-Entramos a formar parte de esa capacitación que íbamos a recibir y una era la invitación que hace regularmente todos los años el FBI a agencias extranjeras para formar parte de la Academia Nacional. Pasé unos exámenes en la embajada, quedé y el 1º de junio del año 2001 salí para para Washington.
-¿Qué recuerda de esa experiencia?
-Profesionalmente es un antes y un después. Nosotros recién en la provincia de Buenos Aires estábamos arrancando el sistema acusatorio. Llegar a una agencia de investigación que venía con un sistema acusatorio de hace años, fue genial. Yo llegué, me asignaron a la Academia. El curso comenzó el 1 de junio y volví a nuestro país el 10 de septiembre del año 2001, un día antes del atentado de las Torres Gemelas. El mundo había cambiado.
-¿Cuánto duró la experiencia, la capacitación?
-Es una capacitación de meses. El curso regular de la Academia Nacional, el que el FBI tiene en la Academia, tiene dos tipos de cursos, el regular de agente del FBI y el curso del FBI de la Academia Nacional, ahí convoca a todos los miembros de agencias del país y extranjeros para un curso que dura cuatro meses. Es el mismo curso que se le da a los agentes regulares y, en su caso, los que no tienen nacionalidad y en Estados Unidos tienen la posibilidad de aplicar para formar parte del FBI, o vuelven a sus agencias originales y eso le implica un ascenso en sus carreras profesionales.
- Cómo fue el arribo a Estados Unidos?
-Llegué a Washington todo bien organizado, nos llevaron a la localidad de Quantico que es donde está la Academia y (además) es la base de los marines, estamos hablando que Quantico es una región como sería La Plata, Berisso, Ensenada y hasta Magdalena.
-¿Cómo es el lugar?
-Inimaginable. Es un bosque, está la base de la Quinta Flota donde guardan los helicópteros presidenciales. En ese entonces estaban construyendo una sede de la DEA (Agencia de Lucha contra el Narcotráfico).
-¿En qué consistía un día de entrenamiento en el FBI?
-Me tocó un compañero de Missouri que era bien de película, era increíble. A las ocho era el desayuno, a las nueve arrancaban las clases hasta las doce, almuerzo y de las dos hasta las cinco de la tarde otra tanda de clases. En esas clases teníamos dos materias de criminalística, dos de conducta criminal de bandas y otra de crimen organizado. Éran seis secciones con ochenta personas cada una, mucha cantidad de gente.
-¿Qué le llamó la atención?
-Una de las clases muy interesantes fue sobre medios de comunicación. Nos enseñaban cómo abordar entrevistas, dar conferencias de prensa, eso está muy estudiado. Estuvimos un mes preparando un parte de prensa, cómo nos parábamos con un atril, teníamos el profesor que era un presentador yankee que tenía un grupo de periodistas, trabajaban ahí haciendo los interrogatorios. Después pasamos a un set de filmación donde hacían una entrevista filmada, me hacían una en vivo y después hacían otra preparada. Nada librado al azar. Lo último era cómo escribir un parte de prensa. Increíble. Todo preparado. Todo lo que aprendí es que tienen un método para hacer las cosas.
-¿Cómo es eso?
-Un método que lo van revisando continuamente, perfeccionando, actualizándolo. Ellos saben que implementando ese método es un resultado asegurado que puede ser exitoso o no, pero hay alta probabilidad de que si vos seguís ese método vas a tener ese resultado y eso es básicamente lo que intervienen todas las materias. También justificaban por qué alguien tomó el nuevo método, cuáles eran los resultados que tenían, las evidencias o lo que permitía acreditar, qué eso, ése método tenía resultado.
-¿Esos conocimientos le sirvieron para el trabajo como fiscal en La Plata, ahora en la etapa de juicio?
