En la primavera de 1945, La Plata vivió 48 horas decisivas que marcaron un antes y un después para la ciudad y sus habitantes. Lo ocurrido el 17 de Octubre pero también al día siguiente, fue mucho más que un eco de las movilizaciones que se gestaban en Buenos Aires. En la capital bonaerense, la interacción entre la universidad, la prensa y los barrios obreros de Berisso y Ensenada imprimió una dinámica propia, mostrando tensiones acumuladas desde septiembre. Como han señalado los historiadores Daniel James y César Díaz, estos días revelan la ciudad como escenario de un conflicto simbólico y político.
En parte, porque las ediciones normales no circularon hasta el 20 de octubre, la prensa platense tomó en conjunto al 17 y al 18. En parte también porque ambas jornadas constituyeron un verdadero continuo de movilización y paro en una ciudad que El Argentino, en su editorial del 20 de octubre, describió que “no vivió nunca, ni en los más agitados momentos políticos, ni en circunstancia alguna que haya memoria, las jornadas profundamente desoladas que acaban de difundir en sus ámbitos, abiertos y luminosos, la sensación de lo inaudito, de lo imposible”.
Diario El Día Diagonal 80 17 de octubre de 1945
Una de las columnas que atravesaron La Plata el 17 de Octubre de 1945 llega a la redacción de El Día, en diagonal 80
Los enfrentamientos en La Plata en los días previos
El 1 de octubre, sindicalistas de Berisso se enfrentaron con universitarios frente al Rectorado; el 4, la Universidad fue clausurada y desalojada. El 12, Perón fue detenido y trasladado a la Isla Martín García. Los estudiantes celebraron su encarcelamiento en el Rectorado, en la casa de Alfredo Calcagno, presidente de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), y en el Jockey Club, mientras que en los barrios obreros de Berisso y Ensenada se empezaba a organizar una respuesta masiva.
Todo ocurría en el clima internacional de la posguerra, tras la caída de Alemania y Japón en mayo y agosto de 1945, cuando cualquier movilización popular era vista con sospecha y fácilmente asociada al fascismo. Como ha señalado la historiadora Nayla Pis Diez, estos enfrentamientos reflejaban un conflicto cultural y político profundo entre la UNLP y los sectores peronistas en sus orígenes. Ese conflicto, nacido en el golpe de Estado de 1943 e intensificado desde septiembre de 1945, es crucial para entender los recorridos, los blancos y los objetivos de las movilizaciones del 17 y 18.
Los enfrentamientos de la primavera de 1945 reflejaban un conflicto cultural y político profundo entre la UNLP y los sectores obreros ligados al peronismo
El 16 de octubre, El Día informó que el sindicato ferroviario La Fraternidad rechazaba cualquier intento reaccionario de sus afiliados, mientras la Federación Obrera de la Industria de la Carne (FOIC) denunciaba a las “bandas extrañas” encabezadas por Cipriano Reyes que merodeaban por los frigoríficos Wilson, de Valentín Alsina. En su declaración oficial, la FOIC afirmaba: “Basta de nazifascismo y peronismo”. Esa noche hubo manifestaciones en Almafuerte, en la calle Barcelona, en Villa San Carlos y Villa Dolores de Berisso, que se disolvieron a las 20. La FOIC alertó a la policía sobre posibles incidentes en los frigoríficos y en YPF. A la 1.10 de la madrugada, cien personas gritaron vivas a Perón en Río de Janeiro y Montevideo, antes de ser dispersadas.
Obreros de Swift
Obreros del frigorífico Swift, uno de lo movilizados en las jornadas del 17 y 18 de octubre
El 17 de octubre en La Plata
Durante las primeras horas del miércoles 17 de octubre, la ciudad cambió por completo su aspecto habitual. Con la llegada de una multitudinaria masa, que El Argentino identificó mayoritariamente como compuesta por jóvenes de menos de 20 años, la intersección de las calles 1 y 60 quedó prácticamente bloqueada. Era una encrucijada clave: por esa esquina partía la línea 25 de tranvías y la línea 5 de micros que conectaba La Plata con Berisso. Además, se encontraba allí la delegación regional de Trabajo y Previsión. Los activistas impidieron el funcionamiento normal de los medios de transporte público. A los automóviles que pasaban los frenaban y les colocaban carteles con inscripciones alusivas a la candidatura de Juan Perón como presidente.
Diferentes columnas avanzaron por la ciudad. Los “manifestantes de Berisso” marcharon por diagonal 79 hacia plaza San Martín, destrozando instalaciones en una obra a la altura del 390 y continuaron hacia los talleres de Obras Sanitarias en 65 y 120, exhortando a los obreros a abandonar sus tareas.
A las cuatro de la tarde, el grueso de la columna se reagrupó en 1 y 60, con tambores, banderas, carteles y vehículos a caballo o en carro. Avanzaron por calle 1, encontrándose con otra columna proveniente de Ensenada por calle 52. Unidas, marcharon hacia la estación del Ferrocarril Sud, en 1 y 44. El servicio de trenes con Buenos Aires estaba interrumpido desde las 11; solo se podía llegar desde La Plata a Quilmes.
