El film "Los libros cautivos" se presentará en el Cine Municipal Select

"De esta manera, el documental se propone echar luz sobre ese aspecto poco explorado de nuestra historia reciente, con la convicción de contribuir a develar rastros que estimulen a la reflexión sobre nuestro presente", se destalla en la presenctación del documental.

Antes de su última fecha en la sala municipal, Gabriela Fernández -platense y egresada como profesora en Comunicación Visual y docente de la Facultad de Artes de la UNLP- habló con 0221.com.ar sobre el documental que tuvo su fecha de estreno el pasado martes 22 de marzo y este martes a las 21.30 horas volverá a reproducirse.

-¿Desde dónde parte la investigación?

-Parto de la investigación que hice en el marco de una beca que me otorgó el Fondo Nacional de las Artes en el 2016. Donde hice una investigación ordenada pero yo ya venía trabajando el tema desde antes con algunos de los compañeros que están también en este proyecto. Ese primer trabajo fue una animación sobre un cuento que fue censurado: “El pueblo dibujado”, del libro "La torre de cubos", de Laura Devetach. Una animación interactiva para chicos que resultó ganador en un concurso que hubo en la provincia de Buenos Aires vinculado a las nuevas tecnologías. En ese momento trabajé con Fabián Cercato y Germán Suracce, que actualmente forman parte del documental. Más tarde aparece la posibilidad de presentar en la Facultad de Artes de la UNLP, de la cual todos somos egresados, las tesis en forma colectiva. Esto significa que la gente que estudió la carrera de cine, comunicadores o profesores, como la gente que estudio en la Facultad de Artes otras carreras, podían sumarse, como es el caso de mis dos compañeras Lila Eugenia Caramagna y Verónica Barbera que son de Artes Plásticas. Yo tenía este proyecto en el cual venía trabajando mucho y así nos vamos sumando con otros compañeros y compañeras. Somos siete los tesistas, sumándose en producción general Josefina Fantaguzzi y en montaje Lucrecia Caramagna.

-¿Qué fue lo que te llamó la atención en el proceso de la investigación?

-Desde el principio lo que me llamó la atención fue por qué se censuró. La cultura se censuró, lo digo siempre en las notas, fue un plan sistemático en dos planos: en el plano material que tiene que ver con la desaparición, la tortura y la sustitución de identidades de las niñas y los niños nacidos en cautiverio y un plan en paralelo a ese que es sobre el imaginario colectivo que es la cultura. La dictadura lo que hizo fue querer implantar una doctrina y para implantar esa doctrina se atacó a la cultura en todos los aspectos.

-¿Por ejemplo?

-El cuento “Un elefante ocupa mucho espacio” o “El pueblo dibujado” que está en La torre de cubos de Laura Devetach. "La Línea" o "El nacimiento de los niños y el amor" y otros autores para niños y para adultos que se censuraron porque objetaban que eran materiales que estaban preparando a las infancias en lo que ellos llamaban la moral subversiva. Por ejemplo en el famoso libro "Un elefante ocupa mucho espacio", que el elefante convocara a la huelga pero también que el elefante estuviera humanizado no era realista. Se buscaba mucho cercenar aquello que tuviera que ver con la imaginación, con la libertad, todo aquello que se saliera del realismo.

-¿Cómo fue el trabajo con tus compañeros y compañeras?

-El rodaje se hizo en La Plata en el estudio platense Sync. Esto fue un gran paso para poder realizar una producción audiovisual. Los registros se hicieron antes de la pandemia y cuando llegó nos faltaban jornadas de rodajes. Las hicimos cuando pudimos con protocolos. Hubo trabajo desde la Dirección de Arte porque hay material que son ficcionalizaciones. No queríamos caer en lo lugares comunes entonces buscamos imágenes poéticas que representaran la cesura en el inconsciente colectivo. Esa fue la idea desde la dirección de Arte. Lo hizo Lila Caramagna y por otro lado con Verónica Barbera, que trabaja en la biblioteca La Chicharra y es ilustradora hicimos animaciones que evocan los cuentos infantiles.Todo el montaje lo hicimos con Lucrecia y fue virtual y con Fabián Cercato hicimos en el estudio la post producción de imagen y el sonido con German Suracce. Josefina hizo un trabajo muy fuerte en la producción porque todos lo lugares de archivo estaban cerrados en pandemia.

-¿Cómo evocan eso que fue censurado?

-El documental tiene estos tres tópicos: las entrevistas, las animaciones y todas las intervenciones oníricas que lo hacen poético en un punto. Tratando de evocar eso que fue censurado. Tratando que estén presentes. Algunas cosas censuradas las ponían por escrito y otras la dejaban en una zona gris. Cómo evocar esa autocensura, ese miedo; y ahí entra la ficción, entra en arte.

-Después de la fecha en La Plata, ¿dónde sigue el documental?

-Mi deseo es poder estrenarlo en Buenos Aires. Tenemos algunas posibilidades abiertas. Y que circule por el país y sobre todo vincularlo a ambientes educativos, de formación para que pueda ser un material de acceso para maestros y  profesores. Presentarnos en festivales de cine y llegar a las provincias.

-Haber llegado hasta acá, ¿qué significa para vos?

-Es importante para mí este nacimiento académico del proyecto porque eso le da también esa intencionalidad hacia lo educativo y al público en general, porque forma parte de la infancias de muchos y muchas, con lo importante que es la infancia de las personas en lo que tiene que ver con el futuro del país y el presente. Siempre digo que a cualquier adulto o adulta este documental lo va a interpelar porque más allá de que la dictadura se termina en un momento determinado, los efectos de esta doctrina obviamente permanecieron en la sociedad en mayor o menor medida. Los niños y niñas no tenían opinión. Se tachaba de los manuales escolares los segmentos donde decía que opinen y fue todo el camino que la democracia tuvo que desandar.