Gloria bajo la camiseta de Estudiantes: el hombre que fue campeón con Osvaldo Zubeldía y vive en San Nicolás
Lo siguen llamando el Gato en el trato del vecino habitué ritual futbolero en San Nicolás, que alojará este sábado la final entre Estudiantes y Platense.
Platense y Estudiantes, dueños del TorneoApertura y TorneoClausura respectivamente jugarán la final del Trofeo de Campeones en San Nicolás, donde la vida es tranquila allá donde RubénPagnanini está con algún problema de cadera, que siempre se disimula con el afecto familiar y de las amistades.
Pagnanini jugó profesionalmente 402 partidos en el país, entre 1968 y 1980. Estudiantes lo tuvo en las formaciones del equipo de OsvaldoZubeldía, que confió en su titularidad para la Copa Libertadores, aquella que ganaron en el Estadio Centenario, el 27 de mayo de 1970, después de una batalla campal que no impidió la vuelta olímpica.
La que Pagnanini dio con la pelota guardada debajo de la camiseta. Pasó en el último tramo de 1977 a Independiente y su primer campeonato fue muy feliz con el Rojo, por la forma en que coronaron el 25 de enero de 1978, ante Talleres, en Córdoba (con un gol suyo) y un equipo que con ocho jugadores jugó 20 minutos y encontró el gol del 2 a 2 inolvidable gracias al genio de Ricardo Bochini.
Además, Pagnanini fue uno de los 22 argentinos que levantaron la Copa del Mundo en Argentina, la primera estrella de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA). Pero a pesar de la medalla, el hombre de 77 años no se sintió campeón por la sencilla razón de no haber jugado ni un minuto de los siete partidos en el máximo certamen de la FIFA.
Patricio Hernández, Barbieri, Pagnanini, Russo
En el Country con Patricio Hernández, Barbieri, Russo y el ayudante Massa.
Ese corazón sano del Gato parecía desgarrarse el domingo 5 de mayo de 2024 que consagró al equipo de Eduardo Domínguez ante Vélez. Vio por TV esa final donde se anunció el deceso de César Menotti, algo que para los integrantes del ’78 (están conectados por Wathsapp) podía suceder. « Cuando dan la noticia la gente de Estudiantes se levantó y aplaudió, un gesto que me emocionó, pese a las diferencias”. El Flaco fue la persona que lo eligió para un Mundial y, por otro lado, “Estudiantes me dio una alegría… La vida es así”.
“Menotti necesitaba en la lista confirmar tres lugares y éramos seis los pretendientes a esos lugares, y me tocó en suerte ser uno de los elegidos cuando ya estaba tocando mi fin como jugador". En la final con Holanda, evoca, esperábamos una charla súper, pero duró 5 minutos. ‘Ustedes tienen lo que yo necesito, y saben todo lo que tienen que hacer, vamos a la cancha y vamos a ganar’”.
Campeón de América con Estudiantes en el Estadio Centenario
“A la camiseta de Estudiantes la llevo en el alma, en el corazón, jugué 12 años y me dio todas las posibilidades”, expresó. Muy querido, de extremado perfil bajo, habla suave y recuerda con precisión. Su arribo a nuestra ciudad fue para la temporada 1967, cuando lo fichó el recordado técnico y ex jugador Juan Eulogio Urriolabeitia, que también decidió aprobar a otro chico nicoleño de la misma clase 1949, Ruben Antonio Sacconi. El Gato y el Gringo aprendieron a convivir en una de las pensiones.
Estudiantes Formación Copa Libertadores 1970
La formación de Estudiantes campeón de América.
Hoy los dos están en el pago natal, esa San Nicolás de los Arroyos que dio doce jugadores profesionales a la historia Pincharrata, y que en la actualidad tiene a Vicente Pierani, premiado esta semana en la 41ª fiesta de gala del Círculo de Periodistas que destaca a los mejores deportistas de la temporada.
