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"Hola Marianito": el día que me sonó el teléfono y del otro lado estaba Diego Maradona
2 AÑOS SIN D10S

"Hola Marianito": el día que me sonó el teléfono y del otro lado estaba Diego Maradona

Va a ser imposible olvidarme la vez que levanté el celular y lo escuché. O el día que me contó cómo se gambeteó a medio equipo inglés. ¡Gracias, Diego!

25 de noviembre de 2022

-Hola, Marianito…

-Diego...¿sos vos?

Fueron unos días muy movidos en Estancia Chica y en todo el fútbol argentino. Diego Armando Maradona genera cosas imposibles. Tan imposibles como que toda una ciudad como La Plata esté paralizada ante su posible llegada a Gimnasia.

Todo empezó como una noticia falsa pero cuando le consultaba a los dirigentes ellos no lo negaban. De hecho, aseguraban que existía una chance real de que se haga cargo del equipo.

Y al final llegó el día. "Diego Armando Maradona es el nuevo técnico de Gimnasia", decían todos los noticieros deportivos. Y por si faltaba alguna confirmación, el presidente Gabriel Pellegrino salió de la casa de Diego y lo confirmó a todos los medios.

La locura fue total. Así lo recuerdo. Tal es así que hinchas de varios clubes hicieron filas en la sede del Lobo para hacerse socios y poder ver a Maradona en la cancha. 

Él sabía que estaba trabajando en la Reserva y que me había hecho cargo del plantel de Primera División junto a Lea Martini. Todo esto lo supe por el llamado de un colaborador suyo. Ni bien llegó, Diego quería hablar conmigo. Sí. Diego Armando Maradona pidió mi celular para hablar conmigo.

La charla fue inolvidable. Además de hablar de fútbol, me preguntó por la situación del club, los jugadores de Primera y las juveniles.

No sabía si tratarlo de vos, de usted…Era Diego. Él más grande de todos los tiempos. El ídolo mío y de toda una generación.

A los pocos minutos de charla ya me empezó a decir "Marianito". En varias oportunidades me llamó así. Fue algo hermoso porque me hizo sentir que era un amigo mío de toda la vida.

Gimnasia estaba atravesando un momento complicado por la situación de los promedios y Diego pidió que vayamos a la presentación en el Bosque porque necesitaba de todos. ¿Cómo no íbamos a estar?

Mis cuatro hijos fueron testigos de la emoción que tenía después de cortar el teléfono. Fue una sensación hermosa. Todavía recuerdo los partidos en el barrio, donde todos queríamos ser Maradona. Usábamos la 10 y si no teníamos el número en la camiseta se lo hacíamos con un fibrón.

El 9 de septiembre quedará grabado a fuego en mi memoria y la del Lobo. Ese día Maradona fue presentado como técnico de Gimnasia. Tuve el privilegio de estar cerca de él, en la zona de vestuarios. Vimos que hubo un movimiento de motos de la Policía y aparecieron las camionetas negras en las que siempre se trasladaba

Primero hablamos con el Gallego Méndez y Adrián González, a quienes ya conocía. Después, apareció Diego. Me vio, sonrió y me dio un abrazo. Me dio un beso que lo guardo para siempre.

Ese día sentí por primera vez ese magnetismo único que transmitía Maradona. Saludó a todo el plantel y ninguno de los futbolistas entendía que estaba pasando. Estaban compartiendo un momento único con el más grande de todos.

Salió a la cancha y el Bosque explotó con sus palabras y no paró de corear su nombre. En medio de esa euforia, Diego tuvo un gesto hermoso cuando me señaló delante de toda la platea H.

Los primeros días en Estancia Chica fueron de muchas reuniones con los técnicos y los profes de las juveniles. Recuerdo un encuentro en la sala de Análisis de Video. Estaban todos enloquecidos con la situación.

Chalamos, le hacíamos preguntas y nos dijo qué era lo que pretendía de los chicos de Reserva y las juveniles. Nos pedía que estemos bien juntos, que nos necesitaba a todos

Era muy lindo ver la locura de los chicos. Diego se movía en ese carrito de golf y él se bajaba para sacares fotos con los chicos.

Diego disfrutaba mucho de Estancia Chica o, como él decía, del perfume del verde césped.

Después de los entrenamientos con la Reserva me quedaba un rato para hablar con él. Una vez no me contuve y le pregunté por el “Gol a los Ingleses”. Necesitaba saber qué había sentido y cómo hizo ese gol tan extraordinario. Si había tomado dimensión de lo que había hecho.

