martes 03 de septiembre de 2024

La historia del recordado Día del Niño en la cancha de Gimnasia

Se vive un nuevo Día del Niño y la ciudad de La Plata, con la cancha de Gimnasia, fue la sede de un hecho histórico.

Argentina y los niños del mundo por la paz”, fue el eslogan, y así fue desde mediados de julio hasta principios de agosto de 1987, cuando el Estadio de Gimnasia, que lucía distinto al actual, albergó a lo que hasta hoy fue la máxima expresión deportiva para una competencia entre niños nacidos en el año 1974.

Se denominó Campeonato Internacional de Fútbol Infantil, organizado por la liga infantil LIFIPA, con la colaboración del gobierno provincial y la secretaría de Acción Social de la ciudad de La Plata. Hubo entrada gratuita en el Estadio del Bosque, provocaron mayor atracción a la que traía por sí misma las delegaciones invitadas, de América y Europa, llegando un equipo de cada continente a la final que coincidió en el Día del Niño.

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Ecuador, con la Escuela Quito, resultó una de las primeras delegaciones en llegar, y la última en irse con el trofeo mayor en sus equipajes, ante el aplauso de los españoles, que tuvieron a un grande del fútbol como entrenador, Rodolfo Orife, platense de el barrio El Mondongo y campeón con Chacarita en el único título en primera allá por 1969.

En el debut, el combinado platense —que jugaba con el nombre de Argentina— celebró con Guatemala de un verdadero canto al fútbol, y al marco de público de una cancha de primera se sumó un árbitro del mismo nivel como el recordado Jorge Vigliano, entonces secretario de la Asociación de Arbitros de la AFA.

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El Día del Niño en la cancha de Gimnasia y Esgrima de La Plata.

El Día del Niño en la cancha de Gimnasia y Esgrima de La Plata.

Los partidos tuvieron lugar los jueves, sábados y domingos. El programa de encuentros (tres por fecha) se iniciaba siempre a las 13. Un torneo con formato de Mundial, con su ceremonia inaugural, que sucedió con todas las delegaciones portando banderas y estandartes identificatorios. La pelota, que siempre borra fronteras, convergió en 60 y 118, cuando en el diseño original habían contemplado jugar también los partidos en la cancha Estudiantes, pero esa chance se diluyó por una refacción en sus instalaciones durante un parate del fútbol argentino. El hecho fenomenal tuvo a muchos uruguayos, con doble presencia (Danubio y el Nacional), país que unos días antes se había alzado con la Copa América en River.

Al Estadio del Bosque llegaron de distintas latitudes. Mexicanos de Guadalajara; colombianos, de Independiente Santa Fe; peruanos, del Club Transportes Zúñiga, de Lima; de Estados Unidos, arribó una Selección de Miami. También hubo venezolanos y guatemaltecos, y por si faltaba un toque de distinción mayor, dos europeos: España (combinado de la Federación Andaluza) y Polonia (llegó tarde por inconvenientes en los vuelos pero pudo disputar un amistoso con Estados Unidos).

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De pie: Porcel (DT), Ledesma, Silenzi, Podestá, Blanco, Russo, Besada, Alberto, Alvarez y Silva (DT). En cuclillas: Foppiani, Forestefano, Paladino, López, Martini, Mincarelli, Di Grazia, Zapata y Spadafora

De pie: Porcel (DT), Ledesma, Silenzi, Podestá, Blanco, Russo, Besada, Alberto, Alvarez y Silva (DT). En cuclillas: Foppiani, Forestefano, Paladino, López, Martini, Mincarelli, Di Grazia, Zapata y Spadafora

Desde las raíces, el destino de LIFIPA era internacional, ya con un histórico presente de ese momento Paulino Navajas (inmigrante español de Logroño) y el actual Gerardo Telese (italiano de Salerno), quien a sus 78 años puede recordar aquella fiesta: “Con muchos equipos que alojamos en la República de los Niños, el Sindicato de Ferreteros y en el Batallón de Comunicaciones de City Bell”. La Liga Independiente se encargó de la parte deportiva y contó con el respaldo de Acción Social para permitir que sea algo más allá del fútbol, ya que se organizaron para llevar a los pibes a distintos espectáculos artísticos y visitas recreativas por la ciudad de La Plata y Buenos Aires.

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“Fueron los momentos más lindos para nuestra generación, Argentina venía de salir campeón del mundo con el mejor gol de la historia de los mundiales”, sintetizó el valor de aquella experiencia un adulto de hoy con 50 años Sebastián Graciani, que por entonces jugaba en Saladero de Berisso sin quedar en la convocatoria final del técnico José Silva, pero no fue un problema, porque veía desde una tribuna a sus compañeros de equipo que eran numerosos: Osmar Ledesma, Gustavo Foppiani, Sebastián Mincarelli, Juan Cruz Spadafora y Emiliano Zapata.

El Flaco Foppiani, hoy padre, vuelve en sus propios recuerdos de esa etapa que considera “la mejor de la vida, entrar al túnel de Gimnasia fue sensacional; porque pasamos de una cancha de siete a entrar a un monumental. Temblaban las piernas y ver a tus viejos”. Chicho Mincarelli, hoy dedicado a la política, asegura que “esa experiencia maravillosa, increíblemente impactante para nosotros, como jugar con nuestros amigos en un estadio de primera y lleno de público a los 12 ó 13 años, nunca lo habíamos imaginado. Por suerte no éramos tan conscientes”. Con tres goles suyos, y ante 5 mil personas, Argentina goleó a Guatemala por 5 a 0 en la jornada inaugural.

