El Gobierno ruso recomendó aplicar una dosis de refuerzo y otra al año ante la nueva variante Delta de coronavirus. La decisión de las autoridades de ese país genera inquietud sobre la capacidad que tendrán para asegurar la llegada de nuevos cargamentos de vacunas, sobre todo con los atrasos en los embarques y en la producción del segundo componente.
En el marco de la campaña de vacunación que Rusia podría reiniciar, las vacunas Sputnik V no serían una alternativa rápida para la Argentina. Por ello, el Gobierno argentino ya evalúa completar los esquemas iniciados con las inoculaciones de otros laboratorios disponibles en el país.
El ministro ruso de Salud, Mikhail Murashko, afirmó que la situación epidemiológica es difícil en las ciudades rusas con más de un millón de habitantes. En esta línea, sostuvo que se deberá aplicar una dosis de refuerzo de la vacuna Sputnik V cada seis meses ante el aumento de los niveles de contagios tanto en personas vacunadas como en aquellas que ya sufrieron la enfermedad.
El Gobierno de Vladimir Putin adelantó que por seguridad se debería suministrar una dosis más un año después de la vacunación y el refuerzo, para terminar de contener la epidemia.
Mientras tanto, en Argentina todavía hay 6.335.425 personas con su esquema de vacunación pendiente por las segundas dosis de Sputnik V que no llegaron. De 7.875.585 dosis Sputnik V aplicadas, solo 1.540.160 recibieron ambas etapas.

En el Instituto Gamaleya justificaron los retrasos en el envío de segundas dosis y explicaron que todo radica en la dificultad de producción, dado que la fermentación del componente 2 es mucho más compleja que la fabricación de la primera dosis.