Los ocho jóvenes condenados por el brutal asesinato de Fernando Báez Sosa el 18 de enero de 2020 en la puerta del boliche Le Brique de Villa Gesell, esperan en la Alcaidía N°3 de Melchor Romero por una revisión de sus condenas y su traslado a cárceles comunes del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB) y las diferencias entre sí habrían llegado a un punto sin retorno. Aunque atravesaron el juicio en su contra con una defensa en común, el pacto que mantuvieron todos los implicados en el crimen se quebró tras el fallo del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N° 1 de Dolores y el último fin de semana los resquemores habrían desembocado en una feroz pelea en el patio de la cárcel de La Plata.
Todo ocurrió el domingo por la tarde. Máximo Thomsen, acusado de haber sido quien le dio la patada fatal a Fernando, paseaba por el patio del Pabellón 6 de la Alcaidía pero por primera vez se encontró solo frente a sus, ahora, examigos.
Según publicó el sitio BigBang News, hasta la lectura del veredicto las peleas entre los condenados no eran tan frecuentes y cada tanto afloraba alguna recriminación o queja, en su mayoría vinculada al uso del único teléfono celular que compartían, pero el fracaso de la defensa grupal a cargo de Hugo Tomei (financiada por la mamá de Thomsen) no solo dividió al grupo, sino que también marcó una grieta entre los padres; en especial de los tres que recibieron penas menores: Blas Cinalli, Lucas Pertossi y Ayrton Viollaz, condenados todos como partícipes secundarios del hecho y sentenciados a 15 años de prisión.
"Ellos tienen sólo tres horas autorizadas para salir al patio, porque no los cruzan con los otros presos. Están ellos solos. Hubo una pelea. Se empezaron a putear y se fueron a las manos. La ligó Thomsen y uno le gritó que los hundió a todos. La pelea aceleró el traslado de (Matías) Benicelli", sostuvieron fuentes cercanas a los jóvenes en diálogo con aquel medio.
La decisión de que Benicelli recale en Campana habría sido tomada el lunes por las autoridades judiciales, luego de que se conocieran los detalles del enfrentamiento; y a él también se sumaría Ciro Pertossi, ambos condenados a cadena perpetua.
El enojo del grupo responde directamente al fracaso de la estrategia planteada por Tomei, que no pudo morigerar las penas solicitadas tanto por los abogados de Graciela Sosa y Silvino Báez, los papás de la víctima; como los fiscales del caso. Los jóvenes sienten que Thomsen los "arrastró a todos" a las máximas penas posibles. "Son conscientes de que con otro abogado y otra defensa las penas hubieran sido distintas. Saben que es momento de despegarse ahora y, por fuera de la formalidad del cambio de abogados, eso genera una fractura en el grupo que durante los últimos tres años se mantuvo, incluso pese a la condena social", aseguran cerca de ellos.
El propio Cinalli reconoció en Crónica TV las discusiones tras el fallo y la fractura que sufrió el grupo tras el veredicto, quedando por un lado Viollaz, Cinalli y Lucas Pertossi y Benicelli, Thomsen, Enzo Comelli y los hermanos Ciro y Luciano Pertossi por el otro. "Ayrton, yo (Sic) y Lucas (Pertossi) estamos un poco distanciados de los otros chicos. No te voy a decir que súper peleados, pero sí distanciados de palabra", reconoció hace tan sólo una semana Cinalli y anticipó que, de acuerdo a lo que le habían informado, ese grupo iba a ser trasladado a Campana, el penal que por estas horas todos los padres de los condenados prefieren por su cercanía a Zárate.
"El fallo no es consistente y en una instancia de apelación es posible que más de una de las perpetuas se baje, no sólo la de los que recibieron las penas a quince años. Romper la defensa en bloque significa que empiecen a pelearse entre ellos, porque el nivel de participación en el ataque no fue el mismo", reconocen ahora en el entorno de los jóvenes sentenciados y en ese marco las preocupaciones del SPB ya no pasan por el hecho de que puedan ser atacados por otros internos sino en la propia dinámica del grupo que, sin embargo, todavía está por verse.