Este martes 16 de junio el femicida Ricardo Barreda hubiese cumplido 85 años y Pablo Martí, su biógrafo y único amigo, se acercó al cementerio y colocó un epitafio en la sepultura del odontólogo que masacró a las cuatro mujeres de su familia.
Este martes 16 de junio el femicida Ricardo Barreda hubiese cumplido 85 años y Pablo Martí, su biógrafo y único amigo, se acercó al cementerio y colocó un epitafio en la sepultura del odontólogo que masacró a las cuatro mujeres de su familia.
“Ricardo Alberto Barreda. 16-06-1935 + 25-05-2020. ‘Arrepentido de mis pecados cometidos”, dice sobre la cruz de la tumba del platense que falleció el pasado 25 de mayo.
La histórica casa de Ricardo Barreda en La Plata fue embargada por una deuda impositiva en medio de las disputas legales en torno a la propiedad.
El cuádruple femicida de La Plata terminó sus días en un geriátrico de José C. Paz y aseguraba no recordar los asesinatos de su esposa, dos hijas y su suegra. Pero entre los escombros, la tierra y el moho en las paredes de la casona de 48 casi 11 quedaron en pausa los movimientos familiares de aquel domingo primaveral del 15 de noviembre de 1992, cuando Barreda mató a escopetazos a Gladys McDonald (57), a Elena Arreche (86) y a sus hijas Cecilia (26) y Adriana (24).
Luego tiró el arma en el Arroyo El Gato, camino a Punta Lara, fue a un hotel de alojamiento con su amante y volvió a la casa para denunciar los crímenes. Pero terminó confesando ante el subcomisario Ángel Petti. Y se inició el relato que se mantiene hasta la actualidad: aseguró que las mujeres lo maltrataban, que le decían "conchita", hasta que se hartó y las mató. En 1995 lo condenaron a prisión perpetua y estuvo 18 años en el penal de Gorina.
“Cuando me muera quiero ser cremado y que mis cenizas sean esparcidas en la cancha de Estudiantes”, fue uno de las últimas confesiones de Barreda a Martí. Pero desde el club no lo vieron con buenos ojos y ni siquiera evaluaron la opción. Finalmente, los restos del asesino fueron enterrados en el cementerio municipal de Marcos Paz.
La cruz fue colocada a pedido del escritor, quien cerca de las 9 de la mañana de este martes se acercó a la necrópolis y se la entregó a los empleados para que quedara frente a la tumba del femicida.