Armar un trípode con el tuvo de un rollo de papel higiénico para que el celular quede firme, disponer de otro teléfono a través del cual el director pueda evaluar lo que se va filmando, prever que no se agote la batería, rogar que la luz que ingresa por las ventanas no varíe de un día a otro para no romper la continuidad, apretar “REC” y colocarse delante de la cámara para empezar a actuar la escena. Alejo García Pinto se apasiona cuando cuentas los avatares de la filmación de “Pedro 2ºA”, el cortometraje dirigido por Nicolás Tuozzo que fue presentado el viernes pasado a través de las redes sociales. Una historia mínima pero profunda de un enajenado ser que desde su departamento vive y sufre la pandemia de coronavirus como probablemente lo hagan muchos argentinos.
El resultado, de extrema calidad tanto actoral como técnica, es llamativo sobre todo teniendo en cuenta las condiciones de realización: sin salir de casa, con dos teléfonos como únicos elementos y con el director siguiendo las escenas a través de Zoom a varios kilómetros de distancia.
“Todo surge de mi celular” -cuenta el actor a 0221.com.ar y expone una foto del artilugio con el que logró una imagen estable-. Ese registro fue subido a una nube donde lo tomó el director para el montaje y para reenviarlo al sonidista que hizo su trabajo. Algo más de dos días de grabación a principios de mayo y aproximadamente una semana de edición fueron suficientes para que los ocho minutos que dura el corto estén listos para su publicación.
EL RODAJE
Actor y director se conocieron en la filmación de la película Los Padecientes que protagonizan Benjamín Vicuña y la China Suárez, sobre una una novela de Gabriel Rolón, el contacto que los unió. De ese momento quedó una buena relación y por eso la convocatoria. “No nos volvimos a ver hasta que me llama para proponerme esta cuestión, que puede ser considerada una locura: filmar un corto sólo en mi casa, con un trípode hecho con el cartón de un rollo de papel higiénico al que hay que hacerle unos recortes para que el celular calce y quede firme”, relata.

A su vez necesitaron construir el modo a través del cual Tuozzo pudiera seguir las escenas. Fue necesario otro celular y conectar la aplicación Zoom. “Él me mandó el guión y yo le mostré un plano de mi casa, para que supiera cómo era la distribución de las habitaciones y le filme un recorrido para que viera cómo entraba la luz o todo lo que le pudiera servir”.

El rodaje comenzó con García Pinto, muchas veces con la asistencia de Ingrid, su compañera, colocando el celular donde lo indicaba el director, marcando “acción” para sí mismo y colocándose en cámara para protagonizar las escenas. “Nico miraba todo a través de otro celular más viejo, mirando la pantalla del teléfono mío que es un poco mas nuevo y es el que usamos para grabar”, dice Alejo y admite que la experiencia fue “un poco como tirarse a la pileta”: “Era jugarnos a que saliera bien, incluso haciendo foco, porque los celulares podían traicionarnos porque tienen foco automático”.
“Es decir que tuve que hacer un poco de director de fotografía, de tiracable, de camarógrafo, de electricista, ayudado por mi mujer. Grabar en equilibrio una situación que a priori me parecía muy difícil de hacer. Fue muy trabajoso y agotador, pero el resultado fue muy sorprendente porque nunca pensé que podíamos lograr una calidad de imágenes y de luz como la que logramos”.

En paralelo, el director hizo un trabajo parecido con el periodista Mario Massaccesi, el otro personaje humano (también está Vicky, la perra de García Pinto) que aparece en escena a través de una pantalla de televisión, repitiendo como una mantra permanente noticias relacionadas con el coronavirus. Un bombardeo no tan lejano al que hoy emiten los canales de televisión, que llega a meterse de modo insospechado en la cabeza de Pedro, el personaje principal.
“El mensaje que intentamos dar es una mirada distinta, otro color, aunque el prisma de la pandemia es el mismo”, dice el actor. “Cuando girás ese prisma encontrás que todos tenemos algo de Pedro, este personaje que está bordeando la locura”, dice sin abundar en sus características para no incurrir en spoiler.

Describe como un grotesco al registro usado. Una exageración de la realidad, pero basado en algo que existe. “Todos tienen un Pedro cerca” y marca los extremos: “Si hay gente que va a una plaza sin barbijo a pedir que se levante la cuarentena o que niega el coronavirus y teje historias inverosímiles, porque no pensar que un personaje como Pedro pueda existir. Y en este caso el grotesco nos permite contarlo con un tono y un humor que no es posible contar desde el otro extremo, desde el patetismo de un grupo que aunque no es muy grande cuenta con algunos personajes muy conocidos, que están instando a romper la cuarentena o que están planteando que todo es un plan macabro de un gobierno que pretende mantenernos encerrados, no sabemos con qué fin”.
EL CINE ES OTRA COSA
La repercusiones fueron inmediatas y la historia de Pedro puede disparar una saga, sólo si las condiciones económicas se dieran. “Fue un experimento y no habría otro, salvo que aparezca una productora interesada en seguir con las historias de Pedro, porque el personaje nos dio letra para un montón de cosas”.
García Pinto tiene claro y remarca como declaraciones de principio que no comulga con la difusión de arte de modo gratuito a través de internet y que la producción de cine es algo muy distinto, donde intervienen múltiples protagonistas: el director, más actores, vestuaristas, maquilladores, escenógrafos, técnicos, director de arte y de fotografía, iluminadores, sonidistas, continuistas, entre muchos otros.
“No pretendo que esto sea la legalizacón de que se puede prescindir de tanta gente, porque no es así. Tuvimos la suerte de tener una luz linda durante los dos días que grabamos y un ambiente grande con buenos ventanales”, relata. Pero resalta “no quiere decir que esto sea una nueva forma de encarar el cine. De esta manera se puede hacer un corto y a duras penas. Necesitamos que vuelva la actividad de la industria del cine, la TV y el teatro”.
“Surgió como la necesidad de poder contar algo, aprovechar que estamos guardados, yo no pienso que haya que regalar el trabajo ni estoy muy de acuerdo con subir gratis obras de teatro que ya han sido filmadas porque llevaron mucho laburo, mas allá de que colaboro cuando me piden acompañar, pero actuar por actuar no lo hago, porque ese es mi trabajo y es sagrado”, explica.

Pero cree que el caso de “Pedro 2ºA” merecía una excepción, “porque fue un experimento que podía servir para sacarle una sonrisa a alguien desde otro lugar”.
LA RADIO
Como todos, Alejo García Pintos tuvo que reconfigurar su vida por la pandemia. Y eso incluyó a sus proyectos con 221 Radio la emisora en la que hace aire desde el año pasado, cuando arrancó con No es tan así. Este año empezó con El Cafecitopero a poco de andar se decretó el aislamiento social, preventivo y obligatorio.
Como en el cortometraje que acaba de difundir “ahora es todo telefónico”. “Repensamos la manera en que yo podía seguir vinculado y durante el mes de abril hice 20 podcast, en dos tandas de diez, con entrevistas a distintas personas que a mi interesaba, con las mismas diez preguntas”, dice. Los envíos fueron emitidos en distintos horarios.
En mayo retomó una rutina con El Cafecito, el programa central de la mañana de la radio. “Todos las semanas, la salida es a través de un vivo de Instagram con todo lo que habitualmente hacemos con Marianela (Tosetti) y Marcos (Vitale).