Fiel a su estilo, respondió con una simpleza extraordinaria. El tipo hizo el mejor gol de la historia de los mundiales y lo contó como si hubiese pateado un córner. ¡Se había gambeteado a medio equipo inglés!

Me dijo que en el momento que agarró la pelota se dio cuenta que estaba a otra velocidad. “Los ingleses no tenían chance de pararme por como venía. No me podían frenar, Marianito”, relató.

Una de las tantas charlas que tuvimos en Estancia quedó retratada. La fotógrafa del club nos vio hablando, yo en cuclillas y él sentado en una heladerita. Nos chistó y los dos sonreímos. Fue todo muy espontáneo.

También mis hijos tuvieron la suerte de conocerlo. Me acuerdo cuando le pregunté si le molestaba que se saquen una foto. "¿Sos boludo? ¿Cómo me va a molestar?". Así era Diego.

Mis amigos también querían saber todo sobre Maradona. Él era otra historia, no es un ser humano normal. De qué hablaba, qué hacía, con quién se movía. 

Después vino la pandemia y todos sabemos qué pasó. Ese 25 de noviembre estaba volviendo a casa cuando empezaron a decir por la radio que algo estaba pasando en la casa de Diego. Decían que había muchas ambulancias.

No terminé de estacionar en la puerta de casa que ya estaba la noticia. Prendí la tele y estaban con eso. Lo que vivimos por esos días fueron de mucho dolor y tristeza. Eran imposible no llorar. Se fue el mejor de todos los tiempos. El tipo que creíamos que era inmortal. 

A los pocos días nos tuvimos que hacer cargo del equipo. Fueron días muy difíciles. Los jugadores sacaron lo mejor y le rindieron el mejor homenaje en la cancha.

Sin dudas que esos días con Maradona serán inolvidables. Más allá de todos los momentos hermosos que viví en mi carrera, esto fue otra cosa.

Esto fue conocer y tener relación con mi ídolo de la infancia y el mejor de todos los tiempos. El tipo que en un momento de su vida fue más conocido del planeta. Haber compartido en ese año y medio fue algo impresionante. Haberlo conocido más en profundidad y haber charlado y reído con él. Que me dé un abrazo y un beso son momentos únicos que te la da vida.

Va a ser imposible olvidarme la vez que levanté el celular y escuché: “Hola, Marianito”.

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Va a ser imposible olvidarme la vez que levanté el celular y lo escuché. O el día que me contó cómo se gambeteó a medio equipo inglés. ¡Gracias, Diego!
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"Hola Marianito": el día que me sonó el teléfono y del otro lado estaba Diego Maradona

Va a ser imposible olvidarme la vez que levanté el celular y lo escuché. O el día que me contó cómo se gambeteó a medio equipo inglés. ¡Gracias, Diego!
"Hola Marianito": el día que me sonó el teléfono y del otro lado estaba Diego Maradona

-Hola, Marianito…

-Diego...¿sos vos?

Fueron unos días muy movidos en Estancia Chica y en todo el fútbol argentino. Diego Armando Maradona genera cosas imposibles. Tan imposibles como que toda una ciudad como La Plata esté paralizada ante su posible llegada a Gimnasia.

Todo empezó como una noticia falsa pero cuando le consultaba a los dirigentes ellos no lo negaban. De hecho, aseguraban que existía una chance real de que se haga cargo del equipo.

Y al final llegó el día. "Diego Armando Maradona es el nuevo técnico de Gimnasia", decían todos los noticieros deportivos. Y por si faltaba alguna confirmación, el presidente Gabriel Pellegrino salió de la casa de Diego y lo confirmó a todos los medios.

La locura fue total. Así lo recuerdo. Tal es así que hinchas de varios clubes hicieron filas en la sede del Lobo para hacerse socios y poder ver a Maradona en la cancha. 

Él sabía que estaba trabajando en la Reserva y que me había hecho cargo del plantel de Primera División junto a Lea Martini. Todo esto lo supe por el llamado de un colaborador suyo. Ni bien llegó, Diego quería hablar conmigo. Sí. Diego Armando Maradona pidió mi celular para hablar conmigo.

La charla fue inolvidable. Además de hablar de fútbol, me preguntó por la situación del club, los jugadores de Primera y las juveniles.

No sabía si tratarlo de vos, de usted…Era Diego. Él más grande de todos los tiempos. El ídolo mío y de toda una generación.

A los pocos minutos de charla ya me empezó a decir "Marianito". En varias oportunidades me llamó así. Fue algo hermoso porque me hizo sentir que era un amigo mío de toda la vida.

Gimnasia estaba atravesando un momento complicado por la situación de los promedios y Diego pidió que vayamos a la presentación en el Bosque porque necesitaba de todos. ¿Cómo no íbamos a estar?

