El caso del nene superdotado de La Plata tomó una gran trascendencia y empiezan a darse diversas sentencias judiciales que establecen los pasos a seguir para poder solucionar el conflicto que sostenían entre la familia del niño y la Dirección General de Cultura y Educación bonaerense. El juez que interviene en la causa, Federico Atencio, dictó un nuevo fallo y le ordenó a Educación diseñar un programa en conjunto con el colegio para la trayectoria escolar de Benjamín Equiza para enriquecer la currícula o que pueda volver a adelantar un grado de ser necesario.
La abogada de la familia, Fabiana Rogliano, fue contundente y explicó que "este fallo es el primero que se logra en el país". "Hasta entonces, ningún juez había ordenado a las autoridades educativas diseñar un programa para un chico con altas capacidades. Sin dudas sienta un precedente a nivel nacional", agregó la letrada.
Lo cierto es que el colegio de Benjamín deberá desarrollar un plan pedagógico especialmente diseñado para el pequeño, cuyas capacidades se encuentran muy por encima del promedio. Ese trabajo, además, servirá como antecedente para otros chicos en su misma situación, muchos de los cuales también debieron enfrentar situaciones similares a la del nene platense que estuvo apunto de ser obligado a repetir de año.
Benjamín es un chico de apenas 6 años que debió atravesar una insólita puja judicial con la Dirección General de Educación Privada (DIEGEP): pese a haber rendido el examen para saltar un curso a fines del 2020 y haber asistido durante medio año a tercer grado, la Dirección General de Cultura y Educación (DGCyE) bonaerense pretendía obligarlo a retroceder hacia segundo. Las autoridades sostenían que debía realizar de manera obligatoria los seis años de estudios primarios. No admitían la validez nacional del certificado que Benjamín obtuvo cuando rindió un examen para saltar de curso en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA). Sus padres presentaron un amparo judicial tras considerar que los derechos de su hijo eran vulnerados y la Justicia falló en su favor.

A sus 3 años, Benjamín ya sabía sumar, restar y también había procesado por su cuenta la tabla del 2 cuando le preguntó a sus padres cuánto era el doble de 80. "Hay muchos nenes en la misma situación que Benja", le dijo tiempo atrás, y cuando todavía impulsaba la causa, su mamá, Soledad Heit, a 0221.com.ar.
"Lo aprendió todo en forma autodidacta, sin ayuda de nadie. En general, la gente y buena parte del sistema educativo piensa que ser superdotado es un beneficio, pero los chicos la pasan mal. Nosotros nos acercamos por la parte fea. Él se aburría muchísimo, no tenía intereses en común con los chicos de su edad y ya empezaba a somatizarlo. Tenía vómitos cíclicos por las noches, sin ninguna razón", relató entonces.

Por recomendación de la institución a la que todavía asiste, los padres de Benjamín, Heit y Andrés Equiza; lo llevaron a realizar un test de psicodiagnóstico y el resultado fue concluyente: la profesional les dijo que el chico tenía superdotación con "múltiples potencialidades". "Ahí la psicóloga aconsejó que pase de sala de 4 a primer grado", puntualizó.
Durante 2019, la Dirección General de Educación Privada (DIEGEP) validó el diagnóstico y ese reconocimiento le permitió a Benjamín adelantar un año. En 2020, lo que enseñaban en el primer curso de primaria ya lo sabía. Las autoridades escolares quisieron ayudarlo y empezaron a preparar actividades más complejas. "Benja los contenidos ya los sabía, no encajaba en el grupo y sufrió un montón, pese a los trabajos especializados no avanzaba", relató su mamá. Se preparó para rendir libre en la Escuela N°13 del Distrito 4 de CABA, una de las pocas jurisdicciones que habilitan el examen para saltar de curso. El resultado fue 100 sobre 100 ante un tribunal de la institución pública que lo acreditó.

Soledad relató que la decisión de llevar a su hijo a un tribunal educativo porteño tuvo su por qué. "Ellos reconocen la figura de alumno libre, no fue solo él, van de todas partes del país a rendir y no solo chicos de altas capacidades. Además, tenemos que presentar el test psicodiagnóstico correspondiente", contó. Enseguida se solicitó la aprobación provincial del documento y, a pesar de los reclamos durante meses, la respuesta no llegó. Lo que sí llegó fue la pandemia y Benjamín, con el visto bueno de la inspectora de su colegio, se sumó a las clases de segundo grado vía Zoom en la segunda mitad del año. Se sintió parte de un grupo y, aunque las tareas no le resultaban particularmente desafiantes, podía compartir la misma línea de pensamiento que sus compañeros. "Para él fue la mayor alegría del año aprobar dos cursos en un año. Nunca tuvo estabilidad, se vive moviendo desde que está en el jardín. Ahí empecé a reclamar en todos lados, nadie me contestaba”, ilustró Soledad el calvario emocional que vive su pequeño.
Llegó el 2021 y Benjamín empezó de manera provisional tercer grado, a la espera de la resolución educativa provincial. Medio año después, el 8 de junio, llegó la decisión oficial: la DIEGEP mandó una escueta nota, sin firma ni expediente. "Dicen que el certificado no se ajusta a la normativa y que él tiene que ir de acuerdo a su edad cronológica", relató su mamá angustiada. Eso para Benjamín significaba volver un año atrás y repetir segundo.
Sus padres tuvieron una reunión con Valeria Trajtenberg, la jefa de inspectores de la Región I de DIEGEP, en la cual se les explicó que el niño estaba obligado a realizar los seis años previstos en el plan de estudios primarios, no podía promocionar pese a haber acreditado un examen. Mientras tanto, el artículo 15 de la Ley de Educación sostiene que el Sistema Educativo Nacional tendrá una "estructura unificada en todo el país que asegure su ordenamiento y cohesión y la validez nacional de los títulos y certificados que se expidan".

Soledad señaló que el dato curioso es que, durante la pandemia, la mayoría de los alumnos sí pasaron de curso sin rendir exámenes ni repetir. "Por más que tenga facilidad, abarcó dos años en uno, hizo paralelamente las tareas de primer y segundo grado, y rindió libre el examen. Él ya no quiere que lo muevan más de curso. Cuando por fin se siente contenido, otra vez vuelve a afrontar lo que para él es un calvario”, comentó.
Lo único que su familia pretendía era garantizarle la educación que le corresponde por derecho. "Hay ejemplos de aulas a nivel mundial que aplican la diversidad en las aulas, la educación bien contenida. El no necesita maestros aparte, necesita que adapten la manera de enseñar en algo que se puede aplicar a toda el aula", puntualizó la mujer.
Finalmente, la familia decidió llevar el reclamo a la Justicia y presentaron un amparo para que pueda matricularse oficialmente en tercer grado. Mientras tanto, una medida cautelar permitió que Benjamín continúe los contenidos del tercer curso. Finalmente fueron los magistrados los que les dieron la razón y Benjamín podrá seguir estudiando sin repetir ni retrasarse, aprovechando todas sus capacidades.