En Tercera fue ubicado de volante central, junto a Cococho Alvarez, esos conjuntos que alegraban el domingo por el juego y la corrección deportiva. La bautizaron como La Tercera que Mata y en la versión arrolladora bajo el mando del Vasco Urriolabeitia ganaron varios campeonatos, con este fornido nicoleño con la cinta de capitán.
Tras un proceso de tres años, 1967 a mediados de 1969, fue promovido por Zubeldía, que fiel a su costumbre cambió posición de un jugador. A éste, que era volante, lo hizo 4. Más tarde, volvió de 5 al asumir José Silvero, y en la primera etapa de Carlos Bilardo, Pagnanini versión 75-76 llevó otra vez el dorsal número 4.
La gloria con Estudiantes
Se llamó CopaLibertadores de América, edición 1970. Estaba en el Pincha la necesidad de desahogarse tras el mal trago internacional ante Milan. Con el retiro de Madero, la pena disciplinaria de Aguirre Suárez y de Manera, y el lesionado Malbernat, llegó la chance histórica para Pagnanini. Semifinales con River y finales con Peñarol. “Marqué a Pinino Más, le hice caso a los consejos de Bilardo y me fue bien”, recordó
La noche en que gritaron Tricampeones, afirma que “se jugó al límite”. Para el tablón y la prensa quedó esta foto memorable. El Gato se guardó la pelota que hace diez años donó al Museo del Club. “Está en el lugar donde debía estar. Cuando terminó el partido justo estaba con la pelota y no dudé en guardármela. Me la quisieron sacar pero no pudieron”, ríe el Gato. El balón añejo se puede ver, entre otras reliquias, en la Sede Social de 53 n°620 de lunes a sábados de 8 a 20 horas, con entrada libre y gratuita.
La revista El Gráfico le reservó una página de una crónica emotiva: “Esa pelota que no se ve, esa que está debajo de la camiseta de Pagnanini, es la misma que acaba de consagrar a Estudiantes. Campeón de América por tercera vez consecutiva. Algo que ningún equipo, ni argentino ni uruguayo, ni brasileño, pudo realizar hasta ahora… Y ese fondo brumoso que hay detrás son las luces del Centenario. ¿Qué hace Pagnanini con la pelota escondida? ¿Por qué se la lleva?... Usted, nosotros, todos lo sabemos, ¿no es cierto?... Porque eso no es una pelota… Eso es un cacho de gloria”.
Pagnanini revista El Gráfico
La primera copa de Pagnanini, titulaba la revista El Gráfico.
Un breve lapso como orientador de juveniles en Fútbol San Nicolás fue recrear momentos y la chance de brindar herramientas educativas. Una institución que fundara en 1997 Patricio Hernández, ícono de los fieles pincharratas, también de cuna nicoleña.
Sin embargo, la última vez que pisó la gramilla fue en el predio de la UOM, en su ciudad, para darle nombre a un torneo organizado por el gremio metalúrgico. Las autoridades y un puñado de jugadores amateurs lo vieron llegar y los duendes de grandes campeonatos se hicieron presente en una cancha donde, con su zapato derecho, le dio el puntapié a la pelota. “Es emocionante recibir un halago en este momento”, dijo. Y así arrancó un Torneo que llevó su nombre.
Pagnanini UOM
Puntapié inicial en un torneo de metalúrgicos.
En su tiempo llegó a meter cañonazos desde larga distancia que iban a las piolas del arco; de veinticinco metros, a Boca, de cuarenta metros, a Gimnasia, con un despeje de cabeza.
Los colores del Pincha y del Diablo (con éste club llegó a ser citado al seleccionado mayor) lo pusieron en una encrucijada en la rueda de semifinales del Nacional ‘77. Dos partidos igualados y un alargue en que ganó Independiente con Pagnanini. Desde Avellaneda se fue a Estados Unidos para jugar en el Minnesota y se retiró en Argentinos Juniors en 1980, con un brillante Diego Maradona, y con Hugo Spadaro, junto a Miguel López, en la banca, reviviendo en apenas dos partidos un poco cómo fue la escuela donde empezó a demostrar.