Durante la noche de este último lunes se encendieron todas las alarmas en el mundo maradoneano por la noticia de la internación del Diez. Diego Armando Maradona pasó la noche en una habitación de la clínica Ipensa, en 4 y 59, para realizarse una serie de chequeos que den respuesta a su preocupante estado anímico y físico.
Leopoldo Luque, médico personal del DT de Gimnasia, fue el encargado de comunicarle a la prensa qué es lo que estaba pasando con Diego. El profesional explicó que Maradona sufrió "mucha presión" en el marco de su cumpleaños número 60, el viernes pasado, tras lo que notaron "un bajón anímico que le afectó principalmente la alimentación". "Lo vimos con un actitud diferente y decidimos venir a controlarlo y ponerlo un poco mejor", contó.
“Está mal psicológicamente y repercute en el cuerpo. Se alimenta mal, te cambia todo. Es el factor principal que lleva a que sea internado”, agregó el médico, confirmando la sensación general que quedó en el mundo del fútbol y de todos los que aman al mejor jugador de todos los tiempos, luego de verlo el viernes pasado en el Bosque. Su estado no era el mejor; casi que no podía caminar y menos hablar. “Es una persona de edad, con muchas presiones en su vida, cumplió 60 años y hay que ayudarlo. Es difícil ser Maradona”, remarcó Luque.
No es la primera vez que Diego cae en un pozo durante este fatídico 2020. En junio se había pronunciado su bajón producto del aislamiento por la cuarentena y los problemas en su familia. A partir de ese momento fue Luque quien se acercó como nunca para darle una mano, según relató él en aquella ocasión. Así fue como el neurocirujano ideó el plan "Maradona fitness", con el que Diego logró bajar al mes siguiente 11 kilos, dejar el alcohol y hasta volver a patear una pelota, que increíblemente ya no lo podía hacer.

Ahora, en el en entorno de Maradona aseguran que en las últimas semanas volvió a bajonearse. Tres situaciones resultaron trascendentes para cavar el nuevo pozo anímico: nuevos roces familiares, en el umbral de su cumpleaños; el hecho de verse obligado a aislarse ante un contacto estrecho con un caso sospechoso por coronavirus; y la cercanía de su aniversario 60 sin sus padres. “Los extraña mucho. Por ese tema, no quería saber nada con su cumpleaños”, remarcaron sus íntimos según informó Infobae.
Así fue como su bajón repercutió en un desequilibrio en su alimentación diaria. Por la medicación que toma, Luque y un equipo de nutricionistas le habían indicado una dieta estricta y necesaria, que venía cumpliendo. Maradona se salteó algunas comidas, no tomó la cantidad de líquido indicada por los profesionales y, en ese contexto, durante dos días, realizó la rutina física exigente que venía siguiendo, gastando energías de las que no disponía.

Durante el viernes de su cumpleaños, Maradona estaba nervioso y ansioso. Por la tarde terminó yendo al Bosque pero su imagen fue triste y preocupante. Tuvo que abandonar el partido al rato sin poder disfrutar del 3 a 0 de Gimnasia a Patronato. Esa fue la última imagen pública del Diez. Diego terminó viendo el partido por TV y se marchó a su habitación, una vez más, sin cenar. El fin de semana el panorama no se modificó. Y este lunes por la mañana las alarmas sonaron con mayor estridencia, resumió aquel portal.
“Lo veía a Maradona como cuando está malo; no habla, no acepta ayuda. Yo soy el médico, no el papá de él. Hay veces en las que hay que invadir un poco más y éste era el momento”, dijo Luque. Por su parte, con su abogado Matías Morla, Diego tuvo una discusión. “Tenés a todos los profesionales a disposición. Es por tu bien”, intentó persuadirlo de que una internación era la mejor opción. “No quiero estar un mes internado”, fue la preocupación lanzada por el Diez. “Aparte tengo que dirigir el domingo”, añadió, en alusión al duelo entre Gimnasia y Vélez por la segunda fecha de la Copa de la Liga Profesional. Ahí entró en escena Luque: “‘Vení conmigo que el domingo no vas a dirigir, vas a jugar’, le respondí”.

“Yo le dije: ‘Che, Diego, vamos a una clínica, tenés que estar mejor’. Me dijo: ‘Dejame de hinchar’. Hasta que dijo: ‘Bueno, vamos’. Es un chequeo general. Hay que estar tranquilos, Diego está bien, pero puede estar mucho mejor. Es una propuesta terapéutica que aceptó”, narró el neurólogo.
Luque aclaró que "Diego está bien" y agregó que "si quiere se para y se va". "No es un cuadro grave ni nada", remarcó y descartó que vaya a ser trasladado a otro centro asistencial en la Capital Federal, como había trascendido. Pero lo cierto es que una vez más el misterio por los manejos de su entorno vuelven a preocupar a quienes lo siguen y lo quieren, porque más allá de las explicaciones y justificaciones que brinden, Maradona está internado previo a dejar una imagen triste en una cancha de fútbol, totalmente expuesto, entregado a un destino que no puede manejar.