Sin lugar a dudas que, en este último tiempo, Estudiantes ha cambiado el paradigma de exportación de jugadores, pasando del de ser formador y vendedor, al de compra y venta. No quiere decir que esté mal ni bien, resultados económicos le dio, y deportivos también, ganando la Copa Argentina y la Copa de la Liga.
Justamente, si tenemos en cuenta el lapso de siete meses que pasaron entre una consagración y la otra, sumado a los retiros de Mariano Andújar y de Mauro Boselli, casi el equipo completo ya no está a disposición de Eduardo Domínguez por las ventas de cada uno de los jugadores.
Aquellos que se destacaron fueron y son negociados, como ocurrió con la venta de Santiago Núñez al Santos Laguna por 2,5 millones de dólares el 90% de la ficha, Jorge Rodríguez vendido a Rayados de Monterrey por 3,5 millones, Leonardo Godoy, su 50% al Athletico Paranaense por 2,5 millones, y Benjamín Rollheiser, el 50% al Benfica de Portugal por 5,2 millones.
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Benjamín Rollheiser fue una de las ventas de Estudiantes.
La historia siguió con Zaid Romero que se vendió el 60% al Brujas de Bélgica por 3,6 millones, y Javier Correa a Colo Colo por 2,5 millones. Los últimos casos son los de Fernando Zuqui a Universidad Católica por 800 mil, y recientemente, Eros Mancuso a Fortaleza por 2,5 millones.