domingo 24 de marzo de 2024

Pérdida del olfato y "olor podrido": los cambios que produce el COVID en algunos pacientes

Los científicos estudian los efectos que el coronavirus tiene en personas que, tras infectarse, tuvieron alteraciones en el sentido que detecta los olores.

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Aunque la pérdida del olfato no es uno de los síntomas más comunes de la nueva ola de contagios provocada por la variante Ómicron, todavía hay personas que siguen sufriendo alteraciones en el sentido encargado de detectar y procesar los olores. En ese marco, los científicos realizaron investigaciones para determinar los efectos que puede tener el COVID-19 en algunos pacientes, entre los cuales destacaron la sensación de sentir olor a podrido.

Según reveló una investigación preliminar que fue realziada en el Instituto Carlina de Suecia, casi la mitad de los infectados con coronavirus en la primera ola tuvieron cambios a largo plazo e incluso permanentes en su sentido del olfato. Esto se denomina  “parosmia” y consiste en un cuadro por el cual se distorsiona el sentido del olfato, ya que la persona pasa a no poder detectar toda la gama de aromas a su alrededor.

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La pérdida repentina del olfato, o la percepción alterada o distorsionada de los olores, surgió como un síntoma inusual a principio de la pandemia, y aunque muchas personas se recuperaron rápidamente, otras descubrieron que su sentido del olfato nunca volvió a la normalidad y hasta sienten malos aromas.

Para averiguar la frecuencia de estas alteraciones, los científicos realizaron pruebas exhaustivas a 100 personas que se contagiaron el coronavirus en la primera oleada de infecciones que recorrió Suecia entre marzo y junio de 2020. En un estudio los científicos concluyen que el 65% de los que se recuperaron del virus mostraban una pérdida de olfato, una reducción o distorsiones del sentido 18 meses después de la infección, en comparación con el 20% de los que no habían contraído el virus.

Por otro lado, una investigación que se impulsó en Uruguay con el apoyo del Ministerio de Salud Pública indicó que el 62% de los pacientes con COVID-19 sufrió algún tipo de alteración del gusto u olfato. Casi la mitad de ellos recuperó el sentido olfativo mientras transitaba la propia infección, pero un 12% demoró más de tres semanas en conseguirlo.

En este marco, la doctora Stella Maris Cuevas, otorrinolaringóloga argentina que trata pacientes con esta patología, dio algunas recomendaciones para evitar la pérdida del olfato y recuperarla lo más rápido posible: “La buena noticia es que la falta de olfato tiene tratamiento médico y, además, el olfato se puede volver a entrenar y suele recuperarse luego de días o de semanas o de meses incluso, siempre depende del momento en el que se consulta”. En esa línea, la especialista aseguró que “desde hace más de una década, existe clara evidencia de que el entrenamiento olfativo con sustancias odoríferas puede restablecer el olfato. En 2009, un grupo de investigadores alemanes liderados por el especialista Thomas Hummel describió esta maravillosa posibilidad de reentrenar el olfato gracias a la plasticidad cerebral”.

“El entrenamiento, como se mencionó, es individualizado y consta, según cada caso, la exposición repetida a olores diferentes a elección del paciente durante el tiempo que sea necesario, de a uno por vez. La base del entrenamiento es que el paciente asocie el olor con su memoria (evocando recuerdos con esa sustancia)”, agregó la experta, y aconsejó “realizar el ejercicio durante 5 segundos a 5-10 minutos, tres o cuatro veces por día. En lo personal, y según mi experiencia, indico al paciente no pasar a un segundo olor hasta que el primero no sea reconocido. Además, le solicito, en caso de tener abolido también el sabor, que pruebe alguna golosina. Por ejemplo, en caso de oler menta, acompañar el ejercicio con una golosina de menta, eucalipto o mentol”.

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