Christian Garzón, un médico veterinario de 27 años que llegó desde Colombia para hacer un posgrado en la UNLP, murió a las 17.30 del pasado martes. Estaba internado en el Hospital Alejandro Korn de Melchor Romero tras haber terminado en un coma inducido por la brutal paliza que recibió en la Unidad Penal Psiquiátrica N° 34 de esa localidad, hasta donde había sido trasladado tras agredir a una pareja, en medio de un brote psicótico.
Cerca de la medianoche del pasado 13 de diciembre una fuerte discusión de una pareja en la pensión en la que vivía desató el cuadro de Christian. "Pese al evidente estado de descompensación que sufría, los agentes policiales lo trasladaron de inmediato a la comisaría 2º de La Plata, en lugar de requerir la intervención de los dispositivos de emergencia en salud", informó días después la Comisión por la Memoria (CPM), que intervino en el caso y denunció el estado en el que se encontraba el joven, indicando que "pone en evidencia las graves violaciones de Derechos Humanos cometidas por la justicia provincial y la policía bonaerense que incumplen la ley nacional de salud mental".
El veterinario colombiano quedó detenido acusado de "violación de domicilio", por haber ingresado a la habitación de la pareja; y "amenazas graves" contra los policías que lo detuvieron. El jueves pasado, finalmente, le retiraron esos cargos, pero ya era tarde.
Luego de 48 horas detenido, el estudiante fue derivado al Hospital de Melchor Romero y un equipo interdisciplinario le realizó una evaluación. Los profesionales concluyeron que cursaba un "episodio psicótico" y, según la CPM, hasta le prescribieron un tratamiento farmacológico. El joven, sin embargo, volvió a ser llevado a la comisaría Segunda y allí permaneció hasta el 18 de diciembre, cuando fue trasladado a la Unidad Penitenciaria Psiquiátrica N° 34.
Dos días después, según confirmó luego el Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB), "Christian Mauricio Moreno Garzón fue agredido por otro detenido en el Área de Sanidad". Los exámenes posteriores indicaron que sufrió "un traumatismo encéfalo craneano (TEC), con heridas contuso cortantes en rostro, trastornos del nivel de conciencia y un edema bipalpebral", a lo que se sumó un paro cardíaco que obligó a internarlo en terapia intensiva y en un coma inducido.
"Él era un gran muchacho que vino a aprender de ustedes. Él quería a la Argentina, tanto que ya tenía trabajo allá en Antioquía, pero él prefirió quedarse aquí", contó horas después de su muerte Mariela Garzón, su mamá, en diálogo con Tiempo Argentino y agregó: "A mi hijo le violaron todos los derechos, lo trataron como un perro. Gracias a dios, no mató a nadie, no hirió a nadie, no dejó una persona sufriendo, no cometió ningún delito".
