Un pequeño barrio familiar ubicado detrás de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), delimitado por la transitada avenida 60, se encuentra en jaque por la enorme cantidad de robos y entraderas que se están llevando a cabo en los últimos meses. Los vecinos se sienten desprotegidos ante la falta de respuestas, tienen miedo por la incesante ola de violencia e inseguridad que lo tienen a maltraer y en este contexto sienten que "ya no se puede confiar en nadie".
José, uno de los frentistas del barrio que prefiere preservar su apellido, dialogó con 0221.com.ar y relató el terror que supone estar viviendo constantemente pendiente de las cámaras de seguridad a la espera de que ocurra un nuevo robo en la zona. "El barrio se caracteriza por tener mucha gente grande, es familiar y tiene esa esencia. Siempre hubo robos los años anteriores, pero fueron los últimos tres meses que nos llamaron la atención porque los robos se vivieron de manera más violenta, con modalidades que no eran vistas, por ejemplo entraderas con mucha violencia".
El contexto de inseguridad y la cercanía entre todos los vecinos del barrio llevó a que decidieran organizarse contra la delincuencia en medio de una "emergencia barrial". "Tenemos 46 cámaras instaladas dentro de las 8 manzanas y todos los vecinos tienen acceso a estas imágenes, siempre hay alguien que está mirando. Tenemos también un grupo de Whatsapp con la comisaría cuarta", explicó.
Seguido de esto, el frentista contó el último caso que puso con los pelos de punta a todo el barrio. Según dijo, "a un vecino se le metieron en la casa, lo amenazaron con cortarle los dedos enfrente de sus nietos, no les importó absolutamente nada y la huida la hicieron con el auto particular de esta persona, un Peugeot 308 blanco". Este robo, además de violento, también demostró la impunidad con la que se manejan los delincuentes por la zona y que mantiene preocupados a los vecinos: "A la semana vimos el auto de esta persona merodeando en el barrio y nos dimos cuenta por la patente, que ni siquiera la habían cambiado, ¡y estaban paseando por la esquina de donde lo robaron! Es increíble, de una impunidad total. Inmediatamente dimos aviso a la policía, iniciaron una persecución pero huyeron y no los vieron nunca más", sentenció.

El hombre contó a este medio que una vez que identificaron y analizaron minuciosamente la frecuencia de estos robos, comenzaron a sentir desconfianza de la propia fuerza de seguridad policial y un hecho delictivo terminó por sembrar la incertidumbre entre los vecinos. "Un día pasó que, cerca de las 2 de la mañana, sonó la alarma de uno de los vecinos, se acercó personal del 911, se treparon a la pared en el terreno anterior, no vieron nada y se fueron. A la hora cayó un chico en bicicleta, se bajó, abrió el portón, se metió trepando la pared y se robó cosas que tenía ese vecino en su quincho. Uno no quiere pensar mal, pero cuando uno empieza a analizar los distintos hechos, cómo se fueron dando y ante el grado de incertidumbre que se maneja producto de la falta de respuestas, comienza a elaborar distintas hipótesis", dijo y agregó: "Al menos es llamativo este hilo de acontecimientos".

Con este escenario de constante inseguridad, los vecinos se cansaron de reclamar detrás de un teléfono y fue el lunes pasado que tuvieron una reunión con el intendente de Berisso, Fabián Cagliardi, y demás autoridades. En dicho encuentro le mencionaron cómo se vive en el barrio en los últimos meses y buscaron un escudo frente a tanta inseguridad, pero no pasó ni un día que ya ocurrió otro robo en la zona. "Hemos tenido una reunión en estos días, el lunes con el intendente municipal. Vino con funcionarios de diferentes áreas del municipio, autoridades policiales, jefe de la departamental, comando patrullas y demás, que charlaron con nosotros. Al otro día de esa reunión, entraron a robarle a una de las personas que se encarga de avisarle siempre todo a la policía, una persona muy comprometida. Nos llamó mucho la atención porque es un vecino que está muy comprometido y terminó siendo víctima de una modalidad que siempre denuncia", contó.
"Uno no puede vivir pendiente de las cámaras de seguridad, esto ya viene de hace un tiempo y agota", dijo el vecino. Y en medio de la resignación lanza como pregunta retórica si la salida vecinal sería la de armarse. Admite tener suerte de no haber sufrido un robo en los últimos meses, pero que día a día está alerta para poder evitar que esto suceda y así proteger a su familia: "Yo vengo zafando por ahora, pero en cualquier momento me tocará a mí como le viene tocando a todos", sentenció a modo de cierre, desesperanzado por la incesante inseguridad que existe en el tranquilo barrio que vivió toda su vida.