jueves 13 de noviembre de 2025

Coronavirus: científicos platenses proponen realizar una vacuna a base de plantas

Expertos del CONICET de La Plata presentaron un proyecto para realizar una cura contra el COVID-19 con una alternativa vegetal. La idea fue propuesta en el marco de una convocatoria nacional que busca soluciones a la pandemia.

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Científicos platenses propusieron hacer una vacuna alternativa para el coronavirus a base de plantas. Se trata de expertos de un proyecto de expertos del CONICET La Plata, quienes plantearon la idea de crear una cura compuesta por extractos vegetales.

En medio del avance del COVID-19 a nivel global, la comunidad científica mundial está en la búsqueda de una vacuna para ponerle fin al virus. Aunque las opciones más avanzadas pertenecen a expertos de la Universidad de Oxford, Inglaterra, existen otros 70 estudios experimentales aprobados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) que se encuentran en etapa preclínica.

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En ese contexto, los profesionales de la ciudad presentaron su idea, que propone hacer una vacuna a base de plantas para combatir a la pandemia: “Desde el Instituto Tecnológico de Chascomús (INTECH, CONICET-UNSAM-asociado a CICPBA) acaba de surgir una Idea Proyecto (IP) en el marco de la convocatoria de la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (Agencia I+D+i) para el financiamiento de iniciativas que aborden la problemática del COVID-19, que propone la formulación de una vacuna a base de plantas –específicamente, una variedad del tabaco– para atacar la infección con SARS COV-2.”, expresaron los profesionales.

Según explicaron, la opción que propusieron los científicos platenses es desarrollar una vacuna alternativa y de menor costo: “Planteamos el desarrollo de plataformas de expresión de moléculas candidatas para vacunas alternativas a las disponibles en la actualidad, más económicas, versátiles y de manejo sencillo”.

La investigadora del CONICET Marina Clemente habló de la importancia de llegar a una solución contra el coronavirus, ya que es una enfermedad que es probable que siga en los próximos años. En esa línea, precisó que “los esfuerzos por encontrar tratamientos adecuados son esenciales para asistir eficientemente a los casos graves en el corto y mediano plazo, pero a futuro lo ideal sería contar con una vacuna para prevenir esta enfermedad. Es de público conocimiento que hay varios desarrollos en curso, la mayoría son a partir de cultivos de células de mamíferos que permiten obtener proteínas complejas, pero esto trae como correlato una serie de complicaciones”.

 “El desarrollo de las líneas celulares de mamíferos que se cultivarán para elaborar el fármaco y los procesos implicados son sumamente costosos y laboriosos; su manejo requiere personal técnico especializado; y esos cultivos son altamente susceptibles de contaminación con patógenos animales, lo que acarrea un incremento adicional en los valores de producción dado que el proceso debe detenerse y recomenzar para eliminarla. Adicionalmente, eso puede representar un riesgo para la salud humana, lo cual suma complejidad a estos procedimientos”, agregó Clemente.

Según dijo la profesional, “las plantas pueden ser cultivadas en un invernadero o en un laboratorio de bioseguridad. Los costos de su mantenimiento son bajos en relación con otros sistemas de producción basados en cultivo de células y pueden generar proteínas complejas al igual que las líneas celulares, pero de forma más barata. Además, su uso elimina la contaminación potencial del fármaco con patógenos animales, aumentando así la seguridad”.

Sobre la elaboración de la vacuna, precisó: “Implementamos nuevas estrategias que minimizan la degradación de las proteínas foráneas y favorecen la estabilidad de los candidatos a vacunas. Este enfoque permite mejorar el valor de las plantas como biofábricas para los sistemas de vacunas, ya que favorece la estabilidad de la proteína candidata y potencia su función como vacuna en una plataforma de fabricación única, de bajo costo y de producción a gran escala”.

Asimismo, la investigadora afirmó que la planta que se propone utilizar para la vacuna es el tabaco, de la cual tienen amplio conocimiento científico: “La idea es producir en ella la proteína Spike del virus SARS COV-2, ligada a otra denominada de estrés térmico (Hsp90) presente en la propia planta. Ésta funciona como un acarreador y estabilizador de la proteína que nos interesa y según nuestras investigaciones aumenta la eficiencia del proceso de producción en el tejido vegetal. Además, presenta una ventaja adicional ya que potencia la respuesta inmune del individuo que recibe la vacuna”.

Por último, Clemente sostuvo que la variedad de tabaco que se usará en caso de ser aprobado el proyecto “es una especie denominada Nicotiana benthamiana que no se usa en la elaboración de productos de tabaco tradicionales, y debido a eso es una de las más aplicadas en el desarrollo de biofábricas vegetales. Además no tuvo necesidad de desarrollar resistencia a muchos patógenos de plantas; germina y crece rápidamente; y la mayor parte de la planta está compuesta de hojas, y es allí donde se producen las proteínas”.

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