El exjefe de la Agencia de Prevención de la Violencia en el Deporte (APREVIDE), Eduardo Aparicio, se convirtió en el primer apuntado en quedar fuera del juicio por la muerte de César "Lolo" Regueiro, el hincha de Gimnasia que falleció por un infarto durante la represión policial en el Bosque en octubre de 2022. La Cámara Penal platense le bajó el pulgar a la acusación y le dio la razón a su defensa indicando que no tenía control real sobre lo que pasó esa noche y que su rol fue más político que operativo.
El fallo, al que accedió 0221.com.ar, argumenta que Aparicio no podía prever ni evitar el desastre de gases, balas de goma y entradas de más que terminó con un muerto y más de 300 heridos. Los jueces llegaron a esa conclusión luego de analizar los planteos de la defensa a cargo del abogado Juan Di Nardo, un sagaz letrado acostumbrado a obtener victorias en situaciones de adversidad.
Pero la movida judicial encendió alarmas en La Plata: ¿quién se hace cargo de los errores estructurales si cada uno se lava las manos?
El operativo del horror: muchos mandos, cero control
La noche del 6 de octubre de 2022 quedó marcada en la memoria de los hinchas de Gimnasia. Boca venía al Bosque por la Liga Profesional de Fútbol (LPF), las entradas se vendieron como si el estadio fuera el Maracaná y el ingreso fue un caos. La Policía Bonaerense, con los comisarios Juan Manuel Gorbarán y Sebastián Perea al frente, reprimió con gases y balas de goma a las familias que estaban en la puerta.
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La familia de Lolo Regueiro analiza los pasos a seguir tras el sobreseimiento de Eduardo Aparicio.
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A los pocos minutos de iniciado el partido, el árbitro decidió suspendero. Adentro del estadio el humo de los gases lacrimógenos asfixiaba a los jugadores y a los hinchas. Afuera, Regueiro, de 57 años, padre de familia y tripero de toda la vida, caía muerto por un infarto. Según testigos, ni los médicos pudieron asistirlo bien: los gases no se detenían ni ante un cuerpo tirado en el piso.
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Cientos de hinchas sufrieron en primera persona los efectos de la represión y los gases lacrimógenos en el Bosque.
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El expediente judicial avanzó con una carátula de estrago culposo seguido de muerte, que puede dar hasta 5 años de prisión. Los imputados: Aparicio, Gabriel Pellegrino (expresidente de Gimnasia), los comisarios Gorbarán y Perea. Pero la Cámara Penal dijo que a Aparicio no le tocaba esa.
El argumento: no hay "riesgo jurídicamente desaprobado"
El fallo lleva las firmas de Raúl Dalto, María Silvia Oyhamburu y Ernesto Ferreira y marca una línea muy clara: no se puede condenar a un funcionario por omitir si esa omisión no genera un riesgo penal relevante. Según los jueces, Aparicio "no dirigió ni coordinó el operativo de seguridad", ni tenía poder para frenar la represión, ni relación directa con la sobreventa de entradas. En criollo: su rol fue más de pantalla que de comando.
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Juan Di Nardo, abogado del extitular de la APREVIDE.
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Los jueces usaron la teoría de la imputación objetiva: para que alguien sea penalmente responsable, tiene que haber creado un peligro concreto que se haya realizado en el hecho. Para la Cámara, Aparicio ni armó el operativo ni lo ejecutó y, además, no estaba en el lugar de los hechos. Tampoco se probó que tuviera control sobre el accionar de los jefes policiales, que dependen de la fuerza y no de APREVIDE.
Lo que queda del juicio: la línea baja expuesta
Con Aparicio afuera, el juicio oral queda en pie para los comisarios Gorbarán y Perea y para el exmandamás tripero. A ellos se les imputa haber vendido más entradas de las permitidas y haber permitido un operativo policial desproporcionado. Para el tribunal, son los únicos que pueden tener una relación causal directa con la tragedia.
Aparicio, en cambio, se salvó de ser juzgado con el argumento de que el caos lo superó, que no había forma de prever todo lo que pasó, y que él no es responsable por el accionar de los comisarios. En los pasillos judiciales, sin embargo, no todos están de acuerdo. Hay quienes dicen que Aparicio fue parte del montaje político de seguridad, que APREVIDE no tiene poder operativo, pero sí da el "ok" a los planes de seguridad. Y que con ese visto bueno se hizo el partido. ¿No alcanza eso?
¿Quién banca a quién? El trasfondo político y policial
El sobreseimiento también fue leído como un guiño a Sergio Berni, entonces ministro de Seguridad bonaerense y jefe político de Aparicio. Cuando ocurrió la tragedia, el funcionario defendió a la Bonaerense y le apuntó a Gimnasia por la sobreventa de entradas, pero adentro del expediente los testimonios cruzaban responsabilidades.
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Gabriel Pellegrino, expresidente de Gimnasia, a juicio oral.
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Aparicio había sido mano derecha de Berni y exfuncionario de la gestión al mando de Daniel Scioli, con buena llegada al poder peronista de La Plata. Este fallo lo deja limpio en la previa a un juicio que va a seguir marcando agenda. Porque la muerte de Lolo no fue un accidente: fue el resultado de decisiones políticas, operativos sin control y negocios con entradas. Y como siempre, la víctima fue el hincha.
