La UNLP continúa trabajando para diseñar y producir una vacuna contra el coronavirus desarrollada íntegramente en Argentina. Los investigadores que forman parte del proyecto son cuidadosos en cada una de las instancias que debe atravesar el fármaco y aclaran que todavía resta completar una serie de estudios para comenzar a testearlo en personas. Este desarrollo está basado en el empleo de proteínas virales para inducir la generación de anticuerpos.
Teniendo en cuenta la aparición de nuevas variantes del virus, sus impulsores destacan la importancia de pensar una estrategia sanitaria en el mediano y corto plazo.
“Venimos trabajando bastante bien. Desde el principio venimos trabajando con formulaciones que habíamos desarrollado y ya hace algunos meses que estamos inoculando animales. Lo interesante es que con estas formulaciones que ensayamos los animales manifestaron una respuesta inmunológica muy interesante, en el sentido que están desarrollando anticuerpos”, afirmó en diálogo con Radio Universidad el Dr. Omar Azzaroni, Investigador Principal del Instituto de Investigaciones Fisicoquímicas Teóricas y Aplicadas (CONICET- INIFTA).
En ese sentido, adelantó que “eventualmente estamos trabajando con otro set de animales, con nuevas formulaciones porque queremos optimizar la formulación actual y tenemos la idea y la intención de hacer una vacuna que se pueda aplicar por vía nasal”. “Eso nos demanda más tiempo de experimentación y desarrollo de la formulación de la vacuna”, agregó.
Al ser consultado por la etapa preclínica, Azzaroni detalló que “todavía nos queda transitar una etapa muy importante que es lo que se denomina desafío”. Esto es cuando se inocula al animal y esa formulación le genera una respuesta inmune, “lo cual es el primer gran paso, porque si esto sucede significa que tenés la capacidad de desarrollar una vacuna”.
Una vez que se completa este primer paso, los investigadores utilizan al animal que recibió la formulación y se lo enfrenta contra el virus real para observar si se contagia o no. “Si el animal no se contagia significa que la vacuna funcionó. Ahí pasás a la etapa clínica en seres humanos. De acuerdo a lo que nosotros vamos desarrollando y pensando, creemos que el 2021 va a ser una etapa de fase preclínica y para la fase clínica ya empezamos a trabajar e interactuar con actores privados. Imaginate que es una fase muy costosa de afrontar, son varios cientos de miles de dólares que demanda una fase clínica con todos los estudios. Eso es algo que va a involucrar la participación de un privado que coparticipe con las instituciones del desarrollo de toda la etapa de testeo de la vacuna”, manifestó.
Sobre la importancia de que Argentina empiece a desarrollar sus propias vacunas, el Doctor de la UNLP opinó que es fundamental “pensar en la soberanía desde el punto de vista sanitario”. “Es determinante que Argentina desarrolle este tipo de tecnología, es determinante que haya más de un proyecto de vacuna con la posibilidad de tener el abastecimiento tan elemental para que la población pueda hacer su vida con normalidad”, sostuvo.
En esa línea, consideró que es necesario tener una estrategia a mediano y largo plazo contra la pandemia. “Ya sabemos que si no le encontramos la vuelta a este tipo de situaciones sanitarias, el impacto va mucho más allá de lo sanitario. Fijate el impacto de todo lo que tiene que ver con la salud mental de la población, la salud económica, por decirlo de algún modo. No se trata de solamente fabricar una vacuna, es una puerta de entrada a otra condición. Esto genera un cambio de paradigma muy importante, es una situación adversa de la cual tenemos que aprender de ella para superar cuestiones que nos van a tocar muy de cerca en el futuro”, comentó.
En cuanto al diseño que utiliza la vacuna de la UNLP, otro de los directores del proyecto, el Dr. Guillermo Docena, le había dicho a 0221.com.ar que “tiene proteínas del virus y un adyuvante, esto está en todas las vacunas y es lo que se usa activar al sistema inmune para que el mismo genere los mecanismos contra el otro componente. En este caso ese componente son proteínas del virus”. Y señaló: “Nuestro desarrollo no es de las vacunas de ARN como la de Pfizer o Moderna ni la de vectores virales como Sputnik V o AstraZeneca. Es una vacuna más bien clásica. En Argentina no estamos en condiciones de hacer este tipo de vacunas modernas, por decirlo de alguna manera”.
Además, indicó no cambiaron la estrategia que están utilizando los grandes laboratorios e implementarán el mismo mecanismo: generar anticuerpos que se unen a la proteína S del virus y bloquear la entrada del SARS-CoV-2 a las células blanco del organismo. “Todas hacen lo mismo y se están demostrando, a partir del plan de vacunación, que frena la infección. No queremos cambiar nada porque sabemos que eso funciona”, remarcó.
El desarrollo también incluye las colaboraciones ya establecidas del doctor Sebastián Cavalitto del Centro de Investigación y Desarrollo en Fermentaciones Industriales (CINDEFI- UNLP/CONICET), del doctor Javier Santos del Instituto de Químicas y Fisicoquímicas Biológicas (IQUIFIB -UBA/CONICET) y la participación del doctor Alejandro Aiello del Centro de Investigaciones Cardiovasculares (CIC -UNLP/CONICET).