Mis cuatro hijos fueron testigos de la emoción que tenía después de cortar el teléfono. Fue una sensación hermosa. Todavía recuerdo los partidos en el barrio, donde todos queríamos ser Maradona. Usábamos la 10 y si no teníamos el número en la camiseta se lo hacíamos con un fibrón.

El 9 de septiembre quedará grabado a fuego en mi memoria y la del Lobo. Ese día Maradona fue presentado como técnico de Gimnasia. Tuve el privilegio de estar cerca de él, en la zona de vestuarios. Vimos que hubo un movimiento de motos de la Policía y aparecieron las camionetas negras en las que siempre se trasladaba

Primero hablamos con el Gallego Méndez y Adrián González, a quienes ya conocía. Después, apareció Diego. Me vio, sonrió y me dio un abrazo. Me dio un beso que lo guardo para siempre.

Ese día sentí por primera vez ese magnetismo único que transmitía Maradona. Saludó a todo el plantel y ninguno de los futbolistas entendía que estaba pasando. Estaban compartiendo un momento único con el más grande de todos.

Salió a la cancha y el Bosque explotó con sus palabras y no paró de corear su nombre. En medio de esa euforia, Diego tuvo un gesto hermoso cuando me señaló delante de toda la platea H.

Los primeros días en Estancia Chica fueron de muchas reuniones con los técnicos y los profes de las juveniles. Recuerdo un encuentro en la sala de Análisis de Video. Estaban todos enloquecidos con la situación.

Chalamos, le hacíamos preguntas y nos dijo qué era lo que pretendía de los chicos de Reserva y las juveniles. Nos pedía que estemos bien juntos, que nos necesitaba a todos

Era muy lindo ver la locura de los chicos. Diego se movía en ese carrito de golf y él se bajaba para sacares fotos con los chicos.

Diego disfrutaba mucho de Estancia Chica o, como él decía, del perfume del verde césped.

Después de los entrenamientos con la Reserva me quedaba un rato para hablar con él. Una vez no me contuve y le pregunté por el “Gol a los Ingleses”. Necesitaba saber qué había sentido y cómo hizo ese gol tan extraordinario. Si había tomado dimensión de lo que había hecho.

Fiel a su estilo, respondió con una simpleza extraordinaria. El tipo hizo el mejor gol de la historia de los mundiales y lo contó como si hubiese pateado un córner. ¡Se había gambeteado a medio equipo inglés!

Me dijo que en el momento que agarró la pelota se dio cuenta que estaba a otra velocidad. “Los ingleses no tenían chance de pararme por como venía. No me podían frenar, Marianito”, relató.

Una de las tantas charlas que tuvimos en Estancia quedó retratada. La fotógrafa del club nos vio hablando, yo en cuclillas y él sentado en una heladerita. Nos chistó y los dos sonreímos. Fue todo muy espontáneo.

También mis hijos tuvieron la suerte de conocerlo. Me acuerdo cuando le pregunté si le molestaba que se saquen una foto. "¿Sos boludo? ¿Cómo me va a molestar?". Así era Diego.

Mis amigos también querían saber todo sobre Maradona. Él era otra historia, no es un ser humano normal. De qué hablaba, qué hacía, con quién se movía. 

Después vino la pandemia y todos sabemos qué pasó. Ese 25 de noviembre estaba volviendo a casa cuando empezaron a decir por la radio que algo estaba pasando en la casa de Diego. Decían que había muchas ambulancias.

No terminé de estacionar en la puerta de casa que ya estaba la noticia. Prendí la tele y estaban con eso. Lo que vivimos por esos días fueron de mucho dolor y tristeza. Eran imposible no llorar. Se fue el mejor de todos los tiempos. El tipo que creíamos que era inmortal. 

A los pocos días nos tuvimos que hacer cargo del equipo. Fueron días muy difíciles. Los jugadores sacaron lo mejor y le rindieron el mejor homenaje en la cancha.

Sin dudas que esos días con Maradona serán inolvidables. Más allá de todos los momentos hermosos que viví en mi carrera, esto fue otra cosa.

Esto fue conocer y tener relación con mi ídolo de la infancia y el mejor de todos los tiempos. El tipo que en un momento de su vida fue más conocido del planeta. Haber compartido en ese año y medio fue algo impresionante. Haberlo conocido más en profundidad y haber charlado y reído con él. Que me dé un abrazo y un beso son momentos únicos que te la da vida.

Va a ser imposible olvidarme la vez que levanté el celular y escuché: “Hola, Marianito”.