221.com.ar hizo una recorrida por la fábrica de 501 entre 156 y 157 veinte horas después del inicio del fuego, cuando todavía flotaba en el aire un potente olor a quemado que producía un leve ardor en los ojos. A varias cuadras de distancia se veía una enorme columna de humo que subía en cámara lenta hasta perderse en el infinito.
Estudiantes de Periodismo de la UNLP realizarán prácticas preprofesionales en 0221.com.ar, ampliando su experiencia en el campo de la comunicación.
Ola de calor y un servicio insuficiente: 11 horas de angustia sin luz en barrios de La Plata. Esta mañana, Villa Castells amaneció sin servicio.
Una gran parte de la histórica planta ubicada en la localidad que lleva el mismo nombre estaba destruida y sus trabajadores, que deambulaban desconcertados por los alrededores, no lo podían creer.
"Yo me voy a las 7 de la tarde y ayer nos quedamos hasta las 12 de la noche", le dijo aquel martes a 0221.com.ar uno de los encargados de seguridad. "Dicen que esto va a durar dos meses, pero no sé... si fuera dos meses sería un golazo; para mí va a ser mucho más", se lamentaba por su parte uno de los trabajadores más experimentados que observaban la escena.
A su lado, otro que llevaba trabajando hace 12 años, compartía la misma preocupación: "Nosotros por lo menos estamos respaldados... ¿pero qué va a pasar con todos los contratados?".
Hasta aquella noche trágica, en el frigorífico trabajaban alrededor de mil empleados. La mitad, aproximadamente, eran contratados. Algunos meses después, muchos habían sido cesanteados, otros seguían en condiciones muy precarias y la planta no retomaba su funcionamiento con normalidad.
Hasta el día en que se desató el incendio que destruyó buena parte de la planta trabajaban alrededor de mil empleados
El área más afectada fue la despostada, que quedó completamente inutilizada. Varias semanas después avanzó lentamente la remoción de escombros y estructuras metálicas deformadas. Por su parte, los productos cárnicos que quedaron atrapados en zonas de difícil acceso fueron retirados y trasladados al Ceamse de Ensenada.
En marzo, un grupo de trabajadores llevó a cabo una huelga para reclamar por sus condiciones laborales. Y en respuesta, muchos terminaron siendo castigados y quedaron sin tareas durante más de 15 días.
Luego, alrededor de medio centenar de operarios fueron reubicados en el frigorífico Ciaber de Bernal y otros tantos en el establecimiento Guaicos, en el barrio porteño de Barracas. Sin embargo, para muchos, ese nuevo destino laboral no era sostenible. Los empleados también denunciaron una reducción de sueldo, que no les pagaban las horas de viaje y que trabajaban en condiciones deplorables.
"Salimos de nuestras casas a las 14 y volvemos casi a las 4 de la mañana, a muchos no nos queda otra porque no hay laburo en ningún lado", le habían dicho a este portal los empleados reubicados, con resignación. Así fue como se generó una ola de renuncias, ya que varios trabajadores decidieron abandonar sus puestos ante la imposibilidad de sostener viajes tan largos y jornadas extenuantes lejos de sus hogares.
Hubo reubicaciones en otras ciudades y muchos trabajadores renunciaron porque no pudieron sostener los viajes
A finales de mayo, las autoridades confirmarían la reapertura de su carnicería para venta al público, después de más de 3 meses desde el incendio. Según lo anunciado, en los horarios de 7 a 13.30 y de 14.30 a 18 se podría comprar carne de manera directa sobre la calle 501. Para ese entonces, otro de los sectores del frigorífico afectados por las llamas también ya estaban funcionando, pero todavía restaba que otra gran parte del mismo retomara la actividad usual.
En noviembre, a nueve meses del siniestro, 0221.com.ar accedió a nuevos videos que mostraban el avance de las obras en el área de despostada, uno de los sectores más afectados, y cuya reconstrucción era esperada por decenas de trabajadores. Esta es la reparación del corazón operativo de la planta, que había quedado con severos daños, producto del fuego.
De a poco, áreas clave como saladero, faena, menudencia, tripería y cuarteo lograron retomar su actividad. Pero la despostada –que incluye desposte, empaque, congelado y la playa de carga de camiones– continuó con tareas de reparación que recién hacia finales de este año entrarían en su tramo final.
Por otra parte, el Concejo Deliberante de La Plata aprobó una ordenanza para condonar las deudas municipales del frigorífico y lo eximió del pago de tributos durante todo el año, con el objetivo de sostener los puestos laborales afectados por el siniestro.
El beneficio incluyó la Tasa de Seguridad e Higiene, la de Archivo de Guías de Ganado y Cueros, la de Servicios Urbanos Municipales y los Derechos de Publicidad y Propaganda. Según la Comuna, el monto total condonado asciende a unos 99 millones de pesos. Así, con las obras en marcha y las áreas renovadas, el Frigorífico Gorina se encamina a normalizar por completo la actividad en su planta.
Desde noviembre y hasta fines de 2025 el Frigorífico Gorina se encaminó a normalizar su actividad por completo
Pero los recuerdos de aquel 17 de febrero no se irán nunca más. Fueron muchos los trabajadores que estuvieron durante el incendio y otros tantos más quienes al día siguiente recorrían las instalaciones sin saber qué sería de ellos.
"Cómo son las cosas... ayer estábamos acá trabajando y mirá cómo está ahora, es increíble", decía uno de los más jóvenes. "Cuando estás acá adentro te querés ir y ahora querés entrar a trabajar", agregaba otro compañero. "Te da angustia por toda la gente que queda sin laburo en la despostada, que es una banda... sabés la gente que va a sufrir ahora... somos más de mil personas", repetía uno de los más experimentados.
Todos eran conscientes de lo que significaba la catástrofe y desde el día después de las llamas mostraron un gran sentido de pertenencia y solidaridad que los unió a lo largo del año más difícil.
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