Etsación de Trenes
La estación de trenes de La Plata en 1 y 44 fue un punto de encuentro, pero las formaciones ya no salían de la ciudad durante la mañana del 17 de octubre
Los manifestantes continuaron por diagonal 80 hasta el edificio de El Día, que fue apedreado; en calle 46, dos automóviles pertenecientes al diario fueron volcados. La prensa se convirtió muy pronto en objetivo directo del enojo popular. Desde temprano, los ejemplares del diario habían sido interceptados en Berisso y Ensenada. Acabaron en el canal o prendidos fuego.
La movilización siguió hacia plaza San Martín, apedreando en el camino el Jockey Club y la sede de La Prensa. La confitería París fue protegida por la policía, y la sede de El Argentino, en 49 entre 4 y 5, sufrió roturas de vidrios que impidieron su edición los días 18 y 19. Frente a la Universidad, la columna lanzó amenazas a estudiantes; al llegar a 6 y 45 se registraron enfrentamientos, y el fotógrafo Enrique Casalanguide de El Argentino fue agredido. El recorrido culminó frente a la Casa de Gobierno, donde los manifestantes pidieron la libertad de Perón y la defensa de las conquistas sociales. La ciudad había vivido un día de movimiento incesante, con calles, plazas y edificios estratégicos ocupados por las columnas de manifestantes, redefiniendo el espacio urbano.
Auto volcado en La Plata el 17 de octubre
Uno de los autos volcados en la zona del diario El Día, según publicó ese matutino el 20 de octubre
Una ciudad paralizada el día después
El 18 de octubre ofreció un contraste absoluto: la ciudad quedó paralizada. No circularon tranvías ni camiones, micros, autos de alquiler ni ningún vehículo de transporte de pasajeros, con excepción de algunos carruajes de tracción a sangre. El tránsito de automóviles fue escaso. La totalidad de los comercios cerró desde horas de la mañana.
No hubo clases. No funcionaron las ferias francas de los jueves —la de calle 44 y la de diagonal 73—. El reparto de pan, carne y leche se realizó en forma muy parcial y solo en las primeras horas de la mañana.
Los bancos oficiales y los particulares no abrieron. Los tribunales provinciales y federales tuvieron actividad casi nula por falta de concurrencia de funcionarios y empleados. El gobierno decidió suspender toda actividad en las oficinas públicas.
Al cierre del 17 de octubre la ciudad había vivido un día con calles, plazas y edificios estratégicos ocupados manifestantes. El 18 la parálisis fue total
Los servicios telefónicos fueron interrumpidos tras la intervención de manifestantes en las estaciones Rocha y Paz, en 47 entre 9 y 10, y Tacuarí, en 17 entre 60 y 61. Desde las 13.30, La Plata estuvo prácticamente incomunicada. La policía mantuvo cierta comunicación mediante un servicio de chasquis con motocicletas entre la estación central y las comisarías.
El Día y La Opinión fueron nuevamente atacados, y un grupo ingresó en la casa de Alfredo Calcagno, rompiendo vidrios y puertas mientras su familia estaba presente. Más tarde, volvieron a hacerlo.
Ataque a la casa de Calcagno 17 de octubre de 1945
La crónica de El Argentino sobre el ataque a la casa del presidente de la UNLP
Durante la tarde, los activistas llegaron hasta una casa funeraria y exigieron la entrega de un ataúd con el cual desfilaron por calle 7, proliferando discursos contra los diarios y los estudiantes. Otras dos cajas mortuorias se desplegaron en manifestaciones frente al Departamento Central de Policía en plaza Rivadavia. Luego, los activistas enfilaron hacia 1 y 60 para seguir al grueso de la manifestación. Tomaron por diagonal 79 y luego por calle 56 hasta 7, para dirigirse a plaza Italia.
A las 18, representantes del estudiantado cercano al gobierno provincial y de los gremios hablaron en plaza San Martín. Cipriano Reyes cerró el acto, abogando por el fin de los desmanes y destacando los cambios impulsados por Perón. Hacia las 22, la ciudad recuperó la calma, mientras Berisso y Ensenada retornaban también a la normalidad.
cobertura 17 de octubre de 1945
La crónica del 18 de octubre en La Plata, con el paro total y la aparición de Cipriano Reyes hablando en Plaza San Martín
El 20, con la reaparición de los diarios, se documentaron daños en comercios, bares, clubes y entidades deportivas: una panadería en 56 entre 13 y 14, “Bonafide” en 7 entre 50 y 51. “Gath y Chaves”, el bar Cabildo, “Grimoldi”, “La Aguada” y el Automóvil Club Argentino, además de los clubes Gimnasia y Estudiantes, que suspendieron actividades, sufrieron roturas de vidrios. La cervecería Quilmes, de 46 número 281 entre 1 y 115, denunció el robo de barriles y cajones de cerveza y gaseosas. Lo mismo denunció Juan Martín Malagamba, que sufrió pérdidas en su depósito de comestibles y bebidas de 37 número 244.
3. ED - 17 de octubre de 1945 c
La cobertura del diario El Día del 20 de octubre, el día que pudo volver a imprimir sus ejemplares
El 21 de octubre hubo una misa en San Ponciano por la pacificación nacional, a cargo del presbítero Pedro García Alonso. Se irradió por LS11, la emisora oficial.
En 48 horas, La Plata había experimentado la irrupción de un nuevo sujeto político popular, capaz de ocupar calles, plazas y edificios, y de marcar el inicio de un país distinto.