-Sí, pero es difícil. Estamos en otra idiosincrasia, otro nivel cultural también de la gente. Para poner el ejemplo claro, ellos vienen haciendo juicios por jurados hace mucho tiempo. La gente que va a un juicio de este tipo sabe lo que se trata, acá tenemos que arrancar de cero. También lo que me ayudó mucho es el manejo de la evidencia. Tenemos la idea de que la prueba es lo que se junta en la causa. Ellos tienen muy consciente, que eso es evidencia y la prueba es la que se produce en el debate -cosa que también acá se está hablando algo de eso-, pero la conservación de esa evidencia para que llegue intacta, para que llegue de la misma forma que fue recolectada hasta un proceso que puede acá en Provincia pasar dos o tres años. Entonces eso se va alterando. Evidencia puede ser la declaración de un testigo o un elemento que vas a mostrar y probar en una audiencia de debate. Bueno, eso a mí me sirvió mucho para tener acreditado, cómo hay que tratarla, conservarla de la mejor forma posible para que se pueda ventilar en el debate, que se convierta en prueba. Cómo asegurar que un testigo, después de años puede pasar que pierde memoria, los recuerdos que tiene quizás no son fidedignos, no solamente es lo que presenció, sino de la idea que presenció entonces. Bueno, ese tipo de elementos tienen que ser conservados de la mejor forma para que puedan ser producidos en audiencia.
-¿Estas capacitaciones continúan en la actualidad?
-Sí, además los egresados formamos parte de una asociación. Todos los egresados del mundo forman parte de la asociación con la sede en Washington y a partir de algunos años empezaron las delegaciones, una es para Latinoamérica y Caribe con la sede en México y hace dos años empezamos a agruparnos los que llamamos egresados de Argentina para hacer una delegación acá que debe tener aproximadamente unos 30 egresados. Una vez por año se realiza una semana de capacitación.
-¿A cuánto está el país de tener un sistema así?
-En herramientas, lo que es material, no estamos muy lejos. En el FBI una parte del entrenamiento es salir a recorrer con un móvil policial. Manejar armas forma parte del entrenamiento. En esa vez que salimos a patrullar pensé que iba a ser algo muy protocolar, pero no, me asignaron un partner, un compañero, y salimos. Para el país traería una cosa que me parece genial, es el concepto de formación continua. Una vez por año. Ellos en el año 2001 habían zanjado la discusión sobre el uso de las pistolas Taser, hasta escopetas tenían, obvio, con otro alcance. Pero lo que me parece central es el concepto de la capacitación constante, me parece que es fundamental en todos los órdenes, no solamente en la fuerza de seguridad, en las fuerzas de investigaciones. En el sistema judicial tuvimos varias clases con los alternos que son los fiscales de allá y muchos de los fiscales habían sido agente de FBI, era como el paso siguiente. Otro concepto que hay que evaluar es el tema de protocolo. Eso ya también hace a la seguridad.
-¿Y ese debate dónde se tiene que dar, en la justicia en el Legislativo, es una decisión política del Ejecutivo?
-Creo que conjunta. En 1998 cuando ingresé en el Ministerio Público empezaba la Policía Judicial, estamos en 2023 y todavía no está materializada. Me parece que todos formamos parte del sistema, desde el primer agente policial que es el que recibe la denuncia hasta el juez del Tribunal de Casación que tiene que convalidar que lo que hizo ese agente es válido. Todos somos parte de nuestro sistema por lo cual no hay secciones separadas. Es una tarea de años que requiere de una maduración de la sociedad y de la clase política, de todos de verdad, pero si se toma la decisión yo creo que esto es practicable, es rápido, porque la propia dinámica lo va poniendo en práctica. Pasó lo mismo cuando hicieron la reforma (procesal), decían "es imposible", "no se va a hacer" y de hecho con aciertos o con errores se hizo. Lo mismo pasó con el juicio por jurados. A veces también tenemos mucho esta visión del cortoplacista, pero si empezás a trabajar los plazos, los resultados lo vas a ver en un tiempo.