Claudia Nievas, la viuda de Lolo Regueiro, habló con 0221.com.ar en el tercer aniversario de su muerte y reafirmó su pedido de justicia.
Este lunes se cumplen 3 años desde la muerte de César "Lolo" Regueiro, ocurrida el 6 de octubre de 2022 cuando el hincha de Gimnasia fue víctima de un escenario fatídico en las inmediaciones del estadio Juan Carmelo Zerillo que causó una brutal represión policial, durante un partido frente a Boca Juniors.
Esa noche el operativo de seguridad falló y las puertas se desbordaron en la entrada al estadio. Los efectivos de la Policía Bonaerense cerraron los accesos cuando todavía había hinchas queriendo entrar. Se generó un clima tenso, con corridas y empujones que la Policía intento disipar con grandes cantidades de gas lacrimógeno.
La esposa de Lolo Regueiro presentó un escrito para revertir la decisión. Su marido falleció de un infarto en medio de un escandaloso operativo en el Bosque.
Adentro se jugaban los primeros minutos de partido, y afuera la gente quedaba inmersa en una nube de de gas, que el viento llevó hasta adentro del estadio.
En ese contexto, Lolo Regueiro sufrió una descompensación mientras intentaba encontrarse con su familia y salir de la zona de la represión. Fue trasladado al Hospital San Martín pero los médicos no pudieron reanimarlo.
Claudia Nievas, viuda de Regueiro, habló con 0221.com.ar al llegar una fecha tan especial y reafirmó su pedido de justicia, el rechazo al sobreseimiento de Eduardo Aparicio —ex titular de la Agencia de Prevención de la Violencia en el Deporte (Aprevide)—, y recordó como fueron las últimas horas que compartió con Lolo y sus nietos.
—¿Cómo fue ese día y quiénes estaban en la cancha?
—Yo estaba en mi casa, en la cancha ese día estaba Lolo con mis dos nietos de 7 años y mi hija de 22 y en la cancha se encontró con su hermano Juan Domingo. En otro lado estaba Lolito (hijo), que estaba salvando gente. También estaba mi hija con la bebé de 4 meses y mi otro nieto de 9 años, Juan Cruz, que nos enteramos tarde dónde estaba, cuando se terminó toda la represión. Creo que nadie hubiera querido pasar lo que pasé yo esa noche.
—¿Qué recuerdo tenés de la última vez que lo viste a Lolo?
—Me acuerdo de ese día de mi nieto Joaquín, que es de Boca. El único porque después son todos de Gimnasia. Entonces Lolo sacó todas las camisetas se las mostraba, él siempre siguió a Gimnasia, a todos lados, a Brasil, a Paraguay, a todos lados. Él conocía la cancha porque se crió en ambiente de fútbol. Antes de irse, me dijo "haceme un guisito de arroz, pero pone el arroz a las 12 que llego" y se fue a la cancha. Y yo le saco la última foto donde está él con Joaquín y Santino. Cuando prendo la tele y se escuchaba todo el ruido digo "algo pasó". Y ahí empezaron a llegar los mensajes de Oriana que decía que el padre se había descompensado. Santino se perdió en el Bosque y Joaquín estuvo en todo momento al lado del abuelo. Para mi llegar ahí y escuchar los gritos de mi nieto fue tremendo, se me fue la voz y pensé: "Bueno, tengo que tomar fuerza de donde sea para seguir y apoyar a mis hijos porque ellos estaban todos en la cancha". En ese momento no podía hablar y ahora salgo a hablar y yo quiero justicia.
—¿Sentís que el recuerdo de Lolo está presente en la hinchada?
—Yo pedí que se hiciera ahí donde falleció él un monolito para que se recuerde y que nunca más vuelva a pasar algo así en el fútbol argentino ni en ninguna parte. Pero nadie me contestó y nunca me llamaron, es horrible sentirse solo. Yo le pediría a toda esa gente que estuvo esa noche que la pasó mal, que estaba con sus hijos, con sus nietos, con sus padres, ¿por qué nos dejaron solos? Porque esa noche le podía haber pasado a cualquiera. Así como le pasó a Lolo, le podía haber pasado cualquiera.
—¿Cómo se sienten cada vez que juega Gimnasia?
—A la cancha van dos de mis hijas. Una de ellos se refugió en la Iglesia porque se sentía mal, con bronca. Porque cuando murió Lolo estaba lleno de gente, amigos por todos lados, pero lamentablemente nos dejaron solos. Nadie de Gimnasia nos acompañó a una marcha, muy pocos, dos o tres y nada más. Ya no nos juntamos como antes de los partidos porque falta él. Cada uno tomó un camino distinto para tratar de superarlo, aunque no lo vamos a superar por nada del mundo. Él amaba a Gimnasia, fue a ver a Gimnasia y lo mataron.
—¿Cómo está la causa judicial hoy?
—El reclamo de la familia es no al sobreseimiento de Eduardo Aparicio, extitular de la Aprevide, que no cumplió con las funciones que tenía que cumplir esa noche. Sobre la situación judicial, me tuve que presentar sola porque me quedé sin abogado. Tuve que ir sola al juzgado cuando me entere de la apelación de Aparicio, y presente un escrito hecho a mano. Él sabía lo que era ese día el partido de Boca y Gimnasia, donde se hizo de noche, no había mucha iluminación, sabía que el partido era importante y no se tomaron las medidas necesarias. Él firmó el operativo con todas las irregularidades.
En la causa no dice nada de la represión que sufrió mi marido en ese momento. Mi marido murió por la represión, todos los que fueron al hospital San Martín esa noche vieron el golpe, vieron el parche y vimos la primera autopsia de mi marido, se ve el golpe y se ve la mancha de sangre, hasta una costilla rota tenía.
—¿Crees que van a poder conseguir justicia por Lolo?
—Si los jueces y los fiscales no son corruptos, y si los abogados nos se vendan, creo que sí puede haber justicia. Puede haber justicia porque las pruebas están, los videos están y todo el mundo vio lo que pasó esa noche. La responsable fue la Aprevide, que se haga responsable de lo que firmó Aparicio. Entonces quiero que todos los que estuvieron esa noche e hicieron todo mal en un juicio donde se hagan responsables.
El abogado de la familia de Lolo Regueiro, Marcelo Peña, presentó un recurso ante Casación para revertir el fallo que desvinculó al entonces funcionario.
Avanza la demanda de dos víctimas de la represión en el Bosque. Gimnasia, AFA, Provincia y aseguradoras deberán responder en la Justicia.