Mientras las autoridades sanitarias siguen de cerca el avance del virus en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) y continúan con los testeos en los barrios más vulnerables de la región, los laboratorios del sector privado no se quedaron con los brazos cruzados y comenzaron con los análisis de muestras para aliviar al sistema de salud público. Este es el caso del Laboratorio de Diagnóstico Molecular de La Plata, que desde principios de abril está realizando hisopados nasofaríngeos en pacientes particulares, empresas y ancianos que deben ser reingresados a geriátricos, entre otros.
El laboratorio, ubicado en 66 entre 3 y 4, cuenta con todas las condiciones de bioseguridad y su personal está altamente calificado para trabajar con muestras que tienen estas características de patogenicidad. Al igual que todos los trabajadores de la salud, los especialistas tuvieron que aprender una serie de protocolos para eliminar las posibilidades de contagio.
“Arrancamos los primeros días de abril, entendimos que más allá del sistema de salud pública, en el ámbito privado teníamos que ofrecer el servicio pensando que gran parte de la población depende de lo privado. Es una solución a este problema, además esto permite alivianar el trabajo del sistema público porque sabíamos que en algún momento se iba a ver sobrecargado al momento de acercarnos al pico de contagios, como está pasando ahora”, le dijo a 0221.com.ar el director del Laboratorio de Diagnóstico Molecular, Carlos Golijow.
En ese sentido, destacó el equipamiento con el que trabajan desde antes del inicio de la pandemia y remarcó: “Tenemos una cabina de seguridad clase II, que no es un elemento común en un laboratorio de análisis clínico, solamente aquellos laboratorios que por su orientación o especialización tienen este tipo de nivel de bioseguridad son los que pueden hacer el estudio de COVID-19”. Y explicó: “Esto posibilitó que nosotros tengamos la chance desde el momento 0, tenemos la bioseguridad para manejar la muestra y teníamos la plataforma de PCR en tiempo real para poder resolver el diagnóstico”.

Más allá de que sea un laboratorio privado, una persona no puede presentarse en el lugar, tocar timbre y pedir que le realicen el hisopado para saber si tiene o no coronavirus. No funciona así. Para hacerlo, primero se genera un contacto telefónico o por Internet para que el paciente complete un formulario, similar al que utiliza el Gobierno nacional para determinar un caso sospechoso. “Nosotros tenemos una serie de datos, incluido los síntomas que presente, ahí se le otorga un turno porque las tomas de hisopado las tenemos que separar de la extracción de sangre. Tenemos este esquema para que no haya diez personas esperando en la sala”, comentó Golijow.
Según indicó, algunas de las razones para realizarse el análisis de COVID-19 son: personas mayores que tienen que ser regingresadas a un geriátrico (se necesita tener una PCR negativa para que la acepten); ciudadanos que van a ser repatriados a países extranjeros; pacientes que no cumplían en su momento con la condición de sospechoso pero si tenían síntomas y entonces acuden al laboratorio. “En todo esos casos, hay un procedimiento que está determinado acá para que el una persona acceder a la prueba”, señaló el director del laboratorio.
Una vez que están los resultados, el personal de Diagnóstico Molecular carga los datos al Sistema Integrado de Información Sanitaria Argentino (SISA). “Dentro de esa planilla están todos los datos filiatorios que el SISA pide por si el paciente da positivo y así se le puede hacer el seguimiento”, contó Golijow.

Al ser consultado por el costo del análisis de coronavirus, el docente de la UNLP e investigador del Conicet contestó: “Sale $4800, hay algunas obras sociales y prepagas que lo empezaron a cubrir”.

Hasta el momento, el laboratorio realizó más 600 hisopados nasofaríngeos en pacientes particulares, empresas y geriátricos. “Algunos geriátricos decidieron hacer un testeo sistemático de los trabajadores entonces como ellos se mueven por grupos de trabajo que quedan internados junto con los internos del geriátricos de varios días antes del ingreso se realiza el testeo. A medida que van cambiando los grupos, se testean grupos nuevos. También están las empresas de Buenos Aires, donde nos llaman vamos y hacemos los testeos masivos en empresas enteras. Sean empresas de carga, depósitos fiscales, empresas de residuos patogénicos. Le damos servicio a hogares de día, hay muchos”, enumeró en diálogo con 0221.com.ar.
Además de contar con todas las condiciones de bioseguridad y protocolos sanitarios de prevención, todo el personal del laboratorio también se somete al análisis cada siete o diez días. “Lo hacemos de forma sistemática porque necesitamos identificar cuanto antes para que, si hay una persona contagiada, necesitamos separarla cuanto antes. Hasta ahora dimos todos negativos”, indicó.

Para realizar el hisopado en personas asintomáticas, los integrantes del laboratorio utilizan el traje “mono” o “Tibet”, también llamado “mameluco” que cubre completamente la superficie corporal por lo menos hasta el cuello, incluyendo parte posterior de la cabeza. Además, se colocan máscaras P100 (que tienen un nivel de seguridad más alto que el N95), antiparras, máscara total facial y dos guantes de látex.
“La muestra se analiza dentro de una cabina, donde una sola persona hace la extracción de los ácidos nucleicos. Tenés la muestra que va dentro de un tubo que tiene una solución fisiológica. Ese tubo es contaminante porque no sé qué es lo que tiene adentro, por eso la cabina de seguridad cuenta con un flujo de aire que impide que salga cualquier cosa y tome contacto con el operador”, comentó y aclaró: “Ahí se le pone un hipoclorito para que la muestra sea inactiva. Eso va a un buffer, que destroza toda membrana, en ese momento se inactiva el virus”.

Luego se hace la extracción del material genético del virus, más conocido como ARN, y se coloca en el termociclador para amplificarlo y saber si la persona tiene coronavirus. “Son dos o tres tandas de extracción porque uno no quiere cometer errores y por eso nuestro tope son 20 muestras. Una vez que se obtienen los ARN, se largan las PCR”, remarcó.
Teniendo en cuenta el nivel de propagación del COVID-19, una vez que se termina el procedimiento es necesario descontaminar todos los elementos utilizados para no exponerse a ningún riesgo.
En cuanto a un posible colapso del sistema público y sea necesario la participación de los laboratorios privados, Golijow destacó que “todos tienen un límite, en este momento estamos analizando 30 pacientes a diario y creo que podríamos llegar a 90, en estas condiciones”. “Si nos supera, tenemos una alternativa que es instalar una segunda plataforma o hacer una asociación estratégica con un laboratorio para derivar las muestras”, puntualizó.

Para finalizar, el especialista manifestó su preocupación por la cantidad de pacientes crónicos que no están acudiendo a realizarse los controles de rutina y están esperando hasta último momento para hacerlo, cuando el cuadro puede ser mucho más grave. “Hay un montón de pacientes crónicos que no se están controlando: pulmonar, cardíacos, diabetes, renal, hepática, metabólicas. Nosotros dependemos de lo que el médico manda como estudio, es muy raro que una persona venga a un laboratorio a hacerse un estudio. La persona recién está llevando cuando la infección es avanzada o no aguanta el dolor, creo que vamos a ver las consecuencias en un tiempo”, concluyó.
Los interesados pueden comunicarse vía Whatsapp o visitando el sitio web del laboratorio.