"Estuve 6 años con el papá de mis hijas. Fue una relación de idas y vueltas y juntos tenemos dos hijas. Cuando tenia 3 meses aproximadamente de mi primer embarazo él empezó con la extorsión. Me decía que como estaba embarazada no podía salir a ningún lado. Yo, madre primeriza, no sabía. Me decía que prefería pasar a buscarme por los lugares y un día, como dijo que iba a venir y no vino, yo me fui a la casa de una amiga. Él terminó yéndome buscar de mala manera, discutimos, le dije que yo podía hacer lo que quería y me empujó. Yo me caí y me levantó mi amiga; él se fue para atrás, como diciendo 'me mandé un moco'".
La que habla es Rebeca Bazán, una platense de 27 años que ya denunció 16 veces a su ex, A.E.G., por violencia de género. Estas fueron las primeras escenas de un drama que se volvió cotidiano. Después de ese episodio, Rebeca fue a lo de su hermana y más tarde regresó a su casa, suponiendo que su pareja no se encontraría. "Cuando entro él estaba ahí, había dejado el auto en otro lado, estaba sentado... con cara de psicópata. Esto puedo verlo hoy. Fuimos al fondo de mi casa a hablar, me puso contra la pared y literalmente me mordió la nariz... cuando vio que me salía sangre me tapó la boca y me empezó a gritar", relató Rebeca en diálogo con 0221.com.ar, pasados unos años de aquel primer hecho.
"Con 16 semanas de embarazo, yo no quería escuchar. Pensaba: 'bueno, este pibe por ahí no tiene el apoyo de nadie'. No veía que era un psicópata", advirtió Bazán. Tiempo después, cuando tuvo pérdidas en su embarazo, el victimario se negaba a acompañarla al hospital. Ella decidió ir sola, pero de camino "me partió el teléfono en la calle, me empujó y me pegó una cachetada. Yo empecé a llorar y justamente pasó un patrullero, él me dijo: 'ni se te ocurra decirles nada'". Una vez en el establecimiento, las médicas se dieron cuenta de que algo no andaba bien: "Yo estaba con contracciones a los 4 meses, me dejaron internada y me preguntaban si me sentía bien, porque yo no paraba de llorar. La médica me insistió mucho, y cuando me saqué la remera me vio un moretón en el brazo recién apretado y dijo: 'Este chico te pegó'".
Cuando le dieron de alta, Rebeca fue a lo de su mamá. "Él se apareció ahí y empezó a hacerme la psicopateada del 'no lo hago nunca más'. Volví con él. En ese momento no me dejaba plata, no me dejaba ni una fruta, no podía hacer nada", recuerda. Cuando nació, la beba -que hoy tiene 5 años- debió pasar unos días en el Hospital de Niños por problemas de salud. Allí ocurrió otro violento episodio, donde A.E.G. le cortó con un fierro el brazo. "La nena estaba muy grave y él se arrodilló en el hospital de Niños diciendo que si ella se moría él se mataba... Volví nuevamente con él. Al tiempito quedé embarazada de vuelta, de la nena que tengo ahora de 3 años. Él desapareció todo el tiempo de embarazo, no lo vivió", contó Rebeca.
Luego de eso, la joven consiguió un trabajo. "Empecé a sentirme independiente, como que podía, que nada me podía bajar. Un día él viene a mi trabajo, yo estaba en un supermercado. Directamente le tiró un piedrazo a uno de los dueños. Pedí un perímetro en la comisaría y lo violó a 3 cuadras; cuando me cagó a trompadas volví a la comisaría y él estaba a 3 cuadras y media trabajando, tuvieron que notificarlo de que tenía un perímetro", explicó. "Les pregunté si no lo iban a detener, pero me dijeron que no". Esto fue a principios del 2016.

Desde ese momento hasta ahora, Rebeca suma 16 medidas judiciales: 8 denuncias por violencia y 8 denuncias por violación a la restricción perimetral por parte de A.E.G. Uno de los episodios de violencia más graves fue en mayo de este año, a fin de mes, más precisamente el 29, cuando hubo paro general. "Me lo encontré cuando salía de mi trabajo, en 32 y 149. Él me decía 'sos una puta', y me tiró un balde de agua que había ahí. Yo me quedé empapada mirándolo. Ahí él me pegó una piña en la frente, sentí que se me hinchaba la cara y me empezó a pegar, a pegar, a pegar... mi compañera empezó a los gritos a pedir que llamen a la policía", recordó.
En aquel momento Rebeca, asustada y mareada por los golpes, entró a un zaguán para protegerse. "Pero él vino y me volvió a cagar a palos, y después se fue corriendo. Hacía unos días que estaba trabajando en esa zona, me enteré después", explicó. En esa ocasión, la policía ni si quiera le pidió los datos, y ella terminó pidiéndoselos a la policía "porque estaban haciendo mal su trabajo, cosa que en la comisaría me ratificaron". Una vez en la Comisaría de la Mujer, la joven radicó la denuncia y fue a hacerse el reconocimiento médico legal a la Comisaría Segunda. " Al otro día fui a pedir que me den un rastreador, en Fiscalía me dijeron que ya había girado la denuncia y me tomó declaración la ayudante de (la fiscal especializada en Violencia de Género, Mariana) Rufino".
Según Rebeca, la Justicia pasó a tomarla en serio recién cuando el canal de televisión Sicardi TV le hizo una nota. "Eso llegó a la fiscal y ahí me atendió, me citó. No era la primera vez que me pegaba ni que tenía testigos. En ese encuentro Rufino me dijo que la comisaría no giraba las denuncias: en 2017 y 2018 había denuncias que la Fiscalía no tenía", aseguró. A ella le habían puesto una custodia fija, pero nada de eso sirvió contra el último ataque de A.E.G.: "Cuando estaba saliendo de mi casa él pasó con su auto y quiso tirármelo encima. Bajó el vidrio y miró a la policía de forma amenazadora", contó.
Volvió a radicar la denuncia y le dijeron que el pedido de detención ya había girado al juzgado de Garantías. "Pero al otro día cuando fui a ver la carátula vi que era por lesiones": el hecho, ocurrido en los primeros días de junio, hizo que la Justicia lo detuviera pero bajo un delito que es rápidamente excarcelable. Y Rebeca no se olvida de las amenazas de muerte que recibió. A todo esto se suman dos factores: el implicado ni si quiera paga las cuotas alimentarias de sus hijas y, según denuncia Rebeca, mandó a su abogado a hostigarla a ella y a su familia. "Yo no tengo plata para un abogado. Por eso necesito que sea la fiscal la que cambie la carátula y las amenazas no se hagan realidad".