Daniel Dalto, reconocido relator radial de La Plata, hacía sus primeras presentaciones en una radio de Gonnet y comparte por audios los goles que archivó en cajas de cassettes de su gran trayectoria. Cada gol era celebrado como “argentino”, en vez de platense. “Chicos que no entienden bien esta inmensa alegría que los desborda”, describe una crónica periodística de la época. Facundo Besada, en una nota, soltaba “¡en nuestras casas están todos locos!”, con una inocencia que más tarde será pura viveza en su rol actual de DT: ascendió a la B a Villa San Carlos, en una definición apasionante, curiosamente, en esa misma cancha, veintidós años después.

Pero no fue el único con un destino feliz en el fútbol. El sub 13 tuvo a Leandro Martini, un niño rubio goleador de Centro Fomento Los Hornos, que ingresó por ese túnel también de adulto, como como entrenador de Gimnasia (en dupla con Messera) y de la reserva en el ciclo de Diego Maradona. “Sí, parece una película y ese torneo hermoso lo tengo presente como uno de los momentos más lindos de la niñez, esa selección sigue vigente por encuentros que surge del grupo de wathsapp. Alojé a un guatemalteco, que fue a dormir a casa. Me iban a ver mis padres, abuelos y tíos”.

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La segunda presentación, ante Venezuela, fue una tarde fantástica para una familia hornense. Un pequeño de nombre Martín Di Grazia festejaba su cumpleaños 13 y metió dos goles en el 4-2 con los caribeños. Expresa con gratitud por sus padres e inculca hoy las enseñanzas en sus hijos tanto en la vida como en el fútbol amateur, siendo entrenador de Gonnet, “dirigiendo a chicos que tienen la misma edad mía en aquel torneo. Gracias a esa selección entré a Gimnasia y llegué a la reserva, hasta que Griguol me dejó libre, después me recibí de ingeniero”. Aquel 21 de julio de sol invernal, en el palco de periodistas del Lobo, se vio a don Luis Garisto, técnico uruguayo de la primera (ya fallecido) que decidió acompañar a su ayudante Ruben Bedogni, que formaba parte de la organización.

Muy risueña es la anécdota que revive Martín Paladino al que iban a ver los compañeros del primario, del Colegio Sagrado Corazón. “Empezaron a cantar pidiéndole al técnico para que entre, Tito me miró y me dijo ‘te tengo que poner’. No me voy a olvidar nunca”, cuenta uno de los tres chicos que fueron convocados del club Brandsen.

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Leandro Martini ante Estados Unidos; en el futuro será DT de la primera del Lobo.

Leandro Martini ante Estados Unidos; en el futuro será DT de la primera del Lobo.

Dario Silenzi fue fichado por Peñarol de Olmos, cuya cancha daba al fondo de la casa de su abuela. Creció fuerte y llevó la cinta de capitán y fue el 5 formado en Peñarol. “Mi fuerte era lo físico, la marca” dice quien iba a cumplir el sueño de jugar en primera de AFA para Estudiantes en 1996, dejando de forma prematura para iniciar su etapa como empleado de comercio en una fábrica de aberturas. Aldo Podestá recién había llegado con su familia desde Baradero, y jugaba en Brandsen, destacándose en la selección como el líbero.

Hoy es directivo pincha, dedicado al fútbol amateur y evoca la etapa en que “con mi papá y mi mamá íbamos a visitar a las delegaciones que estaban en la República de los Niños, era como un paseo, quedó una relación hermosa con los chicos de Guatemala, Ecuador y Estados Unidos”. Podesta y Silenzi llegaron a subir al plantel profesional, en la era de Miguel Russo y Eduardo Manera.

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La representación de los clubes de La Plata

Otros protagonistas continuaron su vida lejos de la ciudad, como Ariel López (jugaba para CF 12 de Setiembre), hoy en España, figura del padel europeo. Osmar Ledesma (llegó a jugar en Huracán hasta reserva) cambió de vida, mudándose de Berisso a Minesotta, Estado Unidos, donde se dedica al rubro inmobiliario y hace docencia en una Escuela de Fútbol.

Los días de partido, las tribunas eran todo un picnic, con la mateada de padres y las madres que llevaban en sus canastas las tortas y fabricaron una bandera de 6 metros para dar rienda suelta a la emoción. ATC (Argentina Televisora Color) los entrevistó y llegaron a juntarse todos en una casa para ver el informe periodístico. La voz del Estadio alertó en varias ocasiones no solo por los cambios, sino por los niños que jugueteando por las gradas se terminaron extraviando de sus padres.

Los arqueros Amílcar Alvarez, apodado Chocolate, de Toronto, y Ariel Alegre, de Las Malvinas; los mediocampistas Gastón Forestefano, de Juventud de Zona Sur, y Mauricio Blanco, de Fomento Los Hornos; más el defensa Mariano Alberto, de Toronto; Gabriel Russo, del Club 12 de Octubre; Alejandro Marozzi, de Internacional.

Pese a la suerte esquiva en semifinales con España, no pasó de cuatro lágrimas en las mejillas. “El grupo era tan bueno que nos alegrábamos de lo que le pasaba a cualquiera y no fue traumático no poder ganar”, afirma Podestá. “Era una niñez en familia con Saladero y con LIFIPA, después del partido nos íbamos a una casa. Mi vieja hacía pastas para todos. El barrio te hacía chico y grande a la vez, y vivíamos con la pelota en los pies”, añora Foppiani.

Vieron la final Ecuador y España, en el Bosque, que terminó en los tiros desde el punto penal, con alegría sudamericana. Después, la entrega de premios. Y el futuro en una Novena, para Estudiantes fueron Silenzi y Podesta; para Gimnasia se fueron a brillar Besada, Blanco, Di Grazia y Mincarelli. Una cita que el fútbol infantil añora como la primera y seguramente la mejor, concluyendo como un cuento feliz un día de la infancia de hace 37